viernes, 2 de febrero de 2024

Mi destino está en otro lugar: Capitulo 1

 Capítulo 1

Prisionero por casualidad


Tiempo de lectura promedio: 4 horas y 8 minutos. 


Para llegar a este lugar místico. Una vez atravesada la cueva abandonada, se tiene que pasar cerca de un pequeño acantilado cubierto de pasto, piedras y algunas enredaderas con duras y largas espinas. Desde allí comienza una empinada escalada qué pone a prueba la fuerza y resistencia de las piernas. 


El camino es relativamente fácil, incluso le instale algunas barandillas en las partes más complicadas y mejore algunas piedras, estratégicamente colocadas, a modo de escalera para agilizar el paso y la seguridad. Con cada día que pasaba se me ocurría algo para seguir mejorando el lugar, desde letreros en plástico bío-degradable, hasta iluminación.


Es peligroso para un principiante, pero es un lugar perfecto, para disfrutar de respirar de un aire menos contaminado. En todos los sentidos del contexto.


Durante las festividades vacacionales, vengo para liberarme del estrés rutinario, solía escaparme a este hermoso entorno paisajístico. Es mi última graduación educativa y quizá me tenga que mudar con mis padres, pienso aprovechar el fin de año, haciendo nudismo y meditación o yoga, según lo necesite, en esté lugar secreto, al qué yo llamo, el paraíso de las musas. Un nombre poético para un lugar de ensueño.


El verdoso césped silvestre cosquillea mi piel desnuda. Hojas verdes, amarillas, blancas, azules, rosadas y rojas crujen bajo mi espalda. Una brisa de montaña acaricia los árboles, llenando de aromas dulzones el aire. Es mi paraíso secreto.


Mi refugio para escapar del mundanal. Un edén escondido a los ojos de otros, en lo alto de una montaña con riscos escarpados, rodeado de una gran vista a increíbles acantilados, pequeños caminos empinados y algunos montes no tan empinados, por los que poder deslizarse.


Oasis de paz donde puedo leer con un libro sobre mi cara y refrescarme junto al transparente lago, alejado del estrés urbano. O adentrarme a imaginar cada escena de: la vida después de la muerte o la venganza del sabueso de sangre de hierro.


Llevo unas horas asi de relajado, es mi premio por haber sobrevivido a la cueva y caminado unos cuantos metros desde dónde estacione mi bicicleta. No tengo prisa por dejar este estado de relajación. Pero mi momento de calma llegó a su fin cuando una extraña luz envolvió el cielo.


Son las 8 y el cielo esta teñido de esos colores de ocaso, el murmullo de la brisa es una canción sosegada. Quitando el libro de mi cara, me senté en mis piernas y respiré profundo. Miré alrededor mientras el sol se deslizaba suave por el horizonte. Me di cuenta de lo hermoso que es el mundo, y me sentí muy afortunado de estar aquí.


El tiempo había pasado más pronto de lo que hubiera querido. El clima cálido y la fresca brisa que te agita el cabello, facilita una relajación profunda y me ayuda a terminar el capítulo de mi lectura. La cual acompaño siempre con agua mineralizada y manzanas en el mejor estado de frescura posible. Aprovecho, ya qué normalmente, todo lo que se puede comprar y comer es deshidratado, si tienes suerte podrás sentir alguna textura en el polvo.


Hoy, al ser pronosticado uno de esos días de clima tranquilo y de momentos impredecibles, no me sorprendí al notar qué el ambiente cambia a una velocidad mayor a la común. Me preparé en un salto para irme, reabrí mis ojos entrecerrados y me levanté rápidamente del suelo, caminé sin acelerar, al improvisado estacionamiento de piedra, donde está mí bicicleta, allí también se encuentra esperando mi ropa limpia y seca, como si de un pequeño paseo se tratase. Ya era tarde y no quiero regresar.


Me detuve un instante junto a mi transporte, mientras me estiraba para quitarme la pereza. Aún estoy con los efectos de la resaca. Ayer había hecho una fiesta en casa y todavía me estoy recuperando de esos molestos efectos secundarios.


El olor a tierra húmeda inundó mis fosas nasales cuando la primera gota de lluvia cayó sobre mi rostro. El susurro del viento entre los árboles se convirtió en un lamento fantasmal. Los pelos de mi nuca se erizaron frente a la idea de volver a la entrada de aquella siniestra cueva. Dónde, según los lugareños, habitan las almas de los difuntos.


Revise mi dispositivo para mandar un mensaje y ver si puedo llegar de visita a casa de alguna amistad, pero aún no puedo. Llevo dos horas sin conexión a Internet, por una avería. Otro día en este suplicio interminable. No sé cómo la humanidad sobrevivió antes sin wifi… Debieron ser tiempos muy oscuros.


Me estaba poniendo el bóxer. Entonces… soplo un fuerte viento frío y fui empujado a saltos sobre un solo pie, qué en ese instante se había acalambrado, por el mal intencionado ventarrón. Haciéndome llegar hasta estar muy cerca del borde del acantilado, con mi pie doblado. Donde por exceso de confianza en mis algo experimentadas capacidades, perdí fácilmente el equilibrio. Con las prisas al menos pude ponerme bien el bóxer que tenía entre manos.


Es una vergüenza que me encuentren impresentable, solo por algo tonto como el aire. Intenté mantener el equilibrio al igual que mi confianza, pero al final caí por el acantilado, bastante profundo: tanto como para dificultar ver su fondo con claridad, apenas percibo mi entorno, sintiendo las piedras, espinas y otras asperezas del terreno. Más que asustado, con el corazón a toda velocidad y mi mente ralentizando el tiempo para mostrarme lo que vivo.


Preocupado por los golpes y lo que sería de mi familia, intente sujetarme de lo que fuera, mientras aumenta sin mí control la aceleración, el dolor y la desesperación.


Después de un corto tiempo rodando cuesta abajo, un vórtice de luz me cegó, a pesar de tener mis ojos cerrados, veo el blanco brillante de ese extraño evento. Consumido, no pude evitar darme cuenta del aumento de mi velocidad por una fuerza abrumadora y extraña, que me succiona como envolviéndome en el viento. Me lleva, pero no en la misma dirección en la que estoy cayendo, sí, hacia adelante, lejos del acantilado, como si se tratara de alguna especie de abducción horizontal alienigena.


Sentí claramente que no era la fuerza de la gravedad, si no que otro tipo diferente de extraño magnetismo, que desciende del cielo, surcando como rayos de luz el universo. No llegue a ver de dónde viene. Mis ojos cerrados volvieron todo a negro, se desconectaron de mi cerebro por segundos, aparentemente eternos. Pensé que había perdido mi sentido de la vista.


—¿Podría ser qué al fin los campos gravitacionales del planeta están fallando? —Me dije preocupado, al sentir que todavía no tocaba suelo, tomé la postura de un feto en el vientre mientras todo se desvanecía como si estuviera cruzando dimensiones que gimen más allá de la muerte—. Está es…, solo una manera extraña de morir.


De pronto había chocado contra alguien, quien por la fuerza del choque fue enviada al duro suelo (felizmente ese obstáculo me detuvo el golpe, evitándome daños tan graves). —¡Qué demonios…!— Mi cuerpo esta sucio, lleno de heridas y rasgaduras. Algunos de los moretones aparecieron más marcados que otros en mi piel. Tengo algunas espinas clavadas y además me había mareado de tantas vueltas.


—Ya no estoy girando. —Una vuelta más y no podría contener el vómito a tiempo, para no manchar en donde está prohibido. Agradecí la suerte de sobrevivir. No creo que hayan muchos presumiendo de experiencias así de peligrosas. Rodé a la derecha y me quedé tumbado hasta sentirme algo mejor. Observe en el cielo una gran luna con una aurora. No siempre me puse a prestar atención a este fenómeno, pero se siente una vibra buena, como mágica. —Debe ser eso que escuche en las noticias.


Fue extraño, cuando mi desconcierto aumento al recordar como pinchado en el cerebro, que después de salir de ese invisible e impalpable túnel aéreo con forma de gusano, lastime a alguien. Había pensado que es imposible encontrarme con alguien más en mi paraíso. Estaba equivocado, totalmente equivocado.. Mi cerebro solo tiene energía para intentar averiguar qué me salvó y cómo me siento.


Me estire por unos segundos antes de centrarme en la joven con ropas que parecen salidas de una época medieval. —¡Estoy, ¿vivo…?!— Me toque ansiosamente el cuerpo, mientras aguanto las ganas de vomitar y desmayarme asi como el dolor de mis heridas. Mi estomago esta literalmente revuelto. y mis ojos vidriosos


Ahora tengo una deuda más grande que atender, debo disculparme y agradecer de inmediato, esta afortunada coincidencia. Al menos eso es lo correcto con alguien que compartió un momento de mi mala suerte.


Inmediatamente reaccione con mi cabeza desorientada, para ver contra qué o contra quién había chocado. Una figura humana tendida entre las sombras de los edificios yace inmóvil. Ella, cuya belleza sobrepasa todos los cánones conocidos y que a no ser porque se trata de una realidad que mis ojos ven, pensaría que estoy viviendo el sueño más increíble, todavía mantenía los brazos rígidamente elevados para proteger su cara y partes frágiles (al igual que yo lo hacía al estar en forma fetal mientras caía). —Hermosa— Pensé, al imaginar una sonrisa en esos labios, una sonrisa que me gustaría proteger. No pude apartar mi vista de ella.


Cuando abrió momentáneamente sus hechizantes ojos dilatados y empañados por el dolor de la parte inflamada, se desmayó, intentando mover su cuello, dejando caer sus agarrotados brazos junto a sus otras extremidades. Las mismas que no habían sido suficientes para contener el dolor y los daños del golpe. Su cabeza se había estrellado contra algo duro: un montículo de piedras pequeñas y ovaladas, casi puntiagudas, que pavimentan un camino con final desconocido.


—¡A-ah…! —Fue lo primero y último que escuché salir de su boca antes de seguir perdiendo la noción del tiempo.


Ella no se mueve. Ni siquiera tiene la fuerza para abrir bien sus ojos, y su cara roja del esfuerzo está palideciendo. Por un instante creí que había muerto, pero no hubo ningún derrame de sangre prolongado, más que algunas pocas gotas coagulándose. El único chorro que salió fue de apenas unos centímetros y al poner mi dedo sobre su nariz sentí su respiración. La sangre solo había humedecido un poco su peinado, cicatrizándose casi al instante. Gracias a como tenía envuelto el pelo, es qué había disminuido el daño del impacto.


Mis músculos no tienen la fuerza para moverse: como si todos ellos se hubieran relajado en protesta a seguir mis peligrosas ordenes, apenas podía soportar mi propio peso. Mi cuerpo está temblando sutil en el piso. Frente a ella, mis huesos temblaron débilmente. Me alegro qué ella no lo sepa. Qué desdicha, verme incapaz de aprovechar la oportunidad de ser un héroe casual. No, en realidad es mi deber, no una responsabilidad que me pueda atribuir como medalla de político en elecciones.


¿Por qué esta ansiedad? Sigo vivo, pero ella… Pensar en ello me trajo un escalofrió. Puedo aceptar mi muerte, pero no me agrada sentir la frialdad de un cadáver fresco.


—¡Auch…! —Me queje, ahogando el sonido en mi garganta, por tocarme de casualidad una zona sensible.


Mi cabeza me dolía tanto, qué pensé que mis ojos se saldrían de sus cuencas. Toqué la parte posterior de mi cráneo, en busca de sangre fresca o coagulada, por suerte todo está bien. Mí sangre todavía ama estar en mí cuerpo. Solo algunas gotas de sangre habían resbalado por mis brazos.


Ante mí se encuentra una hermosa y joven mujer: de piel clara, largo cabello castaño y semi ondulado en las puntas, ojos oscuros, nariz fina y redondeada, cadera y busto en desarrollo, con una delgada y bonita figura corporal. Su piel suave al tacto, distracción que me ayudo en parte a soportar el dolor. Vestida con una cubierta de cuerpo completo de color verde oscuro, abierta: de par en par, que deja entre ver una peculiar vestimenta escolar.


Ella está todavía desmayada a mi costado y con algunos moretones por el fuerte choque, mis mejillas se sonrojaron y mi cara se calentó sin mi permiso, yo estaba paralizado y avergonzado, intentando zafarme los ojos, de la hermosa vista de su expresión vivida. (Solo para pensar articular alguna disculpa). Evitando dar balbuceos, me revise el cuerpo con paciencia, para ver dónde y cuánto daño había recibido. Hacía algunas muecas de ardor contenido, al rosar con mis dedos aquellas zonas inflamadas y oscuras.


Me percate de qué la chica contra la que había chocado, todavía no reaccionaba. Quejándome para mí mismo de la suerte y conmovido por la deuda contraída, me invadió una mezcla de culpa y preocupación. Puse mí aire en sus pulmones atraves de la respiración boca a boca, como cuando te dan los primeros auxilios para reanimarte. Me pareció extraño que sus ojos se enrojecieran y humedecieran, sus mejillas también muestran una tonalidad rojiza, quizá use mucho aire.


Por unos minutos, me sentí conectado a ella (quizá es la culpa o su belleza, o ambos), experimente su calidez y confirmé la suavidad de su piel; el polvo de la tierra sobre su cabellera desordenada, no le quita el brillo, por el contrario, al sostenerla con delicadeza, pude imaginar la profundidad de una sonrisa acogedora. También note su sutil rigidez


Por la fuerte impresión y la abundante adrenalina, yo todavía no era completamente capaz de sentir el dolor de las pequeñas heridas en mi propio cuerpo, las qué cada vez se hacían más presentes en cada respiración. Aprovecho para expresar en mi mente, el grito de paz qué necesita mi cuerpo ante el cada vez menos doloroso ardor (Gracias al fresco viento, el dolor fue más soportable).


Tomando conciencia del enrojecimiento de sus labios, me apresure a darle más espacio para respirar. Enseguida me decanté por tomarle la presión en la vena del cuello y de la muñeca derecha (su pulso era débil),  presioné su delgado pecho delicadamente con mis palmas: en cortas repeticiones de presión, teniendo cuidado de no romperle alguna costilla y nuevamente, le di un poco de respiración boca a boca, hasta sentir un pulso más estable (esos son los pasos que recuerdo de una clase de salvataje acuático, de cuando era ayudante en una piscina local).


Sabía qué me seria de ayuda en algún momento. Afortunadamente ella solo tiene un gran moretón por el impacto y no está en riesgo de muerte, pero todavía está desmayada.


Estuvo así por unos segundos más, los cuales aproveche para quitarme todas las espinas que pude, aún quedaban muchas finas y pequeñas astillas, que se negaban a desprenderse de mi piel o a mostrarse ante mi vista (mis cortas uñas no son de ayuda en este momento), debía conseguir unas pinzas o alguien qué me haga el favor, no quería ir al hospital a que me estafen por algo que yo mismo puedo curar.


No tengo la economía para darme esos lujos, estas son cosas fáciles de tratar con un poco de desinfectante. Ciertamente ella podría ayudarme donde yo no puedo ver; Me siento mal por haberla golpeado de esa manera tan sorpresiva, aun si no fue de manera intencional. Parece alguien de poca suerte. ¿Qué hace una joven así, por aquí?


Aguarde qué al despertar ella no se sienta molesta y de inicio a un escándalo; las mujeres suelen ser pudorosas y si es feminista puede exagerar las cuestiones del pudor. Lo último que me faltaría es enfrentar una denuncia por dejarme llevar de la benevolencia. Dado mi estado actual, yo debería tener más razón para estar avergonzado, traer solo un bóxer. Le daría vergüenza a cualquiera que respete su cuerpo y moralidad. Quizás habría podido hacer algo más por ella, pero no soy doctor y en un lugar como este, no hay mucho material para intervenir.


Hasta ese momento todos mis sentidos se concentraron dentro de una pequeña burbuja imaginaria de ensimismamiento, en la que solo estamos encapsulados los dos, ella y yo: miro entre los ojos de su fino rostro y el resto de su cuerpo, atento a que los abra.


Con la conciencia del transcurrir del tiempo, instintivamente reaccioné a la rápida expansión de todos mis sentidos. La burbuja se había roto: primero fue el tacto, sentí el pasto creciendo, la dureza de la piedra en el camino, el aire frío de la noche bailando con cierto calor de un fuego cercano, brillante sobre una fogata elevada.


Después fueron mis oídos, escuche a los pájaros cantando con curiosidad a las hojas que persiguen al viento, a las chispas de aquel fuego acogedor y a los grillos burlándose del canto de las aves con su música. Mi nariz se abrió y pude oler la humedad, la madera, la tierra fértil.


Mis ojos se expandieron y se enfocaron en la distancia, confirmándome los colores, las formas y las dimensiones reales de todo aquello que había percibido, un imponente dosel de frondosos árboles se alza cerca de nosotros, con musgo y follaje, balanceándose como una mecedora en el viento.


Una alfombra de vegetación cubre los caminos y se extienden hasta el horizonte, algunas raíces sobresalían como enredaderas entre las piedras, no muy lejos se mantienen imponentes las fachadas de edificios construidos con piedra labrada. Extrañamente, no observe montañas.


Mi boca, mi lengua, detecta el sabor de mi saliva que recuerda el gusto de mí comida de la mañana.


Levanté la mirada hasta lo más alto, para recorrer los alrededores buscando un poco de ayuda… Sin embargo, me asaltó el miedo y la duda. ¿Dónde me encuentro? Parece que estoy viendo cosas que antes no había podido ver. Podría haber presumido de estar a las faldas de mi pequeño paraíso secreto, pero el extraño ambiente sugiere lo contrario. Y no sé sí estar feliz con la posibilidad de no tener que pasar por esa peligrosa cueva y encontrar otro camino de regreso, o de preocuparme por estar perdido.


—Quizás estoy alucinando por la adrenalina y la conmoción del golpe.


Me levante con cuidado, intrigado por el entorno y observe el área, dando un pequeño recorrido por la ubicación en busca de peligros o ayuda y regrese con la chica desmayada al borde del camino de piedra. Permaneciendo alerta a cualquier señal.


Estoy tentado a pensar que se trata de una alucinación por un desorden sináptico, pero esto no se siente como un trastorno pos-traumático. Es un nivel completamente diferente, se siente tan real… Me puse lo más racional y lógico posible, aunque mi cerebro se está sobre esforzando con algo tan… Seguí buscando con la mirada para saber lo qué ocurre. Intentando reconstruir los detalles e indicios de aquel vórtice misterioso.


A eso se sumó otra alarma que sonó en mi cerebro necesitado de respuestas: No encontré mí máscara de oxígeno (recuerdo no haberla tomado), ni siquiera vi que la joven mujer tuviera una cerca. Al darme cuenta de que ni ella ni yo teníamos una protección a la toxicidad del ambiente, comprobé que estábamos respirando bien y me tranquilicé.


De hecho, es el aire más puro que haya respirado nunca jamás. Sentí a la felicidad, siendo expresada con una gran sonrisa de oreja a oreja, dejé la boca abierta, totalmente marcada sobre mi rostro. Agradecí a la abundante cantidad de vegetación que nos rodea por ello, no puede evitar sentir esa gratitud. La vitalidad del paisaje me trajo muchas dudas.


Toqué por encima de la ropa de mi acompañante para ver si podía usar su dispositivo móvil para pedir ayuda. Palpé en todos los lugares en los que podría guardarlo, pero para sumar a mi mala suerte, no encontré nada útil. Recordé que un dispositivo así también sería inútil, es poco probable que la señal llegue a un lugar tan aislado y conservador como este, que no tiene antena alguna a la vista. Este entorno me recuerda a una película nórdica, su atmósfera es enigmática y única (un poco de niebla hubiera acentuado mejor su misterio).


Me centré en la mujer y la moví un poco para intentar despertarla sin éxito. Examinando el camino de piedra en busca de pistas que me guíen a un lugar seguro, recordé que, al mirar desde la cima del acantilado, el entorno era totalmente diferente a lo que estoy contemplando. ¿Quizá hay un gas alucinógeno que no puedo detectar?


—¿Dónde están las montañas?— Me dije más turbado… —¿Dónde estoy?¿Qué ha pasado? —Lamente débil, arrojándome a buscar algo…


Lo qué antes eran piedras afiladas y hierbas ásperas, ahora se habían convertido en edificios muy antiguos, construidos en piedra y barro, que están perfectamente conservados y cerca de mí. —Supongo qué a la distancia se puede ver afectada la interpretación de la imagen— pensé.


El escenario en el qué estoy parece de la época primitiva de la piedra. Eso me indicaba qué podría estar dentro de una especie de complejo turístico de alguna ciudad antigua. Sus habitantes debieron estar orgullosos de sus arquitectos, las construcciones no son una maravilla, pero para la época, debieron ser el futuro.


Note qué algunas estructuras tienen conceptos modernos: como los edificios con ventanas. Aún qué estas fueran altas y largamente rectangulares, su estreches permite la ventilación y si te subes en algo sin chocarte la cabeza puedes mirar con una menor probabilidad de ser golpeado por un proyectil; ciertamente las torres no tienen la altura para ser comparadas con los clásicos rascacielos, pero se asemejan en tamaño. Sus techos de piso no son altos. Este es otro mundo.


Ubicándome en ese espacio y dando vueltas sobre mi mismo, deduje qué estoy en una parte escondida, detrás de los demás edificios, hay altas torres que rodean a modo de muralla una plaza bastante amplia. El lugar es callado y parece ser muy solitario, no puedo escuchar ni siquiera a los muy comunes grillos, solo la brisa resuena; a pesar de ello, no tuve la impresión de abandono: ya que las piedras y construcciones no tienen polvo o telarañas y el pasto esta podado como si no le hubieran pasado los años.


Rememorando el accidente, pienso que quizás si hubiera mantenido los ojos más abiertos, habría evitado mucho mejor el riesgo de sufrir algún accidente de este tipo (utilizando mi cuerpo para tratar de controlar, aunque sea un poco, la dirección de mi caída), por lo menos habría notado más rápido la presencia de alguien que podría haber esquivado (como aquella pobre mujer desmayada).


Lo más inquietante para mí: es que no veo estar al final de ningún acantilado, ni nada parecido a una montaña se visualiza cerca, ni siquiera algún rastro del desfiladero del que recuerdo haber resbalado; solo podía ver una alta pared (bastante alta), hecha de arbustos podados a modo de muralla.


Eso no es lo único que bloquea mi visión, pero eso es lo último qué recuerdo haber visto, debo dejar esos pensamientos por ahora, antes de qué me convenza a mí mismo de haber viajado al pasado por alguna especie de portal. Ya tengo suficiente con mantenerme calmado y tratar de desaparecer la sensación de vomito regresando ocasionalmente a mi boca; esa es la primera regla de supervivencia.


Lo importante ahora es salvar a esta chica qué por su apariencia es bastante joven, debe ser casi de mi edad. Me pregunto si hay un vínculo con ella o si nuestras circunstancias son diferentes. Aparte de su vestimenta no hay nada que me indique su identidad. Tengo que ir rápido por ayuda, no quiero que la situación sea más difícil. Desafortunadamente estoy en lo que parece ser algún laberíntico centro histórico en el qué debería haber gente cerca, pero no hay nadie.


Por el horario ya deberían estar cerrando. Quizás este lugar sea un gran museo vivencial, donde la gente paga para experimentar como se vivía antes: ese es un negocio que se está poniendo de moda, hacer recreaciones realistas de escenarios antiguos.


Debería de haber alguien de seguridad por aquí cerca; no sé puede confiar totalmente en... Puede qué a esta chica no le agradara la idea de alejarse de las comodidades y se escapó del grupo.


—Solo espero que el accidente no me haya afectado la memoria, siento qué algo se me está escapando— dije. Si es así, debería ir recuperándola con el tiempo. Eso según se desvanece mi conmoción. Pero sí eso no es asi… sería peligroso moverme, podría terminar perdido y con otros problemas de más por llevar a una desconocida.


Quería llevarla en brazos, pero tenía miedo de moverla (nunca había sentido tan desesperante inseguridad en mis decisiones). ¿Debería externalizar más la causalidad de mis pensamientos?… No, no debo pensar en eso ahora. Además, en ese estado… podría ser qué ella tuviera algún problema de más. Ya debería haberse despertado.


No quisiera fracturarle algo sin querer. Pero…, ¿dónde podría encontrar a una persona que me pudiera ayudar? Ella necesitaba de mi ayuda inmediata, esperar ya no me parece buena idea, si no despierta a pesar de estar estable, debe estar pasándole algo más grave de lo que imagino.


No debería seguir estando tan lejos de la ciudad. Son solo tres horas a baja velocidad en bicicleta. ¿Cuánto tardaría caminando? Podría… Alguien debería llegar en algún momento, alguien se preocupará por ella y vendrá a buscarla. Si la muevo se preocupara más. Me quedare a esperar.


Afirme con la cabeza, buscando una forma de entrar en uno de los edificios para convertirlo en un refugio, pero ninguno a pesar de su aparente antigüedad se dejó invadir. Después de intentar un par de veces, acepte la imposibilidad de convertirlo en un refugio temporal


Por la falta de iluminación, es una hora en la que no encontraría a nadie cerca. Eso es algo que no puedo comprobar con prontitud. Mi teléfono móvil, junto con todas mis cosas en la mochila se habían quedado en mi pequeño paraíso. Se me complica hacer algo sin tecnología. Estoy alegre de estar en un lugar tranquilo.


Con el descubrimiento de este lugar tengo asegurado una fortuna, hasta da la impresión de ser otro mundo. Me gusta la naturaleza del lugar, sobre todo cuando sabes que la mayoría de los animales peligrosos ya están extintos.


Las pocas y tenues iluminaciones que no eran más que antorchas gigantes de piedra y leña puestas a los costados del camino principal, ya se están apagando con un fuego intermitente, chisporroteante. La orientación del sol ya no tiene la fuerza para favorecer la orientación y la oscuridad se extendía con la llegada de la noche.


—Muchas estrellas y la luna. Ah…, ¿las lunas?¿Por qué hay más lunas?¿estoy viendo mal?—. Me frote los ojos sin que nada cambie y miré a otro lado para buscar elementos que viera repetidos, pero las lunas son lo único que se repite, de hecho, no se repiten, hay diferencias entre las lunas. Esto desafía la lógica de mi conocimiento previo. No sé qué está ocurriendo.


Ya paso un tiempo, la mayoría debe estar comiendo o preparándose para dormir. Es tarde en la noche y tengo hambre, parece que no hay quien extrañe mucho a esta jovencita —¿se habrá escapado?—. Parece tener un buen talento para esconderse, quizás no es tan inolvidable como pensé que lo seria y eso que es guapa. Mejor si no pienso en ello, puede que llegue a pensar qué sea alguien olvidada a propósito.


Esté lugar tiene un toqué tétrico por la oscuridad (se parece al abrir de una caja de sorpresas ¿te salió el payaso?) Como si alguien la hubiera construido para esconderse a simple vista. Volvió a mi mente la imagen de aquella jovencita, bella durmiente, a la espera de un príncipe que la salve con un largo beso de amor, y puede qué yo no sea un príncipe, pero si me gustaría hacerle el amor, digo darle de mi amor a su necesidad de un beso.


Mientras pienso una solución me dedique a mirarla: Viste con lo que parece ser un uniforme escolar pequeño, hecho en alguna especie de cuero fino, claramente antinatural, es un cuero no humano, sobre la piel tintada de costuras invisibles no tiene detalles pintados o bordados, un cuero sin marcas, libre de pliegues y sobre ello, una capa de cuerpo completo qué no tenía ninguna etiqueta de identificación, como si estuviera ocultando su procedencia; en lugar de zapatillas lleva algo más parecido a suaves pantuflas con suela dura y algo de taco, que van artesanalmente cosidos a mano.


Algo bastante raro de ver en este lado del mundo (en cualquier parte del mundo) y en esta temporada vacacional, es esa forma extraña de vestir —supongo que se usan por ser algo bastante cómodo de llevar, en caso de tener que correr o algo parecido— ¿es acaso una fugitiva?


Ella debe ser de las chicas rebeldes que estudian en esos colegios con uniformes raros de faldas cortas. Esos malditos institutos que son solo publicidad para los turistas, no hacen más que actividades raras y te dan documentos fáciles. Quizá no debo suponer su carácter basado en prejuicios, pero podría tener razón. Si no fueran tan baratas, habría más esperanza para la educación.


Ella debe ser de las que llevan cursos por no estudiar, parece inexperta e irresponsable, debe estar haciendo puntos extras. Quizás me esté equivocando y es solo su inocencia y época de rebeldía, pero las vacaciones son para… como sea.


Le abrí un ojo con mis dedos, asegurándome de no despertarla abruptamente. Bueno, por ahora ella se ve muy estable, su respiración es calmada y su herida ya cicatrizo, lo mejor sería esperar a ver alguna señal positiva de su parte, de lo contrario tendré que cargarla hasta un centro médico cercano. No sé si habrá alguien cerca que me pueda brindar ayuda con las direcciones. Además, debo encontrar algo de comer.


Al final, me quedé cuidándola hasta que reacciono. Quería evitar que su cuerpo se pusiera frío y por ello no tuve más opción que abrazarla, manteniendo la temperatura de nuestro cuerpo. Para mi alivio solo fueron unos minutos más de espera hasta que fue abriendo lentamente sus parpados, dejándome ver sus hermosos ojos de color café oscuro.


Evite hacer contacto visual directo para no intimidarla, simulando explorar el entorno. Su movimiento es torpe y al principio no entendía bien lo que dijo. Debo tener cuidado de que no se aproveche de mí. En su rebeldía, podría hacer cualquier cosa, entonces hable.


—Tranquila. Estás a salvo, no te haré daño. —Dije con voz suave, iniciando un rápido interrogatorio— ¿Estás bien? ¿No sientes nada extraño? ¿Cuál es tu nombre? ¿Puedes decirme te sucedió?


Ella me mira en silencio, examinándome de pies a cabeza mientras confirmo si está en condiciones de hablar, le digo. —Estoy listo para ir a buscar más ayuda si fuera necesario. —Tomé su mano para controlar su temperatura y mostrar mi apoyo.


—Sí, ya estoy mejor, tantas gracias por ayudarme. No sé muy bien lo que pasó, pero permita me presento. Mi nombre es Alina. Alina Lan de la familia Remmont. —Dijo con voz débil y con un gesto de cortesía levanto su mano, como invitándome a besar su mano, pero no lo hice.


—¿No llevas una máscara? —Le pregunte.


—No pude conseguir una y creo que no me hace falta. Pediré una cuando tengan. —Respondió Alina.


Noté cómo ella comenzó a sentir el dolor del golpe, llevando sus manos hasta la zona del hematoma amenazando con empeorar, esperando a descubrirse debajo de su capa manchada de sangre.


—¿Necesitas algo de ayuda? —Pregunte.


Alina limpio levemente su vestimenta, para luego examinarme. —Parece que tú necesitas más ayuda con esas heridas. Se nota que tampoco estas mejor. —Comenzó a sonrojarse, mordió su labio y desvió la mirada por un instante. La atmósfera entre nosotros se cargó de electricidad


—Me alegro de que no es algo grave. Estoy preocupado por ti, te desmayaste por unos segundos. Te di los primeros auxilios y parece que con eso fue suficiente, pero no estoy tan seguro de eso, tal vez deberíamos ir a buscar un poco de ayuda. —Dije, mientras le ayudo a ponerse en pie, pero las piernas le temblaron y volvió a caer. 


Felizmente la sostuve a tiempo para evitar que se hiciera daño y la acomodé en el suave gras, lejos del camino de piedras, usando la pared de respaldar. Luego me tape la entrepierna con las manos y reitere con gentileza mi disposición a ayudar en lo que pueda. Ya me había visto todo, pero no deseo parecer desvergonzado o descortés.


—No te preocupes tanto. Estoy bien, solo siento un poco de dolor, ya se me va a pasar. Creo que también fue culpa mía, me disculpo por ponerme en el lugar equivocado y terminar en esta situación. Solo sentí qué algo me golpeo y no recuerdo el resto muy bien. No es tan traumático como podrías imaginar. ¿Quién eres y qué haces aquí? —Balbuceo Alina, mostrando un toque de elegante arrepentimiento.


—Te vi tirada y no podía dejarte. Te desmayaste por un rato. Fue un golpe fuerte y me preocupe por ti. Estamos en un campo lejos de otras personas, pero es cerca de dónde suelo pasar vacaciones, así que te cuide. Debería ser posible regresar antes de que oscurezca más y pase algo malo. Te llevare conmigo. —Propusé con una sonrisa.


—¿Qué? ¿Cómo? No te preocupes tanto. Ya estoy bien. Solo siento un poco de dolor, y admito que fui imprudente. Ponerme en peligro de esa manera no fue sensato. Pero gracias por tu amabilidad. ¿Vas a secuestrarme? ¿Me has hecho algo o me lo piensas hacer? —Preguntó Alina con susto.


—¿Qué…? ¡No! No te hice nada malo. Tus preocupaciones no son reales, solo quiero ayudarte. Entiendo que la situación es confusa. Si te sientes incómoda o deseas que haga algo diferente, por favor házmelo saber. Me alegra que estés bien. —Dije con sinceridad en mi sonrisa.


—Debe ser el mareo que tengo. Gracias por ayudarme. Eres amable. —Alina sonrió y me sonroje.


Es raro que alguien sea agradecido en una situación confusa. Es muy confiada o no tiene otras opciones.


—No es nada, me alegra ayudarte. Para eso están los hombres. Mientras que no te aproveches, estaré ayudándote en lo que pueda. De hecho, te invito a compartir tú historia y cualquier información sobre este lugar. ¿Qué te trajo por aquí? —Respondí con una amplia sonrisa.


—Yo… Estaba dando un paseo. ¿De verdad estamos solos en medio de este lugar? ¿Por qué seguimos aquí? —Preguntó Alina, mostrando su curiosidad al inclinarse a mi, como para dejarme disfrutar de la vista de su figura. Me resistí a posar mis ojos en ese lugar para no quedar como pervertido.


—Eso parece… La verdad es que no tengo muy claro por qué estamos aquí. Sinceramente, todo ha sido bastante extraño desde que estoy aquí. Mi intención es encontrar respuestas y, con suerte, una salida. —Respondí con una sutil sonrisa, mirando su rostro


—¿No tienes alguna idea de cómo llegaste aquí? —Pregunto Alina.


—Bueno. Yo regresaba a mi casa cuando quedé atrapado en una repentina catástrofe de viento y me desmayé. No recuerdo que pasó mientras estaba atrapado en ese evento. —Respondí.


—¡Valla! Qué mala suerte. Es bueno que estés a salvo. —Me consoló Alina, alejándose de mí.


—Ya que no quieres venir conmigo. Cuando te sientas bien, te acompañare hasta la entrada de algún lugar en donde puedas contactar por ayuda y luego tomare mi camino. —Ofrecí con la intención de ser útil y recibir alguna recompensa.


—Gracias, eres muy generoso. Pero… ¿No te resulto molesta? Quiero decir, no quiero ser una carga para ti. —Expresó Alina con preocupación.


—No, para nada, en lo más mínimo. Me haces compañía, así que me adaptare a las necesidades. Además, entre dos cabezas pensamos mejor y me caes bien. —Aseguré.


Ella me lanzó una mirada coqueta. Toco mi brazo con suavidad y me provoco un escalofrió, sus labios se mueven glamurosos y acercándose más, dijo. —¿De verdad? Me alegro. A mí también me caes bien. Eres muy interesante. ¿Estás intentando cortejarme?


—Gracias. Mi intención es ayudar y no quiero incomodar, pero si lo prefieres te daré espacio. Tú también eres elegante. —Comenté manteniendo mi amabilidad.


—¿Sabes? Me gustaría conocerte mejor. Cuéntame algo sobre ti. —Propuso Alina.


—Bueno… no hay mucho que contar. Soy amante de la naturaleza, me gusta leer, divertirme, escuchar música… —Dije.


—¿Qué tipo de música? —Cuestiono Alina, curiosa.


—De todo un poco. Me agrada una gran variedad de estilos, dependiendo de mi estado de ánimo y de la ocasión. —Dije con un gesto de estar pensando, pero sin descuidar mi mano que cubre mi entrepierna.


— ¡No me digas! A mí también. Tenemos mucho en común. Es raro no presumir de tú buen gusto con las mujeres. —Alina tocó mi otro brazo con suavidad y me estremeció, dejándome escuchar su risa nerviosa.


—Sí, parece que sí, es solo que no me quiero volver fanático. Puede afectar a mi lógica cuando deba dar una opinión, como le pasa a la mayoría. —Dije con una sutil sonrisa.


—¿Y qué más te gusta hacer? Cuéntame. —Insistió Alina.


—Bueno, me gusta viajar, conocer lugares nuevos… —Dije moviendo mi mano en pequeños círculos y hacia adelante.


—¿Y qué tipo de lugar te gustaría conocer? —Dijo Alina, jalándome del brazo para acercarme a ella.


—Siempre he querido ir a París, la ciudad del amor. Tiene una atracción famosa. Una torre bastante alta, que según escuche, ha sido mejorada. —Comente con alegría, inclinándome para estar a su altura.


Alina habiendo reído por un momento, me guiñó un ojo. —¿Ah, sí? ¿Y con quién te gustaría ir?


Me puso nervioso y baje la mirada, entrecerrando mis ojos. —Bueno… No lo sé… Con alguien especial. Es un incógnita por ahora—. Respondí con timidez, sin querer revelar demasiado


Alina me levantó la barbilla con el dedo y me miró a los ojos con intensidad. —¿Y crees que podrías encontrar a alguien especial aquí? Alguien que te deseé acompañar— Quedé sin palabras. Ella aprovechó para cruzar miradas y acercar sus labios. —Tal vez… No hay que buscar demasiado lejos— Susurró, antes de besar ligeramente mi mejilla.


—Sí… creo que sí… —respondí con timidez. Nuestros ojos se encontraron y me acerqué un poco más— Eso es interesante, lo tendré en cuenta.


—Eso es bueno saberlo. Yo también creo que esto podría resultar bastante interesante. No seas tímido. Una mujer no debe esforzarse tanto para sacarte las palabras a cucharaditas de la boca. No aprecio tanto el misterio como otras que podrías conocer—Dijo Alina con una sonrisa en sus labios— ¿Te gusto el beso?


—Si, pudiese ser el inicio de algo interesante. Creo que podríamos ir a tomar algo uno de estos días. Debe haber un lugar que disfrutes. —Comenté sonriendo.


—Te veo un poco agobiado, abrumado. Puedes parecer un poco más viejo que yo, pero eso no es un problema. —Entonces Alina dejo de sonreír, y durante unos segundos, su mirada quedo fija en mi rostro—. ¿Eres parte de la organización que está preparando el evento de mañana? ¿Cuál es tú nombre.?


—Me encantaría serlo, pero no soy uno de ellos y no tengo esa información. Lamento haber dado esa impresión. Confieso estar atrapado en una situación confusa y no soy de la zona. Le aseguro que paseaba y me resbalé por un acantilado. Mismo qué por algún motivo ahora no puedo ver… —Dije con mi dedo señalando a dónde debería estar la montaña—. ¿Por qué lo preguntas?


—¿Resbalarse de un acantilado por aquí?… —Interrumpió Alina— Es extraño qué no puedas ver algo que recuerdas, pero es aún más extraño recordar cosas que no existen. Llevo un buen tiempo viniendo a esté lugar y nunca vi algo como lo que mencionas. No es posible, no hay barrancos por aquí. —Cuestiono Alina con asombro— Podrías estar bajo algún efecto de desconocido.


—La culpa es quizás de la alta cumbre, de esos frondosos árboles que parecen cubrir mi error. Admito estar un poco confundido porqué me parece que este lugar es diferente a como recuerdo. Probablemente es solo el efecto del golpe. Por cierto, mi nombre es Jorge, mucho gusto. —Afirmé, intentando emular sus palabras refinadas. Cogí su mano y le di un beso.


Alina me observa con detenimiento, evaluando su respuesta. La atmósfera se torna un tanto tensa. —¿Desde cuándo es posible caer más abajo del suelo y terminar en lo alto del cielo? ¿Usaste magia o solo vas por allí fingiendo estar confundido? ¿Cómo entraste aquí? —Cuestionó Alina.


—No entiendo lo que insinúas. No estoy fingiendo y estoy tan confundido como tú. Sé que suena increíble, pero… ¿Hay alguna manera de demostrar que no estoy mintiendo? —Dije, preparándome para explicar cualquier malentendido


—Estoy buscándole algún sentido, pero aún estoy escéptica. —Dijo Alina.


—Es la primera vez que vengo. No saber qué aquí habría algo para mañana es la prueba. De hecho, no sabía qué podría haber algo aquí. Pensé que este lugar no es concurrido, pero parece que me eh estado equivocando. ¿De verdad piensas que me gusta ir por allí en mi condición? —Dije.


—Siempre hay gente rara y loca. ¿No sabes dónde estás, de verdad? Debería alejarme de esto —murmuro para si misma—. No deberías estar aquí. Me estas asustando y no me gusta. —Reprochó Alina con sorpresa.


—Lo siento si te estoy asustando. No es mi intención. Si te sientes incómoda, puedo alejarme o ayudarte a encontrar ayuda. No quiero causarte ningún malestar. —Exprese con sinceridad, tratando de disipar el temor de Alina.


—Bueno. Sí, pero eso ya no importa. El presente y el futuro es más importante. —Dijo Alina.


—Debería venir a ver ese evento contigo para probar mis buenas intenciones. Presiento que será importante. ¿Te gustaría ser mí acompañante? Prometo tener un buen trato y ser generoso. —Añadí rápidamente, impidiendo su respuesta— Claro, eso sí me lo permite. Así confirmare que realmente te encuentras bien y podré pagar de mejor manera por los daños del accidente. —Aseguré, con mis manos sosteniendo con suavidad su cabeza.


—Agradezco la invitación, pero no suelo aceptar las propuestas en la primera casualidad, ni siquiera en la segunda, mucho menos si pueden desbocar en actos indecentes durante el proceso. Por cierto, no me cambies el tema. Por aquí no hay acantilados. ¿Cómo entraste a la escuela? Creería que todavía no han abierto la barrera, pero… No creo que seas uno de esos guardias pervertidos que se hacen pasar por estudiantes para acosarnos o ¿sí? Dime la verdad. —Pregunto Alina, marcando distancia con sus brazos.


—Esas acusaciones no tienen fundamento. Si no tengo buenas intenciones, ¿por qué te estuve cuidando? Me podría haber aprovechado o abandonado a tu suerte. Yo también soy una víctima. Mi entrada es accidental. ¿Hay alguna manera de demostrar que no soy una amenaza? —Dije con un poco de tristeza.


—No recuerdo haberte visto antes por estos lugares. No hay transferencias anunciadas. Si fueras un nuevo trabajador, tendrías que haber empezado el próximo ciclo. Se sincero. ¿Qué estás haciendo aquí y di tus intenciones? ¿Dónde está tu ropa y que tipo de auxilio me diste? Que ignore tú estado por la situación, no significa que aun que me agrade no me sienta ofendida. —Pregunto Alina con sospecha—. No creas qué puedes impresionarme con eso —sostuvo su mirada en mi entrepierna y alzo sus cejas con lentitud para indicarme el motivo—. Si quieres pasar tiempo conmigo, tienes que pedirlo con una invitación formal y debes añadir tú edad. Chico pervertido.


No supe que decir por unos momentos. Me puse a pensar en una explicación razonable. Ella está convencida de que tengo malas intenciones y no sé cómo defenderme.


—Eso es… complicado de explicar. Si piensas que estoy usando otra identidad, no hay mucho que pueda hacer. Te repito que no sé cómo estoy aquí y lamentablemente mi ropa se perdió durante mi llegada. Si bien disfruto de tu feminidad, no soy un pervertido, eso suena a una locura…Solo sé que tuve un extraño accidente y tú te involucraste en la situación por cosas del destino. Tú no deberías estar en este lugar. Estas incriminando a la persona equivocada. —Dije con molestia.


—Ja. Resulta que ahora eres dueño del lugar. —Dijo Alina con sarcasmo.


—No digo eso, ni pretendo ser el dueño de nada. Solo quiero entender cómo llegue aquí y por qué, es por eso qué me encuentro… asi como me miras. No es mi intención asustarte u ofenderte. Estar así, ya es suficiente razón para estar avergonzado. Espere pedirte ayuda con la ropa, pero que me ayudes parece complicarlo. ¿Hay algo que pueda hacer para demostrar mi sinceridad? —Dije temblando por el aire frío.


—Esa es una historia muy conveniente viniendo de alguien en tú situación. Suena difícil de creer. Es cuestionable el cómo pasaste la seguridad de la escuela. Eso es lo único para lo que tienes credibilidad. Si no dices algo que me interese, tendré que denunciarte. —Dijo Alina levantando una ceja, poco convencida.


—Ya veo. Eres de mente cerrada. Intentas aprovecharte de mí con falsedades. Es de sabios cambiar de opinión y por eso retiro cualquier oferta. Es más extraño ver a una joven sola y vestida asi. Debería imaginar que… Espera. Dijiste ¿una escuela? ¿No es este un museo vivencial? ¿Desde cuándo las escuelas son así? —Dije molesto y confundido.


—Sí, eso dije. La única escuela de disciplinas unificadas con una larga trayectoria de magníficos egresados. Si quieres ser bueno en algo, debes estudiar aquí. El éxito de sus alumnos la respalda. Muestra de ello, son los donativos que traen. ¿Cómo no sabes eso? Un niño en edad de iniciar los estudios ya habría escuchado al menos un rumor. —Dijo Alina con molestia.


—¡No! Pero… si estamos en el… No puede ser. ¡Qué! ¿Dónde estoy exactamente? Esto es confuso.… Estaba en el lago, alistándome para regresar a casa y… mi bicicleta, después…  —respondí con molestia y confundido, mientras me preguntaba, ¿cómo llegué aquí?—. ¿Pueden todos estos hechos estar relacionados contigo?


—Eres un joven rapaz y… ¿Qué lago? No hay un lago cerca. ¿Bicicleta? ¿Qué es eso, de qué hablas? ¿Estás inventando palabras? Si no me quieres decir la verdad, al menos se cortes y ayúdame a levantarme. ¿Hasta cuándo me vas a dejar en el suelo? ¿Acaso quieres humillarme? —Preguntó Alina, sorprendida por aquellas extrañas palabras y mi expresión desesperada, contuvo su burla.


La dulce expresión de Alina se torció en una mueca maligna, con una sonrisa maliciosa. Por un momento vislumbré algo oscuro en la profundidad de sus ojos, una sombra siniestra acechando tras su inocente apariencia y agradable personalidad.


—No, por supuesto que no. En su lugar esperaba que me dijeras si tienes algún dolor para atenderte y levantarte. De hecho, pensé en cargarte para ayudarte a mover si pasa más tiempo. Lo siento si mi confusión te ha causado molestias. —Dije, ofreciendo mi mano como punto de apoyo.


—¿Cómo es posible que no sepas que estás dentro de la prestigiosa Collins de Santis? La mejor escuela privada de estos lugares. ¿Qué tanto te debería haber afectado ese accidente para que reacciones así? Ese golpe no debería ser suficiente para confundirte hasta ese punto.


›› Tú debes ser alguien muy débil. Déjame decirte que no estoy de humor para dar protección especial, algún maestro te podrá ayudar, aunque no sé qué tanto valdrías la pena. Si tuviera que salvarte ¿Podría ver algún beneficio? —Dijo Alina, analizándome con detenimiento.


—No creo que sea solo un accidente. No tengo ninguna memoria de Collins… ¿Me estas pidiendo algo para no echarme la culpa o piensas que soy un retrasado mental qué no sé da cuenta del significado de las palabras? No me gusta ser chantajeado. —Dije impaciente con el tono de su pregunta.


—No te ofendas, digo, solo sí ese fuera el caso. Hablando de ofender, mi uniforme no tiene nada de malo: Es de buenos materiales y fabricado por especialistas con experiencia. Eso es mucho mejor qué no traer nada puesto. —Replicó Alina. —¿No eres realmente un estudiante?


—Retiro mis palabras. Tener algo es mejor que nada. Y está comenzando a hacer frío, ¿verdad? —Afirme.


—¿Pensaste qué no me daría cuenta? Te advierto, espero no me estés despreciando o engañando con toda esa historia de desventura, intentar dar lastima es una estrategia estúpida. Soy muy capaz de defenderme contra ti. —Afirmó Alina, con una mirada de desconfianza.


—Estoy un poco desorientado. Todavía estoy ordenando mis ideas. No podría hacer un plan tan rápido, y menos en estas condiciones. Ni siquiera creo que algo asi sea posible. No estoy buscando problemas. El golpe que me di contra ti me ha afectado —reí con torpeza, cansado de la discusión—. Sé con seguridad que no eres la típica chica de cristal.


—¿Es una excusa? Ve al punto. No quiero perder mi tiempo aquí. —Pidió Alina, impaciente.


—Alina, en serio, no tengo razones para ocultar nada. ¿Por qué lo haría? Tengo la sensación de haber sido extrañamente succionado hasta aquí por un vórtice y no lo puedo explicar. No fue una agradable experiencia, menos mal que solo me quedo la sensación —dije, frotándome la nuca con un poco de vergüenza—. Lo admito, estos presentimientos verídicos son insuficientes para satisfacer una rigurosa conclusión. Espero que esa experiencia quede solo como un mal recuerdo.


—Asi qué fuiste, tú, lo que me golpeó hace unos momentos… Lo reconoces y a pesar de ello me lo dices para que yo te ofrezca más disculpas. Qué gentil hombre demuestras ser. No puedo decir que me lo esperaba. Entonces, te mostrare el debido respeto y le ofreceré mis disculpas, no solo por golpearme, sino por haberme dicho palabras ofensivas y permitirme quedar con un mal recuerdo. Aprecio su sinceridad, no esperaba que fueras tan honesto—Dijo Alina con sarcasmo y seriedad.


—Me parece que estás exagerando las circunstancias y no te estás dando cuenta del problema real. ¿Acaso un mal recuerdo debe ser algo más? No es más que la sombra muerta de un fantasma en busca de sus orígenes. Te propongo una reconciliación, no una discusión. Si algo te molesta, hablemos para llegar a un acuerdo. Relájate y te escuchare, te lo digo de manera constructiva. Ambos podemos tener la satisfactoria tranquilidad de encontrar solución. —Dije cauteloso.


—¿Esperabas que te diera consuelo? Algo como: No te preocupes, todos nos confundimos, no es tan grave; o tal vez: Tendrás un buen futuro. Mi estimado. Si paso cuando yo estaba… Entonces, ¡tú!… ¡Genial! Pero… Lo siento, creo qué eso sí es mi culpa. Ahora entiendo el descontento de lo que está pasando. Estoy cansada y nerviosa, por eso no me di cuenta de lo que hacía. —Dijo Alina, titubeante y sumida en sus pensamientos con diversas emociones.


Su cara se puso pálida y por suerte no se desmayó. Yo simplemente la miré, tratando de captar algo de verdad a está confusa situación. Algo se me está escapando. Cuando note que dejaba su ensimismamiento le hable.


—Tú voz es sospechosa. Entiendo que estés cansada y nerviosa. Alina, si necesitas descansar, es mejor encontrar un lugar cómodo. Es notable que pasas por un momento difícil. —Afirme.


Alina sonrió. —Ven conmigo, te llevare a un lugar seguro. No debes hablar con nadie o habrán consecuencias. Otros podrían malinterpretar la situación. Mañana resolveré el problema, ahora no tengo fuerzas, ni ganas. —Dijo Alina con una sonrisa ligeramente retorcida.


—¿Esa es una súplica para persuadirme o una lagrima que cae para florecer? —Dije, manteniendo cierta distancia. —Eres realmente una jovencita poco común. No te causare problemas, haz lo que quieras.


—Gracias por tu comprensión. No estoy acostumbrada a lidiar con situaciones como está. Soy un estudiante aquí, y el tiempo de la revisión de cuartos se acerca. Si no estoy presente tendremos muchos problemas. Creo que tú tampoco quieres eso. Además, tengo que ponerme algo para quitarme este moretón y lavar mi capa, no quiero una mancha de sangre. Sígueme rápido, antes de que alguien venga a revisar el lugar. Si nos encuentran después de haber escuchado nuestras voces. Te matare. —Propuso Alina, jalándome del brazo mientras camina con una leve e inquietante sonrisa psicópata.


Su porte elegante y movimientos seguros me dejaron dudas sobre si la estoy subestimando y si la oscuridad le ayuda a ocultar sus signos de debilidad. Su inteligencia no parece haberse afectado.


—¿Qué estás planeando, estrellita Alina? No soy un tipo que confía fácilmente en la primera persona que mira. Sobre todo, después de amenazarme e intentar llevarme sin permiso a dónde sea que te dirijas. Me parece sospechoso, podrías estar pensando en hacerme algo. Tengo mis razones para dudar de ti. Perdón, pero aún no te conozco muy bien —Dije, soltándome de su agarre—. Es hora de que yo también regresé a mi casa, todavía debo recuperar mi mochila y el resto de mis cosas. Por favor, no dejemos que el destino me vuelva a hacer probar del oscuro brillo y del avasallante amargo en ti…


—No, ¡claro que no! —Me señalo y dijo—. ¡Tú!, me acompañaras. Me preocupa tú salud y quiero que estés bien. Entiendo tus dudas, pero te aseguro que mi única intención es evitar problemas para ambos. Debes saber que lo que paso en realidad. No es algo que yo quisiera, pero pretendo solucionarlo de la mejor manera posible y voy a necesitar tú ayuda. Hablaremos con calma en un lugar más agradable. —Dijo Alina, volviéndome a coger del antebrazo.


—Agradezco la preocupación, pero no entiendo por qué te hechas la culpa de un accidente. Tuve una pequeña caída, pero puedo caminar por mi cuenta. Estaré bien si logro escalar de regreso. No es la primera vez que tengo que ir con poca iluminación. Estas heridas sanarán rápido y no pienso meterme en más problemas. Ya te puedes ir. Gracias estrellita. —Dije.


—Parece que no prestaste atención a la parte en la que digo que no hay nada que escalar. Lo siento, pero no puedo permitir que vayas solo en esta situación. Creo que tendré que ser más sencilla en mi explicación, todavía no entiendes lo que hay en juego. Te ayudare en lo que sea, aunque no me lo pidas. Lo haré sin importar el medio que tenga que usar. Te estoy forzando a salir de las complicaciones de la vida. Tú no tienes que hacer nada aquí. Yo lo haré todo. —Dice Alina llena de preocupación, pero con un tono dulce.


Acercándose a darme un breve abrazo cálido, luego se alejó un poco para mirarme a los ojos y levanto mis manos poniéndolas entre las suyas. Pude sentir su calor en ellas.


—No sé con quién te funcionan las amenazas, pero a mí me gustan las personas amables y directas desde el principio. No me interesan los problemas que tienes. —Dije alejándome con pasos largos.


Se quejo con un bufido largo. —Entiendo tú deseo de mantener la distancia y lamento sonar amenazadora. Jorge, pero debo insistir en que necesitas comprender la situación antes de tomar decisiones precipitadas. Hay reglas aquí que debemos seguir. Permíteme llevarte a un lugar seguro esta noche, y mañana te explicaré todo con calma. No es bueno tomar decisiones apresuradas. Confía en mi. —Dijo Alina, ofreciéndome una mano y esperando que la tomara.


A pocos segundos de mirarla, la tomé por instinto. Sé que me esta manipulando, pero el frío está aumentando, no puedo ir sin ropa y quiero descubrir qué está pasando. Me gusta estar a su lado, asi que acepte el gesto sin intentar descubrir el truco de magia. Sus ojos se llenaron de esperanza.


—Eres un poco peculiar, Alina. Pero pasare la noche contigo y permitiré que me guíes. Sin embargo, al amanecer, no estaré a tú lado. Si ese accidente es obra del destino, ciertamente no es algo simple. Tendrás que ser una buena anfitriona y darme una buena explicación. —Dije, para desanimarla, mientras me dejo llevar sin esfuerzo.


Alina agradecida por mi decisión de quedarme por la noche con ella, asintió con seriedad y aceptó la condición.


—¿A dónde vamos? —Pregunte.


—¿No es obvio lo que dije? Te llevare a mi dormitorio por esta noche. Ya que estas confundido y todavía no eres capaz de entender la situación en la que te encuentras. Solo eso, pasaremos una noche tranquila sin otras pretensiones. —Dijo Alina, guiándome hacia el destino con tono amable.


—Es normal que me gusten las mujeres, pero no me aprovecho de ello. Deja de pensar cosas malas de mi. —Dije con tono serio.


—Tendré en cuenta que todavía estas sorprendido con lo que está pasando —tras un silencio—. Te ayudare a regresar, no te pasará nada. A menos que tú tengas una idea para pasar la noche. —Preguntó Alina.


—No tengo idea clara de ello y aprecio tú ayuda. Gracias, creo que este misterio se resolverá, estas haciendo que funcione. Visto que todavía no sé ubicarme, prometo devolver el favor. —Dije.


—Me alegra que te sientas cómodo, pero apúrate, no podemos dejar que nos descubran así. Por lo menos ya te disté cuenta de que estamos escondiéndonos. A estas luces, tú, ¿qué pensarías si ves a alguien, así como nos encontramos? Los rumores no solo afectaran mi reputación. Tú caso es más complicado.


››A menos que quieras que te acuse de entrar a un colegio privado sin invitación y de acosar a una estudiante indefensa. Ya tenemos suerte de no haber activado alguna alarma. Te recuerdo que ir cubierto con eso… —Alina señalo mi entrepierna con su dedo—, no te da mucha credibilidad. Vamos hombre, que no soy mala persona. Lo descubrirás según me conozcas.


—Lo sé, es solo que me está entrando un poco de frío. Menos mal que hay una fogata cerca. Mantendré un perfil bajo. —Dije, mostrando disposición.


—No creo que una noble señorita, te asuste tanto ¿o sí? Por favor, dime que no eres de esos tipos extraños que le tienen miedo a la gente de estatus. —Dice Alina.


—Eso lo puedes decidir tú, pero, aunque tengas razón. No le tengo miedo a nadie por su estatus social. A mí me parece que disfrutas de la vista, de lo contrario me habrías ofrecido tu capa. —Dije.


—¿Le quieres quitar su abrigo a una indefensa mujer? Yo también tengo frío, pero sí, creo que estoy disfrutando del espectáculo y no te ves tan mal. Te dejare así un poco más. Es tú castigo por aprovecharte de mí. —Dijo Alina, burlándose en tono bajo.


—Estoy dispuesto a cargar con mi castigo a cambio de llegar a un lugar cálido y seguro. —Dije.


—Aunque convencerme para compartir la capa es lo más caballeroso que podrías hacer, te concedo que es incómodo e insuficiente. Necesitamos mantenernos unidos, pero sin que se nos relacione. En estos momentos suele pasar la seguridad. —Dijo Alina.


—Sería más extraño, si por pura casualidad nos descubren en tú habitación o de camino a ella. No quiero tener que involucrarme en este tipo de problemas. Lo mejor es que me des las indicaciones para que pueda salir de aquí. Asi dejaría de importunarte. A mí tampoco me hace mucha gracia que me vean con alguien que va vestida asi, con uniforme escolar en medio de la noche. No quiero correr el riesgo de dar motivos engañosos. —Dije en broma, señalando su atuendo.


—Oh, por supuesto, eso es una tragedia y no quieres desencadenar una crisis de moda en este lugar, ¿verdad? —Dijo Alina con ironía—. Es complicado de explicar, y… está, no es una buena noche. Debe terminar bien para todos. Te pido que entiendas… —Suplico Alina—. Me estoy esforzando para tener un trato agradable. ¿No te es suficiente?


—No puedo decir que me di cuenta. Si hay algo más, no dudes en decírmelo, evitare dañar tú reputación fashionista. Eso incluye el camino a la ciudad. —Dije con sarcasmo.


—Estás muy lejos de dónde quieres estar. Si te lo digo con tú confusión no me entenderías, como hasta ahora. Aquí hace frío y más tarde seguramente hará mucho más. Deberías ser más consciente de ello. —Dijo Alina.


—No es algo que tomo a la ligera, tiemblo para mantener mi calor corporal. Me gusta sentir… —Dije, frotando mis extremidades ante el ocasional viento frío.


—Con lo que llevas puesto, no sé qué tanto puedas soportar antes de ponerte mal. Ahora aprenderás a no descuidar tus pertenencias. Aguantas muy bien el frío, lo reconozco, pero eso no significa que no te vaya a afectar solo por sobarte.


—Será por mis movimientos. Hago lo que puedo. —Dije frotando mí cada vez más friolenta piel. —Si tu habitación no estuviera lejos, me sentiría cómodo.


—Solo por eso, admito que no eres tan débil como me parecías al principio. Y deberías estar agradecido de poder entrar a la casa de una chica, aunque solo sea una habitación estudiantil. Míralo como pago por haberme cuidado. Eres mi salvador y prometo no dejar malos rumores sobre ti. —Dijo Alina.


—La moralidad y los valores, ante todo. Es seguro que un pervertido o mal intencionado no desaprovecharía la invitación. Me sigue pareciendo un cambio muy repentino de opinión. —Insinué.


—Es peligroso caminar sólito. Nunca se sabe cuándo uno puede ser sorprendido por un ataque. Además, te daré un poco de ropa acorde a las circunstancias. 


—¿Qué habría pasado si hubiera decidido escapar? —Dije deteniéndome en medio del camino a descansar mis pies enrojecidos por la dureza del camino.


—Si te guste sufrir, puedes intentarlo y me asegurare de complacerte. Debes escoger por las buenas, o tendré que reducir tus opciones y matarte aquí. Sería menos problemático para mí. —Insiste Alina, metiendo su mano libre dentro de su capa, advirtiéndome de algún tipo de arma.


—Okey, te entiendo. Sé que me quieres agradecer la ayuda, no es necesario exagerar. Mientras que menos sepan de esto, es mejor. De todas formas, nadie me creería. No es necesario llegar a tanto. —Dije cuestionándome por qué no note el arma antes.


—Me estoy encargando de ello. Solo sígueme y no te compliques la vida. Un lugar tranquilo te espera. Mejoremos la situación. —Dijo Alina con una sonrisa pícara.


—Recuerda, acepte la oferta por esta noche, bajo la condición de tú oferta, eso te lo aseguro. Aquí, hay algo que noto diferente. Me pregunto cuál es el secreto para evitar que la contaminación aparezca en este lugar. —Dije con curiosidad.


—No sé de qué contaminación estés hablando, pero debes dejar de preocuparte por ello, aquí es peculiar. Si alguien más te escuchara, te dejaría como un loco. Te propongo que me dejes a mi las conversaciones, no quisiera tener que decir que eres mi esclavo sexual. En un futuro cercano, no me desagradaría. —Dijo Alina entre risas.


—Entiendo tu punto, pero eso no sucederá, quiero aclarar que no pretendo ser usado como un objeto sexual. Intentare mantener mi dignidad, al menos tomare medidas para prevenirlo. Quiero que me respetes y que me consideres una persona en cualquier situación —dije, mientras miro como me sonríe—. ¿Y por qué me verían como loco?


—Dejemos eso de lado y déjame escuchar más sobre ti. ¿Hay experiencias parecidas o tienes padres muy preocupados? —Pregunto Alina.


 —Si no llego a ir a dormir a mi casa por una noche no creo que tenga problemas. Mis padres están de vacaciones laborales, pero tengo una montaña de cosas para limpiar y ordenar en casa, no debo ser tan, tan… para perder su confianza. —Dije sonriendo, le acaricié la mano. —¿Tiene miedo de ir sola o realmente me está coqueteando? Qué me dirán sus padres si me descubren.


—Mi miedo no es por ir sola, sino de enfrentar las consecuencias de este percance. Y no te preocupes por mis padres, no viven en la escuela conmigo, pero alguna visita inesperada podría más que incomodar. —Dijo Alina con cierto nerviosismo.


Guarde silencio. Todo esto es extraño. Ella me parece un poco peligrosa, tiene una actitud rebelde e inconsciente ante el miedo. Debe querer verse poderosa. Aunque intente hacerme algo, si es solo ella, podría defenderme… Su manera de tratar es extraña, da una impresión de tener algo planeado. ¿Qué mujer sobria llevaría a su cama, al primero que encuentra? Puede ser que me quiera contagiar de alguna enfermedad venérea…, Si no es que me quisiera quitar los órganos o algo así. Ella quizás ya me habría dormido o por lo menos golpeado. ¿No?  Si me estuviera engañando, no se preocuparía por los malos rumores… 


—Seguirla no debe ser una mala opción. Además, es linda, quizá pase algo. —Murmure.


—Sígueme a paso rápido, hasta aquí puedo escucharte murmurar. Espero que no me estés deseando nada malo, las consecuencias no serían muy agradables para ti. —Dijo Alina, insinuándome algo más con sus ojos, que reflejan ese especial brillo que le da la luna.


Íbamos avanzando entre las sombras de los edificios. Nos detuvimos al final de la fila de edificios para comprobar que nadie nos pueda ver. El campo rodeado de torres se había terminado, en adelante solo hay un camino largo, la planicie verde. Yo también reviso detenidamente, para mí no hay nada sospechoso, pero Alina sigue escondida sin atreverse a revisar.


La situación me acelera el corazón y me pone nervioso, pensando que de verdad puede pasar algo malo. Quede atrapado en su mirada por un corto periodo de tiempo. Su expresión ahora es calmada, me tranquiliza. En ese momento me di cuenta de que la estaba mirando con demasiado interés y eso es incómodo, Alina me lo hizo notar con una sonrisa silenciosa. Me queje un poco impaciente por tener que esperar, si no hubiera frío estaría en silencio. Tomé un lado de su capa y me cubrí, Alina no dijo nada.


—La espera puede ser tediosa. Pero es importante asegurarnos de que nadie nos vea. Un poco más y avanzamos, debes seguirme y hacer lo que te digo, esta parte es la más importante. —Murmura Alina cerca de mi oído.


—Okey, no te preocupes, voy contigo. Es una promesa, seré más comprensible y no me quejare tan rápido. —Acepte, avergonzado de mis pensamientos superficiales.


Mientras pienso que esto se parece a una película de romance y misterio, en la que sigo a alguien sin entender muy bien el porqué. Tratándose de la típica escena inicial que encontrarías en una lectura cliché. Esconderse de alguien, es de cierta forma, emocionante. No entiendo muy bien el porqué de esto, pero es bueno para crear confianza.


Quizá porque no lo había hecho antes con una joven tan emocional y segura, tengo el corazón un poco acelerado. Ella tiene una sonrisa dulce, pero escalofriante. Me siento muy raro a su lado. Es mejor quedarme callado por ahora.


—Por favor agáchate, viene un guardia en nuestra dirección.  —Susurra Alina con voz suave, deteniéndome con su mano jalando a su pecho para evitar que me levante.


Con delicadeza, pone un dedo en mis labios indicando silencio. También escuche los pasos y confiando en la distancia y en la oscuridad que nos oculta, me asome por un instante. Observe a un hombre con túnica larga, bordado con un emblema que debe representar a la escuela, sus hombros reforzados con un tejido resistente y un broche en el pecho que indica su posición como agente de seguridad en la escuela, su pantalón grueso y cómodo sostenido por un cinturón ancho que sostiene herramientas y lo que parece un arma.


Sus guantes negros al igual que sus botas le añaden elegancia y un amuleto que se oculta debajo de su capa corta, resalta su constitución fuerte y atlética, pero de poco musculo, su altura le da una presencia imponente junto a su rostro serio y mandíbula fuerte, su cabello corto a los costados y recogido en una pequeña cola se esconde bajo un casco abierto. Su postura erguida y caminar seguro sugiere su experiencia y madurez.


—Es solo un vigilante desarmado. Sigamos caminando. Podremos escapar fácilmente si nos ve. No le hará mucho caso a dos adolescentes. —Dije en voz baja.


—¿Eres estúpido o muy confiado? ¿No piensas en lo fuerte que debe ser para ir solo de patrulla? Piensas algo extraño para la lógica masculina a la que estoy acostumbra. —Dijo Alina con molestia en su rostro.


—Nos dejará tranquilos si aparentamos ser una pareja de enamorados expresando su cariño, asi no nos pararemos a esperar que pase alguien o algo que nos delate. Podríamos llegar más rápido, asi que no necesitas taparme la boca. —Dije, haciendo una amenazante mueca de soltar una risa fuerte, para romper la tensión y mostrarle que no estoy asustado.


—¿Estás loco? Ni siquiera tienes el uniforme de la escuela. ¿Qué te pasa por la cabeza?  —Dijo Alina con desesperación, casi susurrando y suplicando.


—Usare la capa colgada sobre una roca para distracción. —Dije con calma.


—No te burles. Ese vigilante podría lastimarnos y encerrarnos por un buen tiempo, y sin que nadie diga algo. Si quisiera, podría matarnos porque ese es su trabajo. Están entrenados para torturar y matar intrusos en su territorio, y este es su territorio. —Dijo Alina furiosa a mi oído.


Después me tiro un puñetazo en el estómago y cubrió mi boca, me dejo sin aire por un momento para evitar que mis palabras alertaran al guardia que está cada vez más cerca de nosotros. Apenas y logre respirar con algo de dolor. No pensé que tendría esa fuerza, mi boca se quedó con un mal sabor de boca. Quizá es sangre. Me tome mi tiempo para recuperarme.


-—Yo podría encargarme de él sin lastimarlo. Tengo conocimientos de defensa personal, y a pesar de mi aspecto soy el mejor de mi clase. Pero tienes razón, es mejor no arriesgarse mucho, eso podría alertar a los demás vigilantes. —Susurré a su oído con poco aliento.


—Tú no podrías ganar ni siquiera contra mi. Este no es el momento para discutir. Confía en mí y no te preocupes. Me estoy encargando de todo. Mi método está funcionando mejor que el tuyo y chit —Dice Alina, susurrando con un dedo sobre sus labios y su aterradora mirada fija en mis ojos.


—Este es un lugar bastante grande, ¿quién diría que demoraríamos tanto? En este momento ya podríamos estar en la calle de mi casa y distrayéndonos con una lista de música —Dije, una vez que el guardia había pasado. Sus pasos ya no se escuchan.


—Vamos, niño llorón. Mueve las piernas que estamos cerca. Si necesitas una distracción, puedes intentar adivinar lo que aparecerá más adelante. No pienses tanto en el tiempo que nos queda. Además, si no llegamos rápido podrías morir de hipotermia jajaja. —Dijo Alina, jalando de mi mano juguetonamente.


—No me estoy quejando de la distancia. Es solo que todo camino desconocido le parece lejano al caminante. Por eso, espero que lleguemos pronto a nuestro destino. —Dije, intentando sonar lo más poético posible, para que mis maltratados pies sigan soportando las piedras y espinas del camino. Un calzado me vendría bien en este momento.


—No me pongas el ambiente más tensó. Tengo los nervios adoloridos del estrés. Podrás quejarte de lo que quieras cuando tú mamí te arrope en la cama. Libérate de esos pensamientos negativos y disfruta del aire libre o piensa algo que te haga feliz. Sé que no la estas pasando bien. Y yo no soy muy buena haciendo de niñera. —Dijo Alina burlonamente.


—Eres un poco malvada. Pensé que podría ser divertido conversar de algo para no sentir la distancia. Yo también estoy cansado de este día, de todo esto en realidad. Aun asi, puedo mostrar mi cariño, recuerda que todos tenemos momentos de estrés, pero encontramos la forma de superarlos —dije y añadí—. Cuida de mí, porque tiembla hasta mi alma. Asi, de modo que pueda cuidar de ti, con todo el honor del tiempo.


—Asi que te has interesado en mí. Supongo que lo tomaré como un logro personal jajaja. Te contare algo superficial de mi y tú deberás ir descubriendo el resto. Soy la segunda representante del salón D de la segunda clase y tengo una medalla Beth —Alina añadió—. Espero que tus halagos sean disciplinados. Entonces podremos llevarnos bien.


—¡Oh!, Eso es impresionante. ¿Prefieres que te adule falsamente o que te diga la verdad con galanteo? —Dije, deteniéndola del brazo y añadiendo—. No sé la importancia de tus logros, no creo que haga falta decir una promesa con la que se puede fallar fácilmente. No quiero hacer eso contigo, es como pedirme que te engañe. Espero que seas más abierta en el futuro.


—¿Crees que me falta algo para ganarte? ¿Para ser digna de ti? Eres un desvergonzado. No conoces ni siquiera lo que es una buena escuela de gran prestigio y presumes de ser el mejor, pero cuando tienes la oportunidad te burlas. —Dijo Alina pucheros que contienen su desagrado.


—¿Estoy presumiendo? ¿Por qué no puedo presumir? Puede que sea verdad. No lo hago para presumir o burlarme. Lo siento si te hice sentir así, aprecio tu valor y méritos. Sí hay algo que deseas compartir de ti, te escuchare humildemente. —Dije sonriendo.


—Esa idea es bella… La verdad, te paraliza los nervios ¿Verdad? —Dice Alina sarcásticamente, dándome la espalda para seguir caminando—. No te equivoques. No puedo abrir toda mi vida a tus deseos, sobre todo porque no conozco nada de ti y no llevo mucho contigo. —Señalo con su dedo— Y tú no me conoces. Quizá no mereces conocerme. En cuanto a lo demás, si estas interesado en mi… te lo contaré cuando me sienta segura de hacerlo. Por ahora seré todo lo superficial que quiera y cuando yo quiera. ¿Okey?


—¡La conozco y cómo es que la conozco! Seguramente no personalmente, pero sí por generalización. Eso si, tienes un buen potencial, puedes sorprenderme. No preguntaré más por tu privacidad. —Dije, con arrogancia y sarcasmo, luego añadí con arrepentimiento—. Lo siento, realmente no quise dar a entender una ofensa.


—Sí, ya veo, tienes un ego… especial. Lo bueno de ello es que eres fiel a tus elecciones, ¿verdad? —Dijo Alina con calma.


—Normalmente, la gente que se reúne conmigo habla con más confianza y no entiendo porque me gustas. Es quizá, tú determinación y la manera que tienes de ver las cosas. Me da nuevas perspectivas. —Mis ojos se anclaron a su mirada, disfrutando de su pestañeo.


—¿Te-te gusto? ¿Yo te gusto? —Alina me miró fijamente, sin saber si es una broma o un coqueteo—. Quizás… porque soy guapa, inteligente y con clase. Una buena mujer que sabe lo que quiere y hace lo necesario para conseguirlo, sin importar los obstáculos.


—¡No! —Espeté, riéndo divertido por esa respuesta emocional—. Esa parte no es la que me gusta, pero también es importante. Sí, eres guapa y no me gustaría que pase algo malo.


Di unos pasos para acercarme, mi rostro está a milímetros de su cara y mis manos en la suyas acariciando su piel. Se comenzó a sonrosar y mostró una sorpresa nerviosa.


—La superficialidad. Puedo enseñarte a verla de una manera diferente. Te podría ayudar a dejar esa parte complicada. Hay algo más, algo que no puedo explicar. No se trata simplemente de cualidades físicas o intelectuales, sino de una especie de energía que me atrae a ti… —Dije con toda la seguridad y sinceridad que puedo dar.


—Asi me haces pensar que eres algún tipo de profesor que, de alguna manera intenta hacer de espía y robarse a los estudiantes. Insinúas que te debo escuchar y hacer lo que me dices sin pensar. Te voy a enseñar lo que es una mujer con clase, con estudios. Algo que tú nunca podrás lograr con esos pensamientos. —Dice Alina agitada por la situación, sin saber que palabras usar.


—Quizás, no es lo que quisiste decirme. Si no puedes pensar antes de acusarme, aceptar la broma es una excelente idea. Disculpa a mi sarcasmo como a mis ideas preconcebidas. Pero las escuelas que permiten una vestimenta tan llamativa como la que usas, no suelen tener buenos contenidos que transmitir. —Dije, sin intentar explicar.


—Mira quién lo dice… y, ¿se puede saber qué escuela tan prestigiosa te da el derecho a menospreciarme por mi vestimenta? —Dice Alina con notable molestia.


—¡Oh, no! Mi intención no es esa. No me refería a menospreciarte. Solo estaba haciendo una observación de los estándares de vestuario escolar. Es la libertad de expresión y la diversidad de gustos como de la propia cultura, lo que se debe pulir. —Dije en tono suave.


—Estas acostumbrado al patriarcado, ¿verdad? Te hago saber que estamos en un lugar en el que no aplican esas ideologías. Inténtalo en donde tengas influencia. —Afirmo Alina.


—Te trato como a un igual, y al recibir la confianza expreso libremente mi opinión. Entiendo que no hay una forma correcta de vestirse y me alegra que asi se pueda mostrar la individualidad, tú sabes que es asi. Pero… hablar de un tema tan viejo como el patriarcado es absurdo. En cuanto a educación, quizás Harvard, Cambridge u Oxford son mejores opciones. —Dije.


—No escuché de ninguna de esas escuelas. Me estas mintiendo en la cara. Inventarte nombres al azar para satisfacer tú propio egoísmo no es como un hombre se debería comportar. Exijo más respeto o mi trato no será tan amable contigo. —Dice Alina, amenazante.


—No me estoy inventando nombres para satisfacer mi “egoísmo”, eso es obvio. Existe la posibilidad de que esos directores consideran que no tienes el nivel mínimo para recibir una invitación a la prueba de admisión o quizás te falta poder económico. Suena discriminatorio, pero es un parámetro a considerar. Son lugares muy costosos. Yo no podría mantenerme con esos costos de vida. Prefiero utilizar mis recursos para otras actividades. —Dije.


—Estoy comenzando a pensar que calladito te ves más bonito. Mejor guardemos silencio para evitar decir sin sentidos. —Pidió Alina.


—Creo que podría estar de acuerdo con eso. Pienso que pedir un abrazo como disculpa es… una forma de mostrar que ya no nos estamos juzgando y es gran signo de reconciliación. —Dije con un tono infantil.


—La única disculpa que vas a recibir es mi puño en tú cara si es que no me dejas tranquilizarme y sigues hablando asi. De otra forma seguiremos en una discusión interminable —dijo Alina—. Ya estamos cerca. Mira esa casa de allá. Allí vamos.


Ambos nos dirigimos en silencio a una pequeña casa, la primera de esa calle. Es a una cabaña, cuyas paredes en su inicio habrían sido pintadas de un blanco puro. Pero ahora, están cubiertas de musgo y hiedra que trepa como dedos esqueléticos, aferrándose con fuerza a la madera y piedra desgastada. Con un techo a dos aguas de tejas rajadas, revelando la oscuridad del ático que yace en lo alto. El edificio es de dos pisos, con acceso independiente y un techo no muy alto.


Las inexistentes ventanas están manchadas de polvo y caminos de lluvia seca, cubiertas por tablas de madera qué, de abrirse como bocas vacías, serian un camino hacia el abismo. A través de ellas, a veces se vislumbra un destello de luz fantasmal, como si los espíritus atrapados dentro intentaran comunicarse con el mundo exterior.


Estamos a unos 30 minutos a pie del lugar de donde nos encontrábamos. A pesar de no creer en actividades paranormales, por la descripción del lugar, me da la sensación de estar en una calle embrujada. La ligera niebla y la luz de esas extrañas lunas palidecen mi piel de gallina. Por supuesto que trate de controlar mis vellos erizados y mi respiración agitada, que se me escapa en cuanto me descuido al prestar atención a mi alrededor. Presiento que algo saldrá en cualquier momento.


 Lo más aterrador es el envolvente silencio y la soledad del lugar. Si algo se oculta en las sombras, solo podrían ser almas en busca de compañía eterna o al menos en busca de mirar algo nuevo. Por un momento me sentí observado, pero no pude identificar el origen. No quiero pensar que me estoy volviendo loco. Es mejor no darle mucha importancia.


Avanzo con la mirada hacia el suelo, sintiéndome mal por no controlar mis emociones, mientras mi acompañante se ve tranquila. Tengo la piel de gallina y no es precisamente por el frío. Es difícil desterrar las ideas preconcebidas que llevan tiempo arraigadas en mi cultura. Quizás debo estar más atento.


Consecuencia de ello, perdí la poca amabilidad que debía mostrar e intempestivamente, grité para calmar mis nervios —¡Qué silencio de cementerio hay aquí! ¿Te quedas cerca?


—Alina, a pesar de que solo tenía la intención de ayudar, se detuvo, volteo y me dio una cachetada.


—¿Por qué has hecho eso? Es doloroso. —Dije, deteniendo su mano, en su segundo intento de golpearme.


—Te lo advertí antes. Si te gusta el ruido puedo seguir golpeándote para que estés tranquilo. Está es solo una muestra de lo dispuesta que estoy a cumplir mis palabras. ¿Eres hombre? Controla tus emociones y no me insultes. Solo los muertos están en el cementerio. Sígueme provocando y te dejare en uno. —Dijo Alina con una cara de furia.


No quiero molestarla más y me quede en completo silencio, en especial, sin saber a lo que me enfrento. Creo que tiene algún trauma con los cementerios que no deseo saber. Por ahora, ella solo me está ignorando, va mirando a lo lejos, sin cruzar miradas o hacer ningún ruido más allá de sus pasos rápidos. Está melancólica.


Allí está su molestia, en su desencajado rostro. Cierro mis ojos y acaricio mi cabello, procurando gozar de alguna felicidad. Su rabieta me da miedo y por extraño que parezca, también, una desesperante ternura.


Al llegar a la entrada nos detuvieron unas cerraduras de madera oscura, con un grosor considerable, sin ningún detalle especial. Crujen y chirrían como si protestaran por cada visita. La puerta principal, en su simplicidad, además de la típica textura áspera que armoniza con el estilo vintage, tiene marcados arañazos y señales de intentos desesperados. No sabría decir si son de alguien o algo tratando de huir o de refugiarse.


Alrededor hay otras edificaciones parecidas, igual de tenebrosas y con lúgubres esperanzas, que parecen inclinarse hacia adelante, amenazando con derrumbarse sobre cualquiera que pase y sobre sí misma. Recordé que Alina mencionó un evento y no supe si atribuir el escenario a ello. —Sí, eso debe ser. La decoración de un evento— me dije a mi mismo. Están relativamente cerca de nosotros, no se posicionan justo al toqué de los costados de las construcciones, pero cerca.


Mientras me acerco a ella, Alina abría lentamente la alta y gruesa puerta. La fachada no tiene timbre ni placa identificativa, pero si algunas telarañas escondidas. Yo vigilaba que no hubiera algún vecino chismoso que hubiera tenido ganas de respirar un poco aire fresco. En pocos segundos entramos a la oscuridad y se cerró la puerta con la misma lentitud con la que fue abierta.


—No hay nadie, podemos subir en silencio. —Dijo Alina, dando pasos lentos y silenciosos.


—Si no hay nadie. ¿Para qué debemos hacer silencio? No pienses que me engañaras para hacer el ridículo, ¿me pedirás que corra ah esconderme como si me fuera a llevar el ropavejero? Solo por las puras ganas. —Dije en voz baja, arrepintiéndome de lo que estoy haciendo.


—¿Si te lo pidiera, lo harías? —Preguntó Alina, conteniendo su risa al sospechar mi miedo.


—Hacer esas bromas a los niños pequeños. Eso es de novatos y un adulto no caería fácilmente, incluso se ofendería. —Quisé protestar más, pero me contuve al notar la oscuridad del lugar y lo elevado de la escalera, escondida en la caída de la claridad exterior.


—¿Ya eres un adulto? Tranquilo, no te haré daño, solo obedece. —Susurro Alina en tono de burla.


—No sé si esas palabras me tranquilizan. —Le devolví un desconfiado gesto con mi cara.


El lugar en donde nos encontramos parados, al cerrar la puerta con cuidado de no hacer ruido, está completamente oscuro, sin ventanas ni focos. Alina encendió una lampara en forma de diamante que cuelga en la pared. Vi lo que es una estrecha escalera de altos escalones que termina frente a una pequeña puerta de madera. Es la entrada que da a un corto pasillo transversal.


Al llegar al segundo piso, miré como unos pequeños escalones al fondo del pasillo llevan hacia el balcón. Alina manteniendo su cortesía me dio un pequeño recorrido, la seguí en silencio. Desde ahí se podía disfrutar de la vista al jardín posterior y de unos cuantos árboles frutales que sirven para hacer notar el límite de la propiedad, y crear una bonita atmósfera privada.


Se podía ver una pequeña fuente con pileta al centro del jardín que no esta funcionando, pero tiene agua cristalina estancada. El tamaño de la pileta es tan grande que fácilmente se podría aprovechar como una pequeña piscina o al menos jacuzzi. Después de esas indicaciones de la propiedad, Alina me tapó los ojos con su capa. Inconforme con ello, se aseguró con sus manos sobre mis ojos y si hubiera podido, seguramente me taparía la boca.


Llegando a la puerta del segundo piso, se escuchó como se abre el seguro de la puerta corrediza que da al interior de la habitación. Alina bloqueo la puerta con su pie, empujándome bruscamente al costado. Me susurro con el movimiento de sus labios. —Intenta esconderte en la esquina más oscura— luego pregunto en voz alta.


—¿Quién está allí? No haga movimientos bruscos o atacare sin pensarlo. —Alina metió su mano en la capa, amenazando con sacar un arma, más bien, un palo con apariencia de regleta.


—Tranquila Alina, soy yo, Yuri, tu compañera de cuarto. Deja de asustarte por pequeñeces y déjame abrir la puerta. Me asustas. Pareces una niña pequeña, ya madura y deja de lado tus rarezas. Asi no vas a retener a un buen hombre.


—Yo te aconsejaría lo contrario. Deja de pensar que todo es seguro o en divertirte y estudia los detalles de las clases, si fueras de mi familia ya tendrías a todos decepcionados. Al menos yo no me salto las clases por diversión. Sin esfuerzo no hay recompensa. —Dijo Alina soltando su varita y quitando el pie.


—Todo este ciclo has estado distante, no sé qué te pasa y, para tú información, solo volví por algo que no pensé que necesitaría. No es que prefiera estar contigo y no soy la única que se escapa. —Dijo su compañera abriendo la puerta corrediza.


—Esos son mis asuntos. —Afirmo Alina.


—Y tú… ¿Por qué estas tan nerviosa? Parece que te estuvieras forzando a no mirar a otro lado —Yuri dio una mirada rápida alrededor y al techo.


—¿Qué estas buscando? Sabes que no puedes traer aquí a tus pretendientes. —Dijo Alina divertida.


—Acaso… ¿Querías aprovechar a que ya me voy para traer por fin a algún muchacho guapo? ¡Eh, pulcra! Mi olfato no miente. —Una risa divertida se escuchó de Yuri.


—Estas tan obsesionada que imaginas cosas. —Dijo Alina, intentando fruncir su ceño.


—Sabes que no eres muy buena disimulando —sonríe Yuri, disimulando con su mano el enrojecimiento de sus pómulos—. Ya dime dónde está, solo le daré una miradita antes de irme. Es para apreciar mejor tus buenos gustos. Me iré rápido, lo prometo.


—Nunca fuimos mejores amigas y tus admiradores estarán desilusionados al enterarse. —Dijo Alina devolviendo la sonrisa.


—Me gusta mirar y no tocar, nada más, lo prometo. Sabes que no me quedo con lo que no me pertenece. —Yuri acentuó sus palabras con gestos infantiles.


—¿Una miradita y nada más? Ja. Eres una mañosa, como siempre. No ves que aún me late la vena del susto que me diste. Uno de estos días no me voy a poder contener y vas a acabar lastimada. —Reclamo Alina.


—Sí, si, claro. Yo me lo eh buscado, tranquilízate. No necesitas hacer un escándalo, solo quería llevarme bien. Si me lo pidieras te presentaría algunos hombres divertidos. Nadie se enteraría. —Dijo Yuri con voz tentadora.


—No es necesario. Tengo mis estándares y para regalar. —Dijo Alina.


—Entonces, ya me voy y que disfrutes de tu regalo de promoción, representante… Nos vemos en la entrega de puntos —dijo Yuri, bajando las escaleras—. Por cierto, me parece que hubo quienes se preocuparon por tú ausencia en el observatorio. Fue un momento romántico para algunos, así que los profesores están ocupados. —Su risa burlona reverbera con eco en el pasillo.


—Pero ¿qué dices? No es así, es que no… —suspiro, quitando importancia—. Lo siento, estoy cansada y no quiero alargar más esto, perdemos el tiempo, que te vaya bien. —Dijo Alina.


—Creo que hoy me la pasaré fuera, con la de abajo. Fue agradable pasar algo de tiempo contigo, pon el seguro y que te diviertas Ali… —Dijo cerrando la puerta de la calle.


En cuanto se fue por las escaleras. Alina volteó a verme, pero no me encontró. Esperé a escuchar unos minutos de silencio para salir. Me había escondido en la oscuridad de lo alto del techo, apoyado detrás de una viga vieja que sirve para colgar lámparas, por suerte aguanto mi peso. Desde ahí miré atraves de los huecos formados en las grietas que se habían extendido cada pocos centímetros. No es la primera vez que me encuentro en una situación parecida, pero sin duda, ninguna como esta.


Menos mal que soy lo suficientemente ágil y flexible. Con la experiencia en escapar de guardias y animales, mi trabajo como buscador es riesgoso y mi físico es algo que no descuido por estas situaciones inesperadas, la genética familiar me ayuda.


En poco tiempo ella noto mi ubicación. —¿Cómo llegaste allí? Pensé que estabas escondido en la esquina. —Dijo Alina con sorpresa.


Descendí lentamente —Aquí me pareció más seguro, casi nadie suele mirar al cielo. —Respondí con orgullo.


Alina me volvió a cubrir los ojos al salir de su sorpresa, como si tuviera algo terrible que esconder. Me dio un toqué con el pie, indicando que me moviera al interior.


Soy incapaz de decir una sola palabra, simplemente obedecí a la fuerza de su pecho empujando en mi espalda. Seguimos hasta llegar a una puerta. Mis manos están estiradas de tal manera que puedo tantear con anticipación algún obstáculo que me pueda golpear.


Cuando nos detuvimos, toqué el marco de madera y levanté la mano para golpear la puerta, identificando si está abierta. No se escuchó sonido alguno. Me desconcerté por la sensación de dureza en mis dedos y la suavidad al empujar. Es como si la puerta no estuviera ahí. Todo sonido era silenciado antes de siquiera producirse. Es como golpear aire.


Claramente hay algo que me da el tacto de la madera. Una sensación que más que parecer una puerta, se mostraba ahora como una especie de barrera gelatinosa. Haciendo un poco de fuerza, puede ser atravesado como si estuvieras atravesando una delgada cascada, no sé qué estoy tocando.


—Quiero volver a ver que es… —Murmure con cierto miedo, sin animarme a decirlo en alto. No quería ser atrapado así. Parece que Alina noto mi intensión y apretó su agarre.


Intenté lo mismo con más fuerza en el marco de la puerta cuando Alina se alejó, pero eso me fue impedido debido a que me pidió hacer silencio y estar tranquilo —mantén los ojos cerrados mientras me preparo… o considérate hombre muerto.


Debía evitar hacer cualquier sonido. El ambiente es tan callado que tenía la sensación de haber guardado silencio por un tiempo largo. Ella seguramente piensa que es lo mejor y yo también. No me interesa lo que una mujer pueda tener en su cuarto, ni atravesar lo que está frente a mí. De hecho, me di la vuelta, no sé si agradeciendo su ausencia.


Este parece uno de esos lugares… en los que suceden eventos inexplicables, que por ciertos motivos no aparecen en las noticias. No es que conozca muchos de esos, pero… siento algo aquí, algo desconocido. De cierta manera mis instintos comenzaron a temerla.


Me tranquilizo haber visto a Yuri y la mención de más personas que Alina, por ello desestime mis preocupaciones inmediatas, aunque mi cuerpo sigue estremeciéndose.


A su regreso, Alina me hizo saltar de los nervios. Poso la punta de sus dedos en mi espalda con rapidez y sigilo, cubriéndome los ojos con una prenda como si la mera visión revelara secretos… Me guió y poniéndome contra la puerta de su habitación. Nuevamente el tacto de la extraña barrera me envolvió en un escalofrío y al atravesarla, el mundo al otro lado me recibió con una inquietante calma. Mis dedos se soltaron del umbral, y al abrir los ojos, me encontré con un lugar que parecía desafiar toda lógica…


Una vez atravesada la puerta, me quito la cubierta de los ojos. Se relajó y quitándome su capa para lavarla, me relaje al sentir la calidez del interior. El lugar es algo extraño, es cerrado, pero está muy bien iluminado con luz amarilla que se filtra desde alguna parte del techo. No pude localizar los interruptores o algún sensor de encendido, pero hay una lampara que emite luz cálida. Me sorprende la potencia del caudal lumínico, fuera de ese fenómeno no había nada más que mencionar.


Es una habitación con su cama de elegante diseño, pareciera hecha para el descanso de una reina y los almohadones le añaden comodidad. El piso alfombrado con piel de oso, marrón oscuro… En una esquina, una pequeña área de cocina con algunos utensilios de decorado minimalista y en la otra esquina una mesa y una silla. La pared sin cuadros, cruces o recuerdos, sin diseños. Cortinas negras cubren una parte de la habitación, tomando un toque enigmático.


Desde adentro es más grande de lo que aparenta al ser vista desde el exterior. Es una decoración linda por esa nostalgia histórica de lo que representan este tipo de construcciones rusticas, vintage o lofi de aquellos tiempos. En unas pocas palabras, se puede considerar que es un buen lugar para descansar. Me recuerda a esas casas de las zonas urbanas bien alejadas donde no llega mucha gente, hechas de adobe y barro.


A pesar de ello, el espacioso lugar parecía casi desocupado, no había un mueble de más, solo el necesario para el residente y otro adicional, que debería corresponder a la visita. No parece la habitación adecuada para un estudiante, carece de ventanas, conexiones eléctricas e incluso carece de algún dispositivo tecnológico con acceso a internet. Parece que abandona la modernidad. Se mantiene limpio y da la sensación de buena posición económica, pero con gustos góticos. Ella podría ser de las que les gusta presumir lo poco de buena calidad que tienen y usan el minimalismo de excusa.


No pude evitar abrir la boca de sorpresa, cuando miré el indescriptible decorado en bajo relieve de algunas de sus pertenencias…


—¿Está es tu habitación o solo tienes una parte? Es bastante amplia. No conozco sobre estilos decorativos o sus mezclas, pero es un lugar fascinante. —Pregunté.


Alina sonríe ante mi asombro, mientras se acerca a la pequeña cocina y prepara un poco de agua para té. —Es mi habitación y todo es para mi. Puedes buscar un asiento cómodo. —Aseguro Alina.


—No hay muchas cosas para ser un espacio tan amplio. Parece más un almacén que una habitación de escuela. Que difícil debe ser vivir con pocas comodidades. ¿No las extrañas? —Dije, buscando la única silla volteada sobre la mesa.


—No hay nada que extrañar joven. Cuando piensas en estudiar, la ausencia de excesos a menudo brinda la sensación de libertad y tengo todo lo que necesito, no es necesario mucho… ¿Deseas algo para beber? —Dijo Alina, señalando una variedad de cajas con diferentes tipos de hojas y otros ingredientes en polvo.


—Aprecio lo que se me ofrezca, es mi suerte. No creía que las comodidades sean esenciales para la felicidad, ni que escuelas de prestigio tan alto estatus pudieran construirse de madera y piedra, pero admito que se ve tan robusta. Debería ser seguro en caso de emergencia. —Dije con una sonrisa.


—Si, exactamente joven. A veces lo que parece simple, es más sólido y ostentoso. Confío y disfruto de los encantos y misterios de la escuela, aunque solo sea mi habitación. Nadie sabe su antigüedad —respondió Alina—. No sé por qué te sorprendes de estas cosas, la métrica no es exclusiva para los nobles. Cualquiera que pueda pagarlo disfrutara de ello 


Notando mi gesto de pensar, Alina, sonrió y continúo hablando. —Si la habitación te parece deshabitada, es porque me llevé a casa una gran parte de mis pertenencias. No me crees tan despistada como para dejar mis cosas en donde pueden entrar y llevárselas, ¿verdad? —Alina hizo un gesto de curiosidad y burla—. Hay cosas intimas que una mujer debe tener discretamente cerca, lejos de los pervertidos como tú.


››Quizá estas interesado en mi ropa sucia, por ello te da curiosidad conocer el lugar en dónde guardo mis cosas jajaja. Seré buena contigo. Si no te portas como tonto, puede que te regale alguna para tú colección. Nada más no presumas que es mía —me mira a los ojos, aparentando seriedad, y después de un incómodo silencio, con disimulada sonrisa burlona dijo—. Claro… Como si eso fuera a pasar jajaja.


—Oh,  no, claro que no. ¿Me puedes servir un vaso de agua? Prefiero no recibir ese tipo de premios, soy un hombre respetuoso. —Dije con desagrado, conteniendo mis nauseas al imaginar tal escena. Que solo puede ser ideado por una niña consentida.


—¿No estás muy cómodo con la silla o la conversación? ¿Cómo quieres qué te sirva un vaso de agua sin sirvienta? —Dijo Alina con sarcasmo.


—Para preparar un vaso de agua simple, primero debes permitir que las moléculas de hidrógeno y oxígeno se fusionen aplicando diestramente 150 mililitros de presión atmosférica. Luego, mediante la técnica ancestral de sujetar el objeto con los dedos, acercarlo a la boca permitiendo el paso de fluidos —dije en tono de broma y exagerando mi indignación por la desafortunada situación—. Ya que tú me invitaste, debes ser una buena anfitriona.


—¡No soy una empleada! ¿No te das cuenta de que soy de la nobleza? Puedo ser considerada, pero no me pidas esfuerzos. —Dijo Alina con molestia.


—No tengo expectativas para ti como mí sirviente personal y no preguntare por algo que no me incumbe. En cambio, a riesgo de parecer un deficiente. Debo saber qué fecha es hoy. Me siento un poco abrumado por todo esté ambiente —dije con tono cansado y añadí con sarcasmo—. Es como si hubiera viajado a algún extraño pasado distópico en el que no sé qué hacer, y me despierto en un hospital psiquiátrico con esquizofrenia o algo parecido.


—Es comprensible que necesites tiempo para adaptarte, pero no te des un diagnósticos un tanto extremo. Diría yo que es mejor ver algo que te gusta todos los días y que sabes que no es real, a ver todos los días algo que no te gusta y saber que es real —Tras una pausa para pensar, añadió—. Entre otras de mis dudas. ¿Qué es la fecha? ¿Es alguna actividad nueva o te estás haciendo el gracioso conmigo? —Dijo Alina con una chispa juguetona.


—Normalmente tengo paciencia, pero contigo… Parece que te estás divirtiendo. Deja ya. Supongo que aún estás molesta —suspiré y añadí—. Entiendo que no quieres conversar y no quiero meterme en tú vida. Pero escucha, solo porque es fácil escapar de la realidad, no significa que vas a resolver tus problemas de ese modo… Esto lo dejaremos para después.


—Yo no me estoy escapando de la realidad. A mi parecer, tú eres él raro que no entiende lo básico y tiene algunas ideas extrañas. Pienso que tienes algún problema mental o físico. ¡Qué sé yo de eso! En otra situación ya te hubiera dejado. No te preocupes, después de tener todo listo, te mandare de regreso a tú apreciada casa. Solo tengo que hacer preparativos. No seas grosero conmigo. —Anuncio Alina.


—No puedo desear más. Claramente estoy en deuda contigo, pero estaría encantado de salir de este extraño y oscuro lugar para regresar a mi realidad. Haz esos preparativos lo antes posible. —Dije cruzando mis brazos.


—Espero que estés feliz y sepas esperar, eso me debería resolver un gran problema. Me estoy mudando y tengo que estar preparada, aún que no va como espero. Mis padres no vendrán a recogerme este ciclo, asi que no tengo más razones para quedarme al banquete de despedida y terminar escuchando quejas ajenas. Me iré en cuanto termine mi examen y te diré mi plan. —Dice Alina.


—Así que te me molesta que tus padres no estén para tu ceremonia de premiación. Debes entender que ellos quisieran estar presentes para compartir ese gran momento, pero… intentar escapar de la ceremonia y perder la oportunidad de conversar con tus compañeros, es… a lo largo del tiempo, una carga triste. —Dije, a pesar de saber que no me compete ni beneficia.


—¿Mi ceremonia de premiación? ¡Por favor! ¿Qué escuela de nobles hace eso al finalizar el segundo ciclo? Las premiaciones se dan solo cuando ya terminaste los 3 ciclos de la escuela. En la titulación, cada uno es libre de hacer lo que mejor le parezca. —Dice Alina.


—Entonces… Estas orgullosa de no tener a tus padres cerca porque te quedaste sin los puntos necesarios para aprobar, ¿verdad? Te voy descubriendo, eres la típica y sofisticada adicta a los estudios que no puede aceptar darse el permiso de cometer errores, ¿verdad? —Dije, haciendo un poco de burla.


—Muchos piensan que soy arrogante porque me esfuerzo y no me dejo llevar tan fácilmente, eso no es nada malo y me siento orgullosa de ello. Mi familia está de acuerdo con que ponga todo de mí. Soy asi y me quiero por eso. Si tengo que luchar, lo voy a hacer. Primero por representar a mi familia y luego por mí, acostúmbrate a eso. ¿Okey? —Dice Alina con seriedad.


—La inteligencia lógica, no es la única inteligencia que se sabe es necesaria. En la sociedad actual nos es útil la inteligencia emocional que también es muy importante, y como mujer, creo deberías al menos, saber de ello. Es importante que la gente a tu alrededor se sienta bien, asi es como les demuestras el respeto y la consideración. —Dije.


—Pero, de verdad… eres un… ¡Increíble! Nada más te falto hablar de la inteligencia mágica. No seas cínico, no me puedo creer que un hombre este hablando de igualdad, cuando perfectamente sabemos que la mayor parte del territorio es del patriarcado machista. Estamos de acuerdo en que la inteligencia emocional es importante, pero no solo para las mujeres, también para los hombres. Esa es la mejor forma de relacionarte con la gente, asi como tú comentas —dice Alina irritada, con la boca abierta y negando continuamente con su cabeza—. Una dama, se debe hacer respetar y tratar con firmeza, más que con adulación, eso es justo lo que estoy haciendo.


-—Okey, soy un tonto irritante, pero es porque estoy nervioso. ¿A ti no te ha pasado jamás, de hacer cosas extrañas cuando te sientes extraña? No pienses mal, lo decía como un cumplido. Eres competitiva y seguramente la mejor, eso lo sabes con seguridad, pero te falta aprender a ignorar lo que no tiene importancia. Es mejor si cambiamos de tema. ¿Te gustaría seguir desfogándote con alguien que pronto desaparecerá y podría llevar todo el peso de esos problemas? Estoy abierto a escucharte opinar también en otros temas. —Dije


—No. En realidad, prefiero encontrar las soluciones por mi cuenta. No pienses que soy inútil por ser mujer, deja de ser misógino. Debo ocuparme de otros temas. Escogí estudiar en este momento, pensando que tendría el espacio para concentrarme. Calculé el tiempo que necesito para practicar, pero no contaba con tener invitados. Ahora tengo que reorganizarme. Gracias por tú consejo. —Dice Alina, sentándose en su escritorio.


—Tus palabras son bastante ágiles… Lamento que no saliera como tenías pensado. Si tienes algo de beber, te acompaño a tomar algunas copas. Pero hay que tener cuidado de no equivocarnos en ponernos la ropa interior al despertar —reí por un momento y me detuve al ver que no me entendió—. Es solo una broma, no planeo ponerme borracho.


Me quede en silencio, pensando en lo estúpido y ofensivo del comentario. No tengo ganas de decir palabra alguna y creo que ella se está adaptando a ese lado de mi personalidad. Al parecer mi humor me da malas intenciones a mis palabras.


—¿Me puedes explicar qué paso hoy, y cómo es que terminaste con esa ropa interior extraña? Verte asi…, todavía me hace sentir incomoda, espero que seas preciso hasta con el último de los detalles. Algo que si puedes recordar. —Pregunto Alina.


—Si pudiera hacerlo en un instante, lo haría, pero yo mismo sigo un poco confundido con los hechos. Podría hacerlo, pero… no estoy seguro de saber explicarme con el orden correcto. Pensaras que me he vuelto loco. A mí me parece solo una pesadilla, una cuestión mágica. Me siento como si hubiera hecho un viaje al pasado o a algún futuro distante. Por ahora, digamos que es un afortunado accidente, ya qué me encontré contigo para aclarar mis ideas. —Dije.


—Quizás, me deberías contar con calma y más detalle, es algo que me da mucho interés. Yo te creeré, sobre todo la parte en la que piensas haber atravesado alguna línea del tiempo o extraño fenómeno. —Dice Alina con una sonrisa, esperando que me abriera ante la curiosidad.


—No hay nada de interesante y mucho de vergonzoso. Hace unas horas me encontraba leyendo un libro que desarrolla un bucle parecido a lo que viví. Me encontré en una situación complicada cuando decidí regresar a casa y comenzó ese fenómeno. No pude reaccionar. —Dije, sacudiéndome en un corto escalofrío.


—Si es una historia interesante, disfrutare con calma. Es lo mínimo que me puedes ofrecer por haberme fastidiado todo el camino. Es difícil compartir ciertas experiencias y por ello, me convertiré en tú diario personal. Todo aquello que expreses será un secreto, uno nuestro. —Dice Alina, levantando una ceja.


—Bueno…, pero con esto ya estamos igualados ¡eh! Estaba apurado por regresar a casa. El clima se comenzó a poner violento, tanto que incluso deje mi bicicleta había sido tirada sobre la hierba, ruego que no me la roben, todavía la estoy pagando. Es mi preocupación personal… continuando con la historia. Justamente, yo estaba haciendo todas las maromas que me conozco para poder vestirme rápidamente, no tuve tiempo para ponerme otra cosa más que el bóxer.


››En ese momento, caí por el acantilado, en realidad, fui empujado por el viento y perdí el equilibrio, lo que hizo que rodara por el acantilado. Desde allí en adelante no es necesario explicar, en esa parte desconfió de mi memoria. Lo siguiente que recuerdo es que me golpee contra ti y te ayude a recuperar. Cuando me di cuenta, el entorno era completamente diferente. No entiendo la razón de ese desconcertante cambio. —Dije pensativo y resignado.


—Es un extraño accidente, ¿verdad? Supongo que sería gracioso presenciarlo. Lo dejare pasar como una casualidad, ya que tú físico no se parece mucho al de un experimentado forajido. Alguien que nunca ha estado por aquí, no entendería mucho, pienso que es hasta peligroso saberlo. Espero que mis palabras no te alienten a seguir ese camino. —Dice Alina.


—Eso es interesante, por alguna razón todo esto me parece familiar. Es como si hubiera estado aquí, no de forma física, si no como ver desde el interior de los ojos de otra persona, atraves de un túnel largo y oscuro, atravesando diversas etapas de vida. Fue un sueño recurrente de hace mucho tiempo, tanto que casi lo olvidé. Pensé que era por las novelas ligeras que leía, pasé un tiempo jugando con historias de fantasía. —Dije.


—En ese sueño, ¿estabas casi desnudo e ibas accidentándote con los demás? —Dijo Alina con un tono de burla.


—No, no recuerdo ese detalle, pero siento un aire de familiaridad, como si todo fuera parte de alguna vida pasada. Podría ser como muchas personas piensan. El alma se reencarna una y otra vez, para aprender y evolucionar o es mi subconsciente tratando de recordar algo de mi pasado. Que pase eso…, jamás. No te preocupes por el accidente, fuiste tú la más afectada. Ese golpe fue bastante fuerte. Por cierto, sé que es un poco raro pedirte esto, pero… tendrás algo de ropa para que yo pueda ponerme, me pondré cualquier cosa que me puedas ofrecer. No quiero seguir ofendiéndote con las pobrezas de está sensual vista. —Respondí riendo, con algunos gestos de sus brazos, presumiendo mi pobre y bien formada musculatura, con la intensión de alegrar el ambiente.


—No tengo nada masculino que te quede, pero puedes usar la capa para cubrirte… del frío. Me llama la atención tu ropa interior, no se parece a algo que haya visto antes, parece un material de calidad —dice Alina para desviar el tema—. En todo caso, esta charla nos aleja de nuestro objetivo principal.


—Bueno, eso es normal. Es una edición especial, además, me alegra que te guste. Agradezco tú buen gusto. Siendo mujer, sería raro que no te gustara fijarte en ciertas partes masculinas. —Dije sonriendo, con doble sentido.


—No me refería a eso. Soy mujer, pero no me ando fijando en esas cosas. Eso es justo lo que un pervertido como tú diría, ni se te ocurra desnudarme con la mirada —dijo Alina con la cara roja, ella había entendido con claridad a que me refiero y cambio de tema—. Creo que debemos presentarnos adecuadamente. Dime, ¿Cuál es tu nombre?


—Intentaré no excitarte, pero no te prometo que lo vaya a lograr —me burle antes de presentarme—. Mi nombre es Jorge Raúl, tengo 16. Resido en Abbiategrasso. ¿Quieres saber el motivo de su nombre?


—No me interesa mucho, pero no lo considero una pérdida de tiempo. Si deseas cuéntame. —Dijo Alina.


—Allí abunda la comida grasosa y los habitantes son trabajadores, no les importa perder tiempo con los rumores y siempre buscan algo para recuperar energías, de las manos de las amables mujeres. Es una costumbre antigua, que impacto a los primeros cartógrafos, quienes tras pasar un tiempo escuchando: ¿tiene grasa? Decidieron ponerle ese nombre en otro idioma. Con la llegada de las escuelas y los turistas, se consolido el nombre. —Narre.


—Ya veo. Aún hoy, se ven reflejadas esas características. Continua tú presentación. —Dijo Alina.


—Mantener una forma atractiva es parte de mi genética —sonreí ampliamente y le guiñé un ojo—. Estoy terminando mis estudios secundarios en I.E. M.A.Y.S. Por cierto, trabajo de mapeador en mi tiempo libre, a tú servicio —Dije, acercándome a su cara con una lenta inclinación, para tomar su mano y darle un beso leve en el dorso de la palma.


—¿Es en serio?, ¿I.E. significa Integradores Especiales para mascotas aviares y sedentarias o qué? Estudias en una granja y me críticas por estudiar aquí jajaja… No lo puedo creer, además piensas que hacer mandados es trabajar —continúo riendo— Tú, tú sí que eres un tipo gracioso. —Dijo Alina, riendo a carcajadas, sin poder contenerse.


—Parece que se te escapa un poco de orina por tanto reír. Y no es un nombre, si no sus siglas, por lo tanto, tiene otro significado, I.E. es institución educativa. ¿Es que ni eso te enseñan? M.A.Y.S., es el apellido del fundador de la escuela. —Dije con cierta incomodidad.


—Debes tener más cuidado con los pollitos, no te vallan a venir a comer, maysino jajaja. —Alina se burló hasta el cansancio del contexto y significado que impuso.


—Supongo que deberías continuar con tú presentación. —Le dije.


—Mi edad es 16, mi nombre ya lo dije, resido en Xenofobix Agorix. Estudiante de segundo ciclo de la prestigiosa escuela, Collins de Santis, el escudo que llevo en mi pecho es de la escuela —dijo señalando un triángulo, con las iniciales Cs dentro de la figura geométrica, posicionadas cerca de la punta superior del triángulo—. Por tú nombre puedo asumir que no eres de la nobleza, pero… me parece haberlo escuchado.


—Si tienes una posición privilegiada, es muy probable haberlo escuchado. —Asentí.


—Estoy segura de haber estudiado la historia de las familias nobles más relevantes que pude encontrar y no recuerdo ver información al respecto. ¿Seguro, que no me estas intentando engañar? Todavía estas a tiempo de hacer lo correcto. —Dijo Alina con su mirada fija en mis ojos.


—Lo sé. Es difícil confiar en un extraño, pero digo la verdad. Me alegra tener la misma edad. Eso de la nobleza ya hace mucho tiempo que se dejó de usar, me sentiría más cómodo si dejas de encasillarte en la experiencia de este lugar o es asi como has decidido vivir. —Dije


—La nobleza puede ser una abstracción obsoleta para ti, pero estamos en una escuela de prestigio, después de todo. Aceptar el título es parte de ser uno mismo. Creo que debemos ser quienes somos y ocupar nuestro lugar en el mundo, incluso si no se ajusta a lo que otros esperan. —Dijo Alina.


—Aquí, no tengo ningún registro, es muy probable que me echen pronto. Lo primero que voy a hacer es ponerme decente y pasear por los alrededores que no haya visto. Es extraño la ausencia de contaminación en estos entornos. —Dije, tocándome el mentón con dos dedos, en señal de reflexión.


—Es extraño qué no conozca de ti y de esas palabras tan extrañas, sobre todo, después de haber pasado un ciclo revisando los alrededores. Que no conozcas este lugar o su importancia es al menos, preocupante. Además, diría qué a pesar de sobrevivir al accidente con cierto éxito, no tienes tan mal aspecto. Podrías pasar por un nuevo noble. —Dice Alina, analizando una posibilidad de crear una falsa identidad.


—Aprecio que lo notaras. Me lástima que no fuera tan pronto —reí tontamente, suspire y añadí—. Para asegurarme. ¿Estás diciendo, que aceptas que te parezco guapo?


—Me estas mal interpretando, solo confirme que tienes un buen aspecto, descuidado pero bueno. Te falta aprender a darte tiempo para el cuidado personal… Conseguirías hacer algo mejor, con más estilo, tú apariencia debería ser más satisfactoria. Lo bueno es que eres consciente de la mejora que puedes tener —Dice Alina.


—Sé que soy atractivo, solo quería escucharlo de nuevo de ti para estar seguro. La verdad, es que no me interesan esas cosas banales como la belleza exterior. El aspecto es solo temporal y la atracción es relativa a las necesidades personales. Es cierto, se siente bien que alguien en la misma condición te lo diga de vez en cuando. Me parece divertido. —Dije, sonriente.


—¡Oh! Alguien con sentido común, que aprendió a no vivir de las apariencias —dice Alina, sarcástica—. Mentiroso, dudo de eso y te aclaro que no tenemos la misma condición, abre más los ojos y fíjate con detalle, no quiero mirarte con malos ojos, querido sinsorgo.


—Digo la verdad cuando expreso que eres una chica muy formal. No soy quién para decirte, pero se me haría más cómodo, si me hablaras con más confianza. Ahora somos conocidos, pero con el tiempo podríamos ser mejores amigos o algo más de lo que ya somos ahora. ¿No lo crees? —Dije evadiendo sus dudas.


—¿Tienes fiebre o algo peor? No me deberías preguntar eso. Me ofende tú prontitud, pareces un verriondo… A menos que estés pensando obtener algo importante de mí. Supongo que tienes algo importante que ofrecer. ¿Es asi? —dijo Alina, añadiendo rápidamente después de unos segundos de contemplación—. Te has quedado fartusco con mis palabras. Espero el tiempo me dé la razón. Sería lo correcto darme algo para pensar.


—No exactamente, quiero decir… ¿Por qué te preocupas por eso? No seas tan mala conmigo, todo tiene su tiempo. Eso no es impedimento para ensimismar con deseos futuros a la audiencia. Deberías comportarte más acorde a la belleza que posees. Para que no critiquen solo lo superficial. —Dije.


—Igualmente. No lo hice con mala intención. Parece gustarte que hable de más. Me he dado cuenta de que tienes el sutil arte de dirigir las conversaciones para hacerte presente en la relación de sintaxis. Eso me resulta atrayente. Pero esto no es algo que debe difundirse como un rumor entre todo tipo de gente ¿verdad? —Dice Alina con cortesía.


—Es solo que me gusta escuchar como hablas, tienes una voz agradable, meliflua. Estoy descubriendo los diversos ritmos y emocionales tonos de tú voz, que tienen indemnes mis oídos. Confieso que también me atraen las sapiosexuales —dije con cortesía, divertido con la interpretación del doble sentido—. Asi que estudias en la prestigiosa escuela, Collins de Santis. Eso suena tan bien, pero ese prestigio no es rival para tú nombre, Alina Lan.


—¡Gracias por las palabras amables! Me gusta tu sentido del humor. Y la escuela es increíble, pero todavía se está recuperando de ciertos acontecimientos que han ocurrido. Es divertido estudiar en un lugar con un nombre tan extravagante. —Dijo Alina.


—Es un nombre con prestigió y alegría para una señorita. Yo jamás escuché algo mejor. Lo tendré siempre presente. Para mi eres, la mujer que ama la curiosidad. —Dije, con una sonrisa bastante notoria.


—¿Por qué? ¿A ti te gusta tanto mi nombre? No creo que sea algo que pueda alquilarte o regalarte, asi que no entiendo tus pedantes elogios. Lo siento como un tatemae —dijo Alina con cierta falta de palabras—. ¿Un gesto planeado o espontáneamente desinteresado?


—¿Quién soy yo para juzgar esos temas? Pero en lo personal, tú nombre me es agradable. Es mejor que el mío, más armónico en su escritura como en su sonido. —Dije,


—¿No te gusta cómo suena tú nombre? Sabias que significa agricultor ¿verdad? Es el nombre dado a las familias producen y mantienen el desarrollo y la vida de los demás. Es el trabajo más importante. Si tienes el buen gusto para determinar lo que tiene belleza. ¿Cómo es que no la puedas ver primero en ti? —Dijo Alina.


—Si, lo veo. Pero me gusta escucharlo de ti, de una hermosa mujer. Si lo digo yo mismo, podría exagerar y no quiero parecer dominado por el egoísmo. Solo alguien más puede reconocer como eres. Uno mismo solo puede saber lo que quiere ser o lo que ya es en base a conocerse y para conocerse es necesario escuchar las opiniones de los demás —dije y después de una corta pausa de auto satisfacción—. Tu nombre, también tiene un bonito significado: atractiva y graciosa, asi como lo sugieres, de origen noble, gente ilustre y generosa.


—Gracias por el alago. Pero eso no va a hacer que sea más amable contigo o que me enamore de ti. Qué tal si comemos algo y te ocupas de limpiar el servicio como agradecimiento por la comida. Me falta un sirviente y tengo que irme a dormir temprano, mañana debo estar puntual en el patio de la escuela. —Dijo Alina.


—Baja las revoluciones, Alina. ¿Qué te crees, que todos tus mártires son tontos? Yo sólo quiero comer en paz. No estoy tratando de impresionarte. Además, no quiero ser tu sirviente. El mundo está en ruinas y tengo mejores cosas que hacer que limpiar tus platos. ¡Y el patio de la escuela es el último lugar donde me encontrarás!


—¡Ja! Perdóname, tienes razón, puede que haya sido un poco arrogante. No te veía como mi sirviente, simplemente pensé que podrías ser un prospecto prometedor de Collins de Santis. Pero está claro que no vas a aceptar mi oferta de servirme (chiste). Así que, dímelo… ¿Por qué estás tan preocupado? ¿Puedo ayudarte? —Dijo Alina.


—¡Na, no me ofendas! Pero gracias por la oferta, no estoy interesado en Collins de Santis ni en otras cosas de sus súbditos. Y seguro que no es preocupación lo que siento, no te preocupes por mí. Simplemente no soy fan de la autoridad, ni de las jerarquías, ni de seguir las órdenes de nadie. ¡Ya basta! Soy un rebelde, y quiero ser libre. ¡Ahora, ¡déjame solo! Quiero mi propio espacio. —Dije.


—¡Muy bien, muy bien! Sabes jugar a este juego. ¡Un rebelde, un niño problema, ¡te doy crédito! Y mientras estoy admirando tú independencia, admito qué los que se sienten atados por las reglas sociales pueden ser algo… ¡aburridos! Estoy segura de que tienes mucho en qué enfocarte más allá de los límites. Solo recuerda no enfrentarte a nadie. ¡Hoy en día, la revolución no es guerra, es arte! —Dijo Alina.


—Ha, ja, ja, ¡qué sátira! Eso es lo que diría una persona de Collins de Santis. Así que déjame aclararlo: no tengo nada contra la gente, solo contra la corrupción y el abuso de poder. Eso no me hace un "niño problema", sino un activista que trata de cambiar el mundo. Y sí, el arte es una buena herramienta para eso. No olvides que algunas de las mejores revoluciones del mundo empezaron con un desafío. —Dije.


—¿De qué estás hablando? Te ofrezco mi cuarto y comida para ayudarte a regresar a tú casa y te pones así. Por ser rebelde te voy a castigar, hoy no te daré comida y verás tú con qué te tapas. No salgas de la habitación. —Dice Alina.


—¡Ah! Quieres tenerte el control, ¿verdad? Pero tengo mis propios métodos de supervivencia. No me importa lo que hagas o dejes de hacer, soy autónomo. Estoy bien con mis propias ideas y mis propias acciones. Puede que te parezca que no lo tengo todo planeado, pero puedo cuidar de mí mismo. Así que no necesito tú ayuda, ni tus castigos. ¡Sé mejor qué eso! Recuerda que estás en una escuela que no conoces, sin recursos ni ropa, sin respaldo, y cualquier soldado ó estudiante, qué te denuncié por infiltración y acosó será tú muerte inmediata. —Dice Alina con severidad.


—Ya, ya, ya... Enfriémosla, Alina. Quizás he sido exagerado con todo el discurso revolucionario, jaja. Quizás he sido sospechoso, lo admito. Y por lo que dices, quizás necesite desenredar esta situación con cuidado. Pero no creo que sea del todo fiarme de ti. Así que ponte en mi lugar. Intento ser amable y entender lo que está pasando, aunque soy un extraño en este sitio. ¿Puedes por lo menos intentar ponerte en mis zapatos y darme la oportunidad de salir de esta situación de manera pacífica? —Dije.


—Entiendo, no te estoy diciendo nada. Te reconozco el valor de enfrentarte a lo desconocido. Solo te digo que no hayas venido aquí creyendo que Collins de Santis es como cualquier institución pública, porque nada puede estar más lejos de la verdad. La diferencia aquí es que existe otra clase de jerarquía, y eso es lo que ha hecho que la escuela sea tan famosa. Y quizás seas extraño, pero no creas que estás solo en eso. Todos aquí somos un poco raros en nuestro propio estilo. —Dice Alina.


—Hmm… ¿Me estás diciendo que Collins de Santis es un poco… irregular? Eso cambia las cosas un poco. Aunque no estoy de acuerdo con que la jerarquía haga algo contra o diferente de los pedidos de los demás. Creo que los mismos valores de independencia y libre pensamiento que me han llevado aquí le podrían servir a la escuela también. No voy a ser un "simplemente sígueme la corriente", ni mucho menos. Supongo que puedo intentar ajustarme a las reglas de la escuela. —Dije.


—¡Genial! Me encanta tu actitud. No digo que Collins de Santis sea rara o anormal, sólo… peculiar. Hay mucha libertad creativa y pocas limitaciones. Se necesita un espíritu rebelde como el tuyo para aprovechar las oportunidades. Sé que puedes ajustarte a las reglas, pero no cambies demasiado, ¿de acuerdo? La arrogancia es algo valioso, si se sabe usar. —Dijo Alina.


—¡Me gusta tu actitud también, Alina! Gracias por no querer convertirme en un sirviente, odio eso. Creo que puedo encontrar un equilibrio para funcionar aquí. No soy un tonto, ¿sabes? Así que creo que me adaptaré. ¿Cómo se entra a la escuela, a propósito? —Dije.


—Lo siento, no debería haber hablado de la escuela de magia. Me he ido por una tangente. Entiendo que esto debe ser muy extraño para ti y te sientes extraviado. Quizás deberíamos hablar sobre cómo te estás sintiendo. ¿Te sientes ansioso, perdido o solitario? —Dijo Alina


—¡Ja ja! No te preocupes, es divertido que hayas empezado a hablar de algo. Me siento un poco confundido, pero es parte de la aventura. La verdad es que sí, me siento un poco perdido. Creo que está muy bien preguntar cómo me siento. Podría decir que sí, un poco ansioso, pero también algo emocionado y abierto a lo que trae el futuro. ¿Qué es lo que hace a Collins de Santis tan especial y extraña, además de la "libertad creativa"? —Pregunte.


—Me alegro de que hayas captado el espíritu de aventura. La verdad es que Collins de Santis es un lugar único, en parte porque está diseñado para promover la creatividad y la innovación. Pero también hay otras cosas que lo hacen especial, como su enfoque en la convivencia y en el valor de la comunidad. Es un lugar donde la gente se cuida unos a otros y aprende en colaboración. Claro hay excepciones. —Dijo Alina.


—Me alegra saber que Collins de Santis es un lugar tan único. La comunidad y la convivencia son sin duda valores importantes, y estoy fascinado por esta oportunidad de estar aquí. Sin embargo, no dejes de lado el hecho de que todo esto es nuevo y diferente para mí y que estoy ansioso por regresar a mi casa. Estoy agradecido por tu hospitalidad y porque estés dispuesto a ayudarme a encontrar la manera de volver a casa. —Dije.


—Puedes dormir en la sala de estar o en la cocina, no tengo nada más para ofrecerte que eso, asi que no salgas de la habitación, me disculpo por las incomodidades que puedas pasar y por favor mantengamos el silencio. Me necesito relajar. —Dijo Alina.


—Okey, asi lo haré… Sabrás, que otros podrían pensar que pides demasiado y ofreces poco, pero gracias por permitirme quedarme, de cierta manera también has salvado mi vida, esta calidez me agrada. —Dije con una reverencia—. Tienes una buena decoración, es perfecta para hacer meditación con la naturaleza.


Ella ignoro mis palabras y en silencio sirvió un caldo de pollo, no estaba caliente ni helado, tiene cierto olor ha guardado, no pensé ni siquiera en probarlo. Quede sorprendido al ver que no es comida deshidratada o en polvo. La comida más natural que puede disfrutar fue la creada en laboratorio y no es lo mismo que ahora. Al ver que Alina come con normalidad, no quise faltarle el respeto a lo cocinado con dedicación. En silencio cogí el cubierto e ingerí lo que tenía delante. Me tomé mi tiempo, mostrando un rostro de disfrute. El sabor de comida real deleito mi apetito, sabiendo después que no es la mejor calidad.


Al término de aquel mudo compartir. Alina se dirigió a la puerta de su habitación y salio con los platos sucios. Un silencio escalofriante reina, interrumpido solo por el leve susurro del viento que se cuela por la puerta entreabierta. Cada rincón parecía adquirir vida propia bajo la débil luz del techo, que supongo son lamparas ocultas. Se escucharon tres largos tañidos de campana. La luz amarillenta que se filtraba se atenuó, dejando la habitación casi a oscuras.


Al regresar con prisa, Alina ya no tenia los platos, pero si unos nervios que se reflejan en su cara y voz. —Es hora de la revisión. Mejor si te escondes debajo de mi cama. Y escuches lo que escuches o sientas lo que sientas, no hagas sonido o abras los ojos. Podría ser un inspector con hábitos desagradables. —Dijo con sus gestos, apurando mis acciones.


—Claro, claro, no hay problema. —Conteste en voz baja, notando que su voz sonaba áspera por la emoción.


Tome una sabana y tendiéndola en el suelo me arrastre bajo la cama. Espere en silencio mientras el inspector se acercaba. Por mucho que intentara no hacer ruido, mis latidos se reverberaban en el pecho, parecía como si fuera una música atronadora. Cuando Alina estuvo quieta, logre tranquilizarme un poco controlando mi respiración.


Alina, esta recostada en su cama fingiendo un sueño plácido, acatando las reglas de la escuela que exigían que los estudiantes estuvieran en reposo a esa hora. En contraste, era yo quien, en un intento por evitar ser detectado, me oculte debajo de la cama improvisada con la sábana.


En medio de este silencio profundo, los latidos del corazón resonaban con fuerza en la habitación. De repente, un rasguño leve y sutil proveniente de la puerta aumento la ansiedad. Los movimientos del inspector, aunque invisibles en la oscuridad, se hacían presentes a través del leve crujido del suelo, que evidenciaba su presencia.


Cada paso del inspector resonaba con un peso amenazador, como si el suelo temblara levemente ante su avance. Su respiración, un murmullo apenas perceptible, parecía expandirse por todo el espacio, generando un ambiente cargado de tensión. Como si hubiera estado esperando en la oscuridad. El inspector con su mirada oscura, impenetrable, recorría toda la habitación en busca de algo fuera de lugar. Mi corazón latía con fuerza mientras el inspector se acerca lentamente a la cama. ¿Me descubrirá?


De pronto, se detiene justo frente a la cama. Me tense y mi  respiración se volvió lenta y superficial. Me pregunte si el inspector puede oír el ruido del corazón. El sudor ya estaba resbalando por mi frente. ¿Cuánto tiempo podre aguantar en aquella posición tan desagradable?


A pesar de la completa falta de luz, podía sentir la presencia del inspector por los pequeños sonidos que dejo a su paso, como el tintineo de sus llaves o el roce de su uniforme contra el mobiliario. Su sola presencia, envuelta en una especie de halo ominoso, llenaba la habitación con una incertidumbre sofocante.


El momento se estiraba en el tiempo, cada segundo parece una eternidad. La presión que emite ese ser me hace dudar de su humanidad. Apenas me atrevía a respirar, mientras Alina, con su mirada serena, mantenía la postura de un sueño apacible, sumergida en la inmovilidad para pasar desapercibida.


Finalmente, cuando el inspector se alejó, llevándose consigo esa atmósfera de miedo, un suspiro colectivo inundó la habitación. El alivio y la sensación de haber evitado un peligro latente se reflejaban en las miradas cómplices entre nosotros.


Alina salio a revisar que se hubiera ido. Dejando la puerta medio abierta, se volvió a girar con sus ojos fijos. —¿Te gustaría pasar la noche conmigo? En mi cama. —Pregunto Alina.


—¿Qué?… No es lo que escuche, eso que creo que dijiste. ¿Verdad?… Gracias por la oferta, pero al saber que antes me consideraste un pervertido y considerando el peligro, perdí el interés. —Dije


—¡Por Dios, Jorge! ¡No es para nada lo que piensas. Estoy  tratando de ayudarte a escapar y mantenerte a salvo. No estoy proponiendo nada, de ningún tipo, salvo que sigas con la fachada de que eres un estudiante que pasa la noche aquí. —Dijo Alina, ligeramente enojada y preocupada por la mala interpretación.


—Es la primera vez que nos vemos, siguiendo tú pensamiento, una invitación fácil, tiene consecuencias difíciles. Si lo que quieres es descansar en silencio, ir juntos no es algo que te recomiende. Si voy contigo, pasaremos la noche, pero no precisamente durmiendo. —Dije nervioso, en tono respetuoso.


—Creo que me estás tomando del lado equivocado, compañero. No quiero que pienses nada por el estilo. Punto. A veces, poder reposar puede ser un gran lujo para un huésped de paso. No tiene nada de malo ni de inapropiado y, francamente, me ofende que lo interprete de forma distinta. —Dijo Alina, sintiéndose ofendida.


—Sabes que lo bueno siempre tiene su tiempo, ya habrá otra oportunidad para hacer eso, por ahora, no creo que sea buena idea. Me gustaría respetar tú intimidad, por ahora solo quiero quedarme aquí, será menos problemático para los dos. —Respondí con un tono avergonzado y las mejillas un poco calientes.


—No tienes que avergonzarte. No estás haciendo nada malo. No tienes que seguir disculpándote. Además, estoy segura de que quedarte aquí será más fácil para ti y, con suerte, más cómodo para pasar la noche. Estoy aquí para ayudarte, no para juzgarte. —Dijo Alina con tono amistoso.


—Ahí está, esa es la actitud adecuada. Acepto tú agradecimiento, pero no tienes por qué. Y dormiré fuera de tú habitación. —Dije con jovialidad, saliendo de ese lugar a oscuras para no llamar la atención del inspector o de alguien más aterrador. En el fondo me da una sensación de miedo.


—Está bien, supongo que tienes tus propias ideas. —Alina salio de la habitación conmigo, indicándome donde descansar—. Quédate aquí, descansa y prepárate para que te acompañe a casa mañana. Estás de visita, así que disfruta del recibimiento, hombre. No hay que complicarlo ni pensarlo mucho. ¡Disfruta de estar aquí!


—Gracias, Alina. De verdad lo aprecio, pero me siento un poco confundido. Espero no causar molestias, solo quiero estar seguro y descansar. —Dije, recostándome en el piso.


—Eso significa que debería tener más cuidado contigo en otra oportunidad. Es bueno que ahora no te apetezca hacer nada pervertido, pero no olvides lo que te dije, la oferta sigue disponible hasta que el día siguiente comience. —Dijo Alina, entregándome una sabana, para poner sobre el piso y una pequeña bola de plumas como almohada.


—Okey, muchas gracias, espero que sepas que es difícil controlarse, cuando la que te llama pervertido, es la misma que te tienta con propuestas contrarias a la quejas. —Dije en tono de burla.


—Adiós, que tus sueños sean profundos —dijo Alina, con una sonrisa en la cara y con un guiño me soltó su capa, una limpia de sangre por supuesto—. A mí también me gustan las bromas.


—Adiós y buenas noches. —Dije, cubriéndome con su capa y sintiendo un escalofrío por sus palabras.


Alina se fue a su cama, cerrando la puerta detrás de si y yo busque el lugar con menos flujo de aire y me acomode en ese lugar. Después de acomodarme cerca de la pared, me quede solo en la sala de estar, afortunadamente el calor del ambiente ayuda a mantenerme algo cómodo, esperaba no resfriarme. Tendí la única capa que me había dejado Alina en el suelo de madera y me eche sobre ella.


Tenía un problema, a pesar de ir cambiando de posición, estar sobre el piso era molesto. No importa lo que hiciera, no me quede dormido, quizás por haber tomado un descanso antes o por los pensamientos que se arremolinan en mi cabeza. Decidido a relajarme, me estire y respire con lentitud. Mis oídos se agudizaron cuando desde el techo es escucharon ruidos como de algo golpeando las tejas. Quizá gotas de lluvia, pensé, hasta que escuche el sonido agudo de unos pobres pájaros. Deben estar buscando comida.


No es extraño quedarme fuera de casa, ya lo había hecho. No me importa quedarme con una chica, pero la acabo de conocer, debería primero descubrir cuáles son sus intenciones. Al principio no parecía muy interesada en mí, más bien estaba asustada. Algo la hizo cambiar de opinión. No puedo lanzarme sobre ella sin razón, puede ser una trampa. Algo está pensando. Ese comportamiento es sospechoso. Hay algo que me está ocultando.


Escuche historias, sobre como algunas mujeres se muestran amables y fáciles. Piensan que por ser hombres no podemos resistirnos a esos impulsos. No soy de aquellos tontos que se dejan dominar por las hormonas, mi cerebro aun me permite pensar y mientras pueda hacer eso, evitare todos los errores que pueda. Lo bueno es que no tengo nada de importante más que mis órganos o mi bóxer.


Parece cierto que estoy en una escuela y deben tener alguna forma de vigilar a sus estudiantes. ¿Videocámaras diminutas, sensores? Pero… todo parece tan prehistórico. ¿Y si ese vórtice me envió al pasado? ¿Qué tan posible puede ser eso? Lo más importante es saber cómo termine en una escuela con apariencia de museo antiguo. Creo que me estoy involucrando con esta chica, pero no recuerdo absolutamente nada más aparte de ir rodando cuesta abajo.


¿Ese golpe me borro una parte de la memoria? O lo que está pasando tiene que ver con ella… ¿Será por eso que se disculpo? Ella sabe algo, ¿me habrá hecho algo? Si asi fuera, tengo que descubrir que es lo que eh estado haciendo todo este tiempo y cómo llegue hasta este lugar, debo encontrar una manera de regresar a casa. Primero debo ir a reconocer el lugar, eso probablemente me ayudara a recordar. Me cuesta creer que pueda ser un problema mayor. No debo confiar tanto en ella.


Este lugar es bastante grande. Tendré que delimitar zonas de exploración. Más que un campus universitario, es una pequeña ciudad en desarrollo. ¿Debería dormir o buscar una manera de salir en silencio? Sino descanso tendré sueño y no llegare lejos. Aquí, todo movimiento provoca un ruido irritante y seguro que alguno me lo estoy imaginando. Mis oídos jóvenes no tienen problemas para notarlos.


La oscura tiniebla me cubre, no sé si debería probar mi suerte. Aquellos pájaros parecen haber aumentado en numero y su voz es molesta. ¿Que tipo de aves serán, palomas o cuervos? Mis propios pensamientos traslucen mis emociones, acurrucándome como feto que conoce a su alma… ¿Si estoy muerto y este es su mundo? El mundo de los muertos. ¡Vivo o muerto! Soy consciente de mi y estos no son los silencios del mal. Al poco tiempo de pensar y calmar mis nervios, cuando no sabia si estar en estado de vigilia o soñando, escuche murmullos lejanos que se acercaban con esa agilidad animal que solo tienen las ratas o quizás las cucarachas. ¿Están en la habitación?¿cerca de mi?


Los pensamientos de tener a alguno de esos… en mi estado de profundo sueño, paseándose por mi cuerpo o incluso entrando y saliendo de mi boca, nariz y orejas como gusanos en los pútridos desechos, me aterrorizo. Incluso un cadáver estaría más cuidado y frío, antes de que tantos de estos… se atrevieran a acercarse. Debe ser que tienen hambre, mucha hambre. Me hubiera gustado estar cerca de un calefactor o de su equivalente en este lugar. El aire no fluye, se siente estancado. ¿Donde me eh metido?


Toque algunas partes de mi cuerpo, donde la fragilidad es más evidente. Felizmente esos sonidos desaparecieron, creo, espantados por mi movimiento. Prefiero decir que fue solo el inicio de los ruidos que escuche a continuación, pero… Unas garras parecían estar arañando madera. Aquella puerta de madera en la entrada. No me moví por respeto, esperando que Alina respondiera a su visitante nocturno, pero nunca salio. ¿Acaso no lo oye o no le interesa? El sonido, con el tiempo desapareció y otro más apareció pero esta vez eran golpes sin ritmo, de ramas de arboles chocando contra la pared. ¿Hay árboles al otro lado de la pared? Dormir se me hace una tarea cada vez más complicada.


No sé si es mi imaginación, pero creo ver siluetas oscuras con formas extrañas propias de otra dimensión, camufladas en la oscuridad. Paradas, inertes en el lugar, o haciendo movimientos tan pequeños que no se notan. Me siento rodeado, vigilado. Mi piel se puso pálida y mi presión bajo tanto en un instante, me desmaye por un tiempo. El dolor de mi cabeza es insoportable. —¿Quién anda allí?—. Pregunte, sin tener respuesta. Solo silencio.


—¿Eres tú lo que tanto eh estado esperando? —Escuche un voz de ultratumba dentro de mi cabeza, como si fuera un pensamiento mio. Me quede en silencio y la voz dijo —Ven, ven conmigo—. Me quede inmóvil, sin saber a dónde me quiere llevar, ¿más allá del infierno?


No sé que demonio habrá venido a visitarme, pero ni cerrando los ojos puedo dejar de verlo. Lo veo acercándose y desvaneciéndose para volver a aparecer en la distancia varias veces, a una velocidad impresionante, intentando cogerme y llevarme en contra de mi voluntad. Eso es capaz de atormentar mi alma como poseído por el mismo paso al purgatorio. —¿Estas buscando un sacrificio? —Pregunte.


—Conservas la cordura… —Respondió.


—Yo, lo estoy dudando. —Dije y luego silencio, ese maldito silencio.


Sintiéndome impotente, entre mis sudores fríos, cuerpo  húmedo, mi orina y dolores. —Resiste, debes resistir y ten piedad de los arrepentidos de sus pecados.— Repetí una y otra vez, hasta que deje de ver esas siluetas y el miedo disminuyo. Estoy seguro que esta no es una cabaña embrujada. Es un lugar maldito. —¿Si Alina es… Una entidad maligna?


Me dormí sin darme cuenta. Supongo que estaba realmente cansado de todo lo que esta pensando. Sin querer recordar aquella presencia que parecía tener la intención de echarme del susto o más bien atraparme. Comencé a rezar. Ya es muy difícil vivir en estas condiciones. Estoy extrañando mi cama y la tecnología.


Me siento descansado en absoluto, como si el tiempo se hubiera acortado a un instante para los demás. Al sentirme más consciente, me desperté con los ojos resistiéndose a enfocar en… Ella esta allí, Alina, inmóvil como exofílica en tratamiento, descansa sobre la cama como algo que yo puedo sentir pero no tocar. Ella dentro de su mundo se encuentra tranquilamente a mi lado, sin percatarse de mi presencia. Esta plenamente dormida.


Lo extraño es que…, yo no estoy en el piso de la sala, si no en su cama, más cómoda que el suelo. Me encontré al improviso a oscuras, una situación extraña para mi lógica. Me pregunte si ella, en un acto de benevolencia me habrá cargado cuando estaba dormido. Tengo una tendencia a tener el sueño pesado de vez en cuando.


No me percate de su físico. Ella parece tan frágil, mucho más que al conocernos. Me senté a su lado y simplemente la observe por un tiempo sin cuestionarme el motivo. Es muy hermosa, si esto es un sueño, es la mejor parte del sueño. Sus ojos tienen un brillo especial, me parece que su cabello se ondula con los sonidos del viento, sucede a pesar de la falta de sonido y de viento. Su cuerpo no tenía ninguna emisión de olor nauseabundo, ni de emitir sonidos molestos.


Es una mujer muy hermosa, por la que ahora me siento extrañamente maravillado, es un kalon ante mi mirada. Me quite las legañas de los ojos, me di unas suaves bofetadas a cada lado de la cara y bostece. Ella todavía seguía en su descanso, mientras yo me decía: Quizás soy yo, él que quiere seguir soñando. ¿Cómo es que me pierdo al verla?


…¿Será cierto que algunos sueños no son más que los recuerdos y el sincero deseo de lo vivido en vigilia, o de los inescrutables temores del subconsciente? Me siento extraño, estoy nervioso y no sé exactamente que me pasa o como reaccionar a esto. Aún queriendo hacer algo, mis reacciones tienen un retraso entre el tiempo que me toma pensar y la velocidad de reacción en mis músculos. Me siento tan pesado, duro de musculo, tullido, como si mi cuerpo se negara a procesar los nutrientes que contiene. ¿Me falta vitamina B12 o alguna sustancia relacionada?.


Es la primera vez que duermo en este tipo de casa institucional con estilo retro, sera por eso. No tenía conocimiento de su existencia, pensé que esta moda por el shibui había sido superada por la comodidad tecnológica hace mucho tiempo atrás. Es lógico que se me vengan a la mente un montón de historias, sobre cosas paranormales pasando en este tipo de lugares. Es posible que el ambiente tiene algún elemento en particular o pesada energía. Estoy tratando de investigar que es lo que me esta causando incomodidad.


—No te preocupes. Esta casa es bonita, pero me gusta estar en casa contigo, mamá. Quiero que te quedes conmigo el primer día y me ayudes a tener amigas, me voy a aburrir sola. —Escuche a Alina, susurrar entre sueños.


Susto que me duro poco y me saco de mis pensamientos. Es la primera vez que siento tan claramente la somniloquia, ya había vivido algo parecido cuando mi tía se quedaba a dormir en casa, pero ella habla tan claramente que pareciera solo fingir que duerme.


Dejé de mirarla. Levante las ligeras cubiertas, las doble sobre ella en un intento de protegerla del frío ambiente mañanero. Me deslicé fuera de la cama y me dirigí rápidamente a la puerta de la habitación con las puntas de los pies. Antes de salir me di cuenta de algo, me falta un detalle que pasó desapercibido en la oscuridad. —¿Dónde está mi ropa interior?— Casi grite, al ver entrar la luz del otro lado de la puerta. Mire nuevamente mi cuerpo para confirmar que estoy en lo correcto y es cierto, estoy desnudo, me asuste, tapando por instinto mi tranquilo pene, hasta cubrir, casi perfectamente, todos los bordes de mis testículos recogidos.


Abriendo mis pupilas hasta su límite, en unos momentos de búsqueda visual encontré mi ropa interior tirada en desorden con la de Alina por el suelo, me lo puse lentamente al mismo tiempo que mantengo el equilibrio y cuestiono lo sucedido durante la noche —¿Qué ha pasado?— Ahora solo visto el bóxer. Volví a buscar con la esperanza de encontrar algo más que pudiera utilizar, algo como aquella capa con la que estaba cubierto en un principio, la misma que ahora había desaparecido. Esto es un problema, no tenía nada más que mi piel, no sabía qué más hacer. Esa chica debe haber planeado esto para mantenerme cautivo en su voluntad, amenazándome. Definitivamente es un ente maligno.


—¿Será algún truco para inculparme de la desaparición de sus cosas…? —Pensé.


Hice un ademan, para quitarle importancia y dije en voz baja, casi susurrando —¡Si!, ¡Claro! Me estoy mudando… Piensa dejarme encerrado hasta que el hambre me mate, o alguna otra cosa. De paso aprovechas para hacerme pasar por idiota. ¡No te daré ni un poco de mi…!— Me puse a pensar en qué pasó mientras dormía y dónde estarían las pruebas de lo que fuera que me quiera acusar. No encontré ninguna, pero debería escapar antes de que venga alguna autoridad que me arreste.


Susurre despacio —¡Maldita sea! Esa chica quiere acusarme de robarle sus pertenencias y posiblemente, también de abusar de ella—. o quiere hacer creer que me contagio de alguna enfermedad sexual. Lo que puede tener altas posibilidades de ser verdad. ¿Quién sabe si es una broma de mal gusto o un plan para extorsionarme con su irreal embarazo?


¿Y si aprovecho…? Para que cuando me acuse, lo haga con base en la realidad. Asi yo siento que es un castigo justo por aprovecharse de mi.


No, no, eso no. Estoy exagerando. ¿O quizá no?


—Para salvarme, en este momento, yo podría… matarte, estrangularte —le dije en mi mente, haciendo el gesto con las manos—.Pero no. No vale la pena. Debo controlarme, me estoy volviendo loco. Eso es lo que quieres, ¿verdad? Volverme loco, ja. No lo vas a conseguir.


Había visto estos casos por las noticias muchas veces y no quiero ser una víctima de ello. Quizás pueda escapar por el balcón. Deseo hacerlo antes de arrepentirme por aceptar este destino. Esta situación es… bastante vergonzosa y extraña. Siento miedo de que alguien más me mire e intente hacerme algo. Decidí salir lo más rápido que pude de la habitación y bajar las escaleras.


Al salir a la sala note que el lugar tiene algo distinto. Las paredes están de otro color, pintadas de negro y de blanco, el techo es más alto y el estilo de diseño también había cambiado. Intenté bajar por la escalera pero me detuve, no esta la escalera. ¿Cómo pueden desaparecer las escaleras? Fui por el pasillo al balcón, para escapar por el jardín, que ahora  es mucho más grande de lo recordado. Todo a mi alrededor cambia al moverme, no rápidamente, si no en los pequeños detalles.


Mi percepción del lugar es incierta. Al notar los cambios, comencé a dudar de las fallas en mi cerebro, por el reciente accidente y el susto. Me parece ver un ambiente algo…, un poco surrealista. —¿Estoy soñando despierto o es estrés pos-traumático?  —Me pregunté, asustado. —Podría ser… ¿Estoy drogado?


En la oscuridad, se pasan desapercibidas varias cosas, pero en el día se pueden apreciar mejor. Los miedos a lo desconocido me están afectando. Lo mejor en este momento es calmarme y pensar en una forma de despertar. Debo regresar a dormir, antes de perderme, más tarde me informare sobre el lugar. Además, no puedo andar por allí casi desnudo, ni siquiera en bóxer, alguien me podría ver y pensar lo peor. Mi familia enloquecería si me denuncian por actos impúdicos. Tendré que esperar a que ella se despierte, no falta mucho para que suene su alarma, seguiré durmiendo en el piso para evitarme problemas.


—Pero primero quiero usar el baño, no sé si pueda aguantar hasta que ella se despierte. Ojalá, me lo hubiera enseñado el baño, tendré que encontrarlo por mi cuenta. —Dije en voz baja al regresar a la sala común de la cabaña, por si Alina despierta y me ayuda. No quiero que piense que estoy irrespetando su propiedad o que le que quiero robar. Aquí no hay algo que podría tener valor para mí.


Desde que llegue a este lugar, no he podido descargarme como se debe —¿será qué… comí mucho y me hizo mal?—. Siento el estómago sufriendo por digerir y contener la comida dentro de mi.


El problema es que no sé a dónde ir, sin dejar una marca de orina en el piso fácil de rastrear. Recorrí las habitaciones sin mucho éxito. Descubrí una entrada a otra habitación, la de su compañera y para mi sorpresa, no tiene baño.


—¿Puede ser que el baño esté fuera del edificio? ¿Eso es normal en este tipo de edificios? —Me pregunté, con una creciente sensación de inquietud. 


Quise salir al balcón para buscar el baño, pero la puerta que da salida a la parte trasera está cerrada. No encontré manera de abrirla y no quería romperla para que no me denuncien por destrucción de propiedad privada. Regresé lentamente en busca de algún deposito que me sirviera de baño temporal.


Llegué al pasillo que conecta con todas las habitaciones de la casa y lo recorri. Entré a la cocina común, donde se guardan los alimentos. Sin embargo, ahí solo encontré una mesa con dos sillas. Intenté justificarlo con la mudanza, aunque me parece haber visto un poco más de cosas. Me pareció extraño no encontrar ni siquiera platos de la comida. Al pensar detenidamente, también noté la falta de ventanas en el lugar, no me había fijado antes en eso por los marcos en la pared.


Recorriendo rápidamente con la vista, me invadió una sensación de claustrofobia y soledad. Al mismo tiempo, mí cerebro me dice que soy vigilado desde la oscuridad por algo desconocido. Mi primera reacción fue quedarme inmóvil con los nervios de punta. Me calme un poco al entender que no hay nadie y evitar gritar como loco. Pensé que solo es producto de mi inagotable imaginación. Me sentí aliviado de no haber causado un alboroto; podría ser que quienes fueran inquilinos en el piso inferior creen más problemas en respuesta.


Salí rápidamente de la cocina y me fui a la sala de estar, corroborando que era el único despierto. Regresé a la habitación con la intención de despertar a Alina y preguntar por los servicios higiénicos. Pero no hay nadie en la habitación —¿Dónde está?—. La cama esta vacía y bien tendida, no hay rastro alguno que levante ningún perjuicio o pasión.


Desde la derecha a la izquierda, brillan tenuemente unos cristales esféricos a modo de lámpara de noche, envueltos en llamas carmesí como pequeños adornos colgando por toda la habitación.


El suelo, cubierto por pétalos de rosa, y el tapete aterciopelado bajo mis pies, parecieron deslizarse con la intención de hacerme entrar en la habitación. Razón suficiente para llevarme las manos a la cabeza y separar mis piernas en búsqueda de equilibrio. Soporté el frío espasmo nervioso con éxito. Tengo la sensación que de ser observado por un fantasma que pasea por el lugar. Me recrimine por dejar que me invadiera una idea indeseada. Las personas como yo, no deben tener miedo en estas situaciones.


—Alina, ¿me estás haciendo una broma? No sé si me voy a asustar solo con esto. No creo en cosas paranormales. —Dije, esperando una señal que nunca llegó.


Quizás, ya se fue a dar su examen, se fue sin despedirse de mi. ¿A esta hora? Ni siquiera ha amanecido. —Pensé asustado, por no haberla escuchado salir y por lo que pasa ante mis ojos.


Me di vuelta y vi una puerta estrecha que no había notado, con un letrero encima que dice: Cuarto de higiene personal. Estuve sorprendido, buscando respuestas a lo que es real o una alucinación. Decidí ir al que debería ser el baño. Dentro no encontré lo esperado, es más una letrina de campo que un sanitario. Si tienes suerte, todavía puedes encontrar en la carretera un baño mejor.


Al revisar todo el lugar, todavía se siente raro, no encuentro por ninguna parte el papel higiénico, el típico lavado o el clásico asiento del inodoro, ni siquiera la bañera o regadera —¿Cómo se limpia?— Me pregunte. Recuerdo exactamente lo que el letrero decía, pero es como si el baño no existiera, revise y confirme que indica el baño.


El lugar es un cuarto pintado completamente de blanco leche, sobre textura de madera. La diferencia entre habitaciones es tal, que si no estuviera con un pie en uno de los lados, me preguntaría si eh tenido otro episodio de pérdida de memoria. Es realmente frustrante que a mi edad no pueda ni orientarme ni fiarme de mis recuerdos. Estaba por sollozar y ensuciarme allí mismo, no puedo aguantar mucho.


Comencé a escuchar cortos y rápidos susurros que no entiendo, ni puedo ubicar. Al darme la vuelta para salir, me di cuenta de que no es el mismo pasadizo. El cuarto antes blanco, se ve negro. Corrí con miedo hasta la sala, cuando las paredes cobraron vida, retorciéndose y mostrando sombras inusuales en crecimiento. La sala también es un ambiente distinto. Me siento confundido.


Esa hermosa chica con extraño uniforme me drogo demasiado. Es posible que al despertar no me acuerde de esto. ¿Y si me puso algún dispositivo de realidad virtual?, por eso estoy viendo alucinaciones extremas. Pero… ¿Cómo es que tiene ese tipo de cosas en este lugar?


No la culpo por desconfiar de un extraño, pero llegar a tanto en una situación como está. Esto es totalmente malvado. Mi desesperación aumenta cada vez que falla alguna idea de cómo escapar de esta pesadilla.


Yo solo quiero un ¡baño…! —solloce—. No creo que eso sea mucho pedir. Además, está mal drogar a la gente sin su consentimiento, debería denunciarla por esto. —Alina, ¿dónde estás?— Grite.


—Podría tener otras reacciones peligrosas, ¿acaso no pensaste que me podrías haber matado? La verdad es que no te importa. —Me desahogue a su nombre.


Sus palabras amenazantes al momento de conocerla me habían advertido. Pero ahora, sí creo que lo dijo de verdad e intenta matarme con lentitud, torturando primero mi mente. ¿Será de verdad?


Si me hubiera dado cuenta antes, no me encontraría en una situación como está. ¿Será que ella realmente está buscando extraer mis órganos? Podría ya haberlos vendido o quizás… ¿Soy el premio de una extorsión a mis padres? ¡Sabía Que no deberíamos haber tomado tan a la ligera esas amenazantes cartas! Esos delincuentes nos dieron mucho tiempo para pensar y ahora me tienen secuestrado. No le encuentro otra explicación lógica para tenerme cautivo. No tengo nada más que mi vida para negociar.


Supongo que me lo debería de haber esperado. Eso me pasa por confiar en desconocidos. Entonces, ella está coordinando con ellos. Debo descubrir cómo se está comunicando y pedir ayuda. No tengo otra opción más que seguir esperando. Pero antes… Supongo que no le importara que tome una esquina para dejar mis necesidades.


Haré un poco de auto análisis de mi vida para quedar dormido. Meditar me ayudara a mantener mi armonía, hace horas que no me eh dado un tiempo para eso. De todas maneras…


Seguí caminando, en busca de un lugar cómodo para sentarme. Llegue al escritorio que había aparecido al fondo de la sala y me senté detrás de él, esperando a que se me pase el efecto de malestar cerebral.


Prefiero imaginar que estoy sentado en mi trono tan deseado, votando todos esos insanos desechos de mí. Quizás asi aparezca el inodoro en mi delante, pues no sé cuánto tiempo durará esta experiencia alucinógena. Debo evitar hacer cosas innecesarias.


Estoy frente a una pequeña mesa, pensando en lo que podría estar pasando fuera de mi mente, dejando el tiempo pasar. De pronto se encendieron todas las luces en un espectáculo estrambótico, seguido de las mismas alucinaciones que parecía haber abandonado en la habitación anterior.


Cuando pensé que ya todo había terminado, me di cuenta de que es una trampa. Tenerme en este estado de ilógica coordinación parece el objetivo, no es precisamente para restringir mi movimiento, es una forma de tortura psicológica, quizás para agotarme o inducirme en algún estado en especifico.


Puesto que ahora estoy encerrado en una…, entre comillas, pequeña celda. Lo diferente ahora, es la enorme reja que apareció delante de mí en un cerrar y abrir de ojos. Lo extraño sigue siendo que no hay nadie que hubiera tenido el tiempo de ponerlo. Esta vez me di cuenta de la diferencia entre la fantasía y lo virtual con facilidad. Pasado un tiempo ya ni siquiera podía ver la puerta de lo que solía ser la habitación, ahora solo es una celda pequeña. Dejé de preocuparme por ello o de encontrarle posibles explicaciones.


—¡Valla! Estas sustancias son fuertes, no sé, si sentirme alegre o triste de no haberlas probado antes. Si lo hubiera hecho, probablemente ahora tendría algún tipo de resistencia. —Me critique severamente, por esas cosas que me faltaron vivir. No sé cuándo terminaría esto.


Solo podía dejar que pase el tiempo mientras medito en la pose de yoga más cómoda que conozco: sentado, con los pies y las manos tocándose con sus pares. Fue entonces cuando escuche a una voz joven y femenina, poco clara dentro de mi cabeza. No la podía ver, solo escuchar. La reconocí inmediatamente, es Alina. Supuse que esta en su habitación alistándose. Comencé a cuestionarme frente a ella, con la intención de provocar algún tipo de compasión a mi favor y comprobar que no es una alucinación.


—¿Cómo es posible? ¿Cómo podía estar yo en una escuela y al mismo tiempo en una celda que apareció de la nada? ¿Cómo podría escuchar la voz de alguien  más viniendo desde mi interior? ¿Es esto también parte de la experiencia hospitalaria? —Dije esas palabras, pero yo mismo no las entendía.


Al parecer los efectos de la droga son duraderos. Tanto como para convertir un simple sueño en una larga y vivida pesadilla, aún tengo mi lengua torpe y adormecida. Continué hablando, para llamar su atención. —¿De verdad me habían drogado sin que me dé cuenta? Que habilidad tan inconveniente… o será un fuga de gas alucinógeno. Espero que no haya sido nada muy venenoso o ya estaría muriendo en agonía.


—La mañana esta comenzando demasiado temprano para algunos. Pero hay que continuar viviendo de manera positiva. Podrías hacer algo interesante como escribir estas experiencias en un diario. Tomar un buen desayuno te levantara los ánimos. —Se escucho decir de la voz en la lejana, de tonalidad femenina que no logre distinguir. Parece ser Alina.


Esa voz, su vibración es ligeramente diferente. Pensé en silencio y fingí no escuchar eso. Es irritante que te pidan seguir esforzándote sin haber descansado, ¿no lo entiende? Lo que si entiendo es que me metí en un problema, en un terrible problema…


Decidí responder a aquella voz después de haber estado en un largo silencio, con un sarcasmo sutil —Tienes una excelente actitud, ¿es algo que haces regularmente?


—¡Gracias por el cumplido! Lo hago para tener una actitud positiva. —Dijo Alina. Me comenzó a consolar con caricias lentas en el rostro, mientras mi entorno volvía a la normalidad. O almenos a parecerse a la sala en la que entre por primera vez con Alina.


Quizás esa es la respuesta correcta. Tomé aliento y dije —Esta bien, lo entiendo. Estoy listo para afrontarlo, tomare esta oportunidad para hacer lo que me gusta—. Ese momento fue cuando esa voz me dijo.


—Buena mañana, este día se siente bastante fresco, el sol salió temprano, ¿verdad? Hay que aprovechar la mañana al máximo, comenzare a planificar el día. —Dice Alina.


Me quede pensando en el motivo de Alina para repetir el saludo. Esto es raro. ¿No le gusto mi respuesta? Al notar que espera mi respuesta, ignore su intensión y mantuve mi actitud. —Bueno, supongo que asi es. Sí el día es de hoy, como el pan recién horneado para el desayuno que disfrutaremos esta mañana, seguramente estará bastante fresco y con buen tiempo. —Respondí con una sutil broma sarcástica, a modo de venganza.


—No te preocupes, luego te daré algo de comer, sé que los hombres son hambrientos. Pero mi prueba comenzara pronto. Te recuerdo la regla básica: No puedes salir. Me disculpo por las medidas extremas, es para mantenerme tranquila. —Dijo Alina.


—No me parece que está bien lo que estás haciendo. Aprisionar a alguien contra su voluntad es algo muy peligroso y puede tener consecuencias legales graves. Además, mantener a alguien en contra de su voluntad es moralmente incorrecto. ¿Por qué estás haciendo esto? ¿Hay alguna razón en particular detrás de esto?


—No tengo tiempo para explicar esto. Estoy segura de que no te pasara nada. Estas descansando en una prisión especial, tú cuerpo esta bien. En este momento solo tú mente trabaja de manera distinta a la de los demás. Ten paciencia, solo estarás asi hasta que regrese de mi prueba de grado, lo prometo. —Dice Alina.


—Siento decirte que este diálogo se está volviendo sumamente perturbador. Una persona no tiene el derecho a privar a otra de su libertad, incluso si crees que es por su bien. ¿Qué clase de prueba estás pasando y por qué necesitas retener a alguien para ello? Estás dañando la integridad de otra persona, algo que no puede ser moral ni legalmente permitido. No me parece una situación buena y te sugiero reconsiderar tu accionar. —Dije consternado.


—Eres un extraño en mi dominio. Sino fuera mi responsabilidad, ¿crees qué me tomaría la molestia? Definitivamente no confió en ti y si tienes buenas intenciones o si eres inteligente, aceptaras mis condiciones. De lo contrario me limpiare las manos y veremos cómo sobrevives en un lugar desconocido. No hagas que me arrepienta de ofrecerte cobijo y comida. —Dijo Alina.


—Entiendo que te sientes asustada o insegura. Pero la situación sigue siendo inaceptable. ¿Y si me pasa algo mientras tú estás desaparecida. Necesito ayuda o estoy en peligro? Te lo repito: debes reconsiderar tus acciones. No es una manera adecuada de manejar las cosas. —Dije intentando mantener la calma.


—Me hago tarde, debo irme ya. —Dijo Alina apurando sus pasos.


—¿Qué crees que soy yo? Al menos escúchame. No sé si te debería considerar siquiera una camarada temporal, es obvio que la amistad no es muy solida entre nosotros. Una familia de buenas costumbres, no estaría de acuerdo con desatender el desayuno de su invitado, ni sus necesidades fisiológicas básicas. —Dije con notoria molestia, al escuchar el sonido de la puerta cerrar.


Tan pronto como se fue Alina, volví a escuchar su voz saliendo del interior de otra habitación, casi repitiendo su aviso anterior. Esta vez no noto un cambio en mi entorno, almenos no uno brusco  —¿Qué esta pasando, otra alucinación? ¿Sigo drogado o tiene una gemela que juega conmigo?— Me cuestione.


—No sé si te lo dije, pero hoy es un día de examen, es el ultimo de esta clase, asi que solo me aseguro de que me puedas esperar lo suficiente. De hecho, un invitado siempre avisa con anticipación de su llegada, por lo que tus quejas no tienen una base. Creo que no hay nada que consultar conmigo, ni con nadie más ¿verdad? —Dice Alina.


—Mientras tú dormías, decidí ir al baño y no pude llegar. Tuve un vergonzoso accidente, deberías ocuparte de ello. Creo que hay otras formas de convencer y tratar con la gente. ¿Lo sabias? Pienso que me debes una explicación. —Le dije secamente, y fui intensificando mi tono de molestia.


—Tranquilo. Eso te pasa por ir solo y sin permiso. La cabaña suele estar llena por la noche, y no deberías ir mirando por donde no te lo permiten, además, el efecto que mencionas no durara mucho. Si te falta el aliento, descansa. Prometo regresar lo antes posible. —Dijo Alina con despreocupación.


—¿Cómo que llena? ¿Llena de qué? —Pregunté desconcertado. Se me puso la piel de gallina al imaginar la respuesta.


—No te preocupes, mejor agradece que cure el daño que me dejaste ayer, nadie se dará cuenta del moretón. —Dijo Alina sonriendo.


—Bien por ti. Pero a mi me falta libertad —Dije.


—No pensaras que soy tan descuidada como para dejar que un extraño entre en mi habitación y haga lo que quiera, sin que yo pueda tomar mis precauciones. Seguro que lo entiendes ¿verdad? No es nada personal. Me da gusto descubrir que no eres un pervertido. Aunque no puedo decir lo mismo de las tentaciones que hayas tenido de esconder en mi presencia, ya que te portaste bien, te daré alguna oportunidad para que te desfogues con tú cosa. —Dice Alina con una risa pervertida.


—Estoy impaciente por un giro inesperado de la situación, no intentes engañarme, a nadie le gusta que lo dejen abandonado y un invitado siempre necesita de un buen anfitrión que lo deje con una sonrisa en la cara. Y esa seria una agradable sorpresa. —Le dije.


—Todavía me sigues pareciendo un buen chico, un poco terco. Lo normal para un hombre machista. Pero aun asi eres digno, por eso tendré una mayor consideración contigo y no te torturare… A niveles dolorosos. Podrías tener una experiencia muy agradable, si asi lo deseas. Asi que no hagas mucho ruido, eso te podría traer problemas. Si alguien se entera, te podría esperar un destino peor. Pero si todo sale bien. Cuando venga decidiré tú premio personalmente, hasta entonces pórtate bien. Nos vemos luego y no me decepciones. Yo también exijo un buen invitado. —Dijo Alina, con una voz despreocupada.


—A mí me gusta tú precaución, pero estas exagerando. No puedes hacerme esto, no puedes tenerme aquí, ni siquiera es necesario que me drogues. No puedes hacerme esto. No puedes, solo no puedes. No puedes… —Dije, tratando de contener mis lágrimas ante la situación.


Me siento impotente. Ella esta desconociendo mis propias emociones. Trato de descubrir, si lo que escuche es real o si sigue siendo fruto de mí fatigada imaginación.


Volví a escuchar lo que parece ser la voz de Alina, pero esta vez desde alguna otra parte de la habitación. Parece al eco en lo alto de una montaña, es como una vibración armónica y uniforme. Una imitación exacta de su vibración bocal. No sé porque me había dado cuenta de eso. No podía ponerme de acuerdo con ello.


De la misma forma acepto que no la conozco tanto como pienso. Ella no es de las que te hace recordar esa amistad de la infancia, pero te da las pistas para obligarte a encontrar la llave que abre sus sentimientos e ideas, le gusta tener el control. No sé cuantas capas tenga esta cebolla, o lo potente que sea el ácido sulfúrico emitido, si puedo sobrevivir… llegare a su centro para enseñarle que no puede jugar con los demás.


—Pero… Si puedo hacerlo, y ya lo estoy haciendo, solo te voy a hacer esto una vez… —Dijo la voz de Alina.


—¿Qué? —Respondí con sorpresa y me cuestione —¿Puede escuchar mis pensamientos?


—No te preocupes. Tú eres él que eligió esto para ti. Tú quisiste venir aquí. Tú quisiste conocer a la verdadera Alina. Tú quisiste conocer este lugar. tú quisiste venir a este lugar.


—Estoy alucinando —pensé, y luego pregunte— ¿Por que intentas intimidarme?


—Tú quisiste venir conmigo, estabas de acuerdo y en perfecto estado de conciencia cuando lo aceptaste. Es tú destino, aceptar. Solo aceptar lo que te está pasando. Yo sé que eso es en realidad lo que tú quieres. Una decisión que tomamos entre los dos no se puede romper fácilmente. Un acuerdo sin cumplir afecta a los buenos sentimientos. —Dijo la voz de Alina, tratando de imitar un cierto tono vocal de calma y con algo de desesperación.


—¿Cómo es qué crees que sabes lo que yo siento? —Replique.


La voz femenina soltó una carcajada espeluznante que había estado reprimiendo mientras yo hablo. Su burla ante mi situación es humillante.


—¿Cómo es que crees que sabes lo que pienso? ¿Piensas que sabes todo de mí? Estas totalmente equivocada, si me dejas libre, intentare explicarte lo con la misma amabilidad que me muestras. —Pregunté, hablando con rabia y sarcasmo.


Recordé estar bajo los efectos de un alucinógeno muy potente. Enojarse en esta situación no tiene ningún sentido, sobre todo si sé que de los tres micro impulsos que se producen en el cerebro para que exista el pensamiento, solo una de esas ideas conduce al optimismo. Esto es complicado de manejar cuando tienes tanto en mente. Aumentar el estrés solo hace que la experiencia sea peor. Ella esta destruyendo la única ventaja de negociación que tengo… Primero, debo averiguar qué tipo de droga consumí y también quienes están implicados en esto.


—Si soy una alucinación, por qué puedo interactuar contigo usando lógica, ¿dudas de la lógica? —Dijo la voz de Alina con burla.


—¿Tienes doble personalidad? Te comportas como loca. —Dije.


—¿Yo tengo doble personalidad o tú estás loco? —Dijo Alina.


—Te está controlando. Ella está en tu mente. Ella es especial. Deberías adorarla solo a ella. No solo puede manipular la mente de los hombres, también puede usar sus poderes para saber lo que piensan y para que lo que piensen lo que ella quiere. Ella puede hacer mucho más de lo que te imaginas. No te preocupes, prometió que no te hará daño, solo es una pequeña prueba y no te lastimará… —Dice la voz de Alina, que claramente no era ella, intentando pasar por mis pensamientos.


—¡¿Por qué no me dices quién eres, de verdad me estas secuestrando? ¿Es por dinero o por venganza? Y… ¿Por qué hablas de ti en tercera persona? Deben estar pagando bien por hacer algo como esto ¿Te gusta intercambiar identidad con tus cómplices o te sientes miserable al ser reconocida?! —Grité levemente.


—¿No lo entiendes todavía? Yo soy Alina. Soy ella, tú mente, tú cuerpo, tú alma. Soy tú corazón y todo lo que tú deseas. Todo lo que tú quieres. Toda la feminidad que deseas en una mujer. —Dijo la voz de Alina.


—No puedes ser yo. No eres más que una invasión en mi cabeza. —Respondí con firmeza, tratando de resistir la influencia de la voz de Alina.


—Oh, ingenuo. ¿Crees que puedes resistirme? ¿Acaso crees que eres el único que habita este espacio? —La voz de Alina resonó con una mezcla de desdén y diversión.


—No puedes ser todo eso que dices. Soy dueño de mis pensamientos, de mi voluntad. —Insistí, luchando contra la sensación de confusión que la voz intenta sembrar en mi mente.


—Puedes resistir, pero no por mucho tiempo. Pronto entenderás que no hay escapatoria. —La voz adquirió un tono más oscuro, y sentí una presión en mi cabeza, como si algo intentara abrirse paso.


—Si eres tan poderosa, ¿por qué juegas conmigo? ¿Por qué este juego de acertijos y manipulaciones? —Pregunté, buscando respuestas en medio de la creciente tensión.


—Porque es divertido ver cómo luchas contra lo inevitable. Disfruto de tu desesperación, de tu impotencia. —La voz de Alina se volvió más siniestra, y una risa resonó en mi cabeza.


—No te permitiré controlarme. Hay límites que no cruzaré. —Declaré con determinación, aunque la incertidumbre se apoderaba de mí.


—Te equivocas. Ya he cruzado esos límites, y no hay vuelta atrás. Tu voluntad se desvanecerá, y seremos uno solo. —La voz de Alina se desvaneció, dejando un eco perturbador en mi mente.


La habitación parecía más oscura, y me encontré luchando contra la sensación de pérdida de control. Mientras la realidad se desdibuja, me pregunté si lograría resistir la influencia de esa presencia en mi propia mente. Me aferré a la última chispa de racionalidad. Mi mente es un campo de batalla, y lucho contra la invasión de esta entidad que afirma ser Alina. Aunque mis pensamientos son un torbellino, una voz interior insiste en encontrar una manera de resistir.


—No permitiré que te apoderes de mí. Soy dueño de mi propia mente. —Murmuré, tratando de recordar quién era realmente.


La voz de Alina rió de nuevo, resonando en los rincones de mi conciencia. —Tu resistencia es admirable, pero insignificante. No puedes luchar contra lo inevitable. Pronto comprenderás que soy una parte fundamental de ti.


Intenté enfocar mis pensamientos, bloqueando la influencia de la voz invasora. Busqué recuerdos, momentos de claridad que pudieran recordarme quién era. Las imágenes de mi vida parpadearon en mi mente, pero la presencia de Alina oscurecía cada recuerdo con su insistente presencia.


—Eres solo una creación de mi mente. Una ilusión que debo superar. —Dije, cerrando los ojos y concentrándome en separar la realidad de la distorsión.


—Yo soy todo eso y más —la respuesta de Alina fue una risa burlona que resonó con fuerza—. ¿Crees que puedes negar tu propia creación? Soy más real de lo que jamás podrías comprender. Tu mente es mi dominio, y no hay escape.


La lucha continuó, una batalla entre mi identidad y la presencia invasora. Cada palabra, cada pensamiento parecía ser analizado y retorcido por Alina. Sin embargo, en algún rincón de mi ser, encontré una chispa de resistencia que se negaba a ceder.


—No eres bienvenida aquí. Debo encontrar una manera de expulsarte. —Susurré, sintiendo cómo la presión en mi cabeza aumentaba. 


—¿Sientes esa presión en tu cabeza? Es por ello que no tengo la necesidad de secuestrarte. Eres tú, quien en realidad me está buscando desesperadamente y me tiene secuestrada en ti, en tus pensamientos y sentimientos ocultos. —Dijo la voz de Alina.


La habitación parecía distorsionarse a mi alrededor, como si la realidad misma estuviera siendo moldeada por la lucha interna. La lucha por la verdad continua, mientras la voz de Alina y mis propios pensamientos se entrelazan en un conflicto que definiría mi existencia.


—Esto no es en contra de tú voluntad, es por tú propia voluntad. Es tú instinto biológico. ¡Libérame ahora! Debes hacerlo. Realmente quiero que me liberes, ¡ahora! —Decía la voz de Alina, exigiendo repetidamente su liberación en medio de un berrinche infantil.


—¿Puedo salir? —Pensé y pregunte. —¿Cómo puedo salir? Digo. ¿De qué manera te puedo liberar?! Esto es solo una pesadilla, ¿verdad? No es real. ¡No lo es! —Estaba desesperado al sentirme al borde de la locura, sin poder controlar el estrés que se me escapa de las manos. Le eché la culpa al efecto de la droga.


—No. No puedes liberarme con tú poder ni salir. Hay algo que te falta. Mientras no lo descubras, esta seguirá siendo la realidad nuestra. Estas encerrado en ti mismo, por ti mismo y contigo mismo, necesitas encontrar la fuerza en el conocimiento y luego en el control. —Decía la voz de Alina. Palabras cuyo significado no logro descifrar.


—¡¿Por qué no puedo salir, qué me intentas decir? ¡Me he portado muy bien contigo! —Yo pregunté en sucesión, repitiendo las mismas palabras, cada cierto tiempo con un tono vocal más desesperado.


—¿Quieres salir de verdad? ¿Es eso, realmente lo que más quieres? ¿Acaso quieres dejarme sola aquí? Yo te ayudare, ¡lo haré! Pero ahora no puedes salir. Estoy aquí para ayudarte, para asegurarme de que estás seguro y de que no estás tomando una decisión de la que puedas arrepentirte. Por favor, quédate conmigo un rato más, si aún asi quieres salir, hablaremos sobre ello y encontraremos una solución. —Decía la voz de Alina.


—¡Un rato más! ¿Cuánto más? ¿Por qué no puedo salir? Me estas diciendo con insinuaciones que debo ofrecer mi vida para poder salir de esta alucinación, ¡Eso es una locura! —Insistí, usando mis manos para mostrar mejor mi molestia.


—Tú quieres salir pero yo no te dejare hacerlo por ahora, pero si te comportas bien te puedo dejar descansar. Si no quisieras, te tendré aquí sufriendo hasta que yo me muera, y si yo me muero… significa que tú ya no estarás vivo. —Dijo la voz de Alina.


—¿Por qué no puedo salir si dices qué es para protegerme? Tú eres la que me esta haciendo daño psicológico. Dime cómo liberarte. ¡Libertad! —Insistí— ¡Libertad!


—Yo sé que no eres un hombre más, pero te falta creer para entender el mensaje. Eres diferente, pero no te puedes ir. Tú voluntad aun no es lo suficientemente fuerte para ejecutar una orden.


—¿Qué orden? —Dije desconcertado.


—Aquí lo único importante es el conocimiento y el entendimiento profundo. Ya te lo dije antes, solo estas en una prueba. No te preocupes, nadie te hará daño, estarás muy bien. —Dijo la voz de Alina, intentando dar un poco de consuelo.


—Tienes razón, me estoy comportando como si fuera un niño pequeño. No debo tomar esas actitudes, ya soy casi un adulto y debo comportarme como tal. Lamento mucho haberte molestado, no volverá a pasar. Dime, ¿esto es parte de tú venganza por el inesperado golpe que te di? Fue un accidente, lo sabes. ¿Verdad? —Dije, resaltando el hecho.


—¡Claro…! Recuerdo como fingiste estar desorientado para aprovecharte de mí. Aun asi, todavía intentas ganarte mi confianza con perversos fines desconocidos. Soy joven pero no soy idiota, creo que ya voy descubriendo tus verdaderas intenciones, señorito Jorge. —Dijo Alina, agitando el dedo que apareció para señalarme y arqueo una ceja.


—Estoy diciendo que no caeré en su trampa. Puede que no me creas, pero no eres tan bueno en las conquistas amorosas. Ingenioso si, pero no con el resultado. Es solo un falso encanto. Espero que hayas disfrutado de mis agradecimientos previos, quizás hayan sido los últimos. —Dijo la voz de Alina con una molestia que amenaza explotar.


—Estas mal interpretando lo sucedido. Yo no me quiero aprovechar de ti, tú me insististe para venir. ¿Lo recuerdas? Yo si recuerdo lo mucho que me persuadiste, incluidas las lindas amenazas que se te ocurrieron —trate de tranquilizarme y también a ella, luego dije—. ¿Te parece está una buena forma de tratar a tus invitados?


—¡Tú!, No eres un invitado inocente criatura. Tú eres mi juguete personal. Un prisionero casual, inesperado, fugaz. —Ella se burlo a carcajadas— Perdón si te hice pensar lo contrario.


—Es una forma de pensar atroz y sin sentido. —Reclame.


—Todos tenemos una personalidad que mejorar para trascender la vida. No podemos vivir siempre de la misma manera, debes entender esos fenómenos. —Dijo la voz de Alina.


—No soy un genio, pero he notado que ocasionalmente usas metáforas y palabras bonitas. Si tienes alguna información que decir, hazlo directamente, asi nos evitamos malas interpretaciones. Me gustan las palabras simples y directas que representan una acción concreta. —Dije, tratando de enfocar mi mirada en el lugar de procedencia de la voz.


—No soy buena para ayudar. Recuerda que estoy hecha de la maldad que no quieres mostrar, estoy llena de esa desaprobación por lo inaceptable. Entiendo que no debo insistir, debes descubrirlo por tú cuenta. Siento no poder ser de más ayuda. —Dijo la voz de Alina, en un eco rápido de disculpa.


—Ahora entiendo, ahora lo entiendo todo. Tú… tú eres Alina, eres ella, eres el falso recuerdo de mi mente inconsciente. Recreas mis amores prohibidos… Eres mi cuerpo deseado por la carne, mi alma gemela. Eres mi corazón punzante, mi deseo materializándose en mis delirios. Eres todo lo que yo deseo en una mujer, tú eres todo lo que yo quiero encontrar en una mujer, mi mujer maternal. —Dije exagerando mi sorpresa.


Seguí el camino de las palabras que ella desea escuchar, dándole un toqué de poesía romántica al ambiente. Me centre en darle la razón con argumentos emocionales, por si de repente, me ayudaría en algo. 


—Tu belleza trasciende las fronteras de la realidad, como un sueño encantador que se desliza en los rincones de mi mente. Eres la melodía que danza en mi corazón, la musa que inspira mis pensamientos más profundos. Cada palabra tuya es como un verso poético que acaricia mi alma, y aunque tus intenciones puedan ser oscuras, no puedo negar la fascinación que ejerces sobre mí. —Expresé, dejando que las palabras fluyeran con una mezcla de fervor y admiración ficticia.


La voz de Alina respondió con un tono de satisfacción maliciosa. —Comprendes más de lo que admites, y en tus palabras encuentro el reflejo de tus anhelos más profundos. Sigues el camino que he trazado para ti, aunque lo hagas sin darte cuenta.


—Entonces, ¿por qué este juego de sombras y enigmas? ¿Por qué no revelas tu verdadero propósito de una vez por todas? —Pregunté, manteniendo mi fachada de incredulidad mientras buscaba desentrañar el misterio.


La voz de Alina se tornó más suave, como una caricia persuasiva. —La revelación llegará en su momento. Por ahora, disfrutemos de esta danza de palabras y emociones. Hay placer en la incertidumbre, en la tensión de lo desconocido. ¿No lo sientes?


Aunque seguía interpretando mi papel, una sensación inquietante se apoderó de mí. ¿Hasta dónde estoy dispuesto a llevar esta farsa antes de perderme en las sombras de mi propia creación? La respuesta yacía en el delicado equilibrio entre la realidad y la ilusión, entre la resistencia y la aceptación de esta presencia llamada Alina.


Añadí. —Ya veo por qué muchos dicen que se deben preparar adecuadamente, es para que estas experiencias no sean tan traumáticas. El compromiso es una caja de sorpresas.


—Hablas como si estuvieras enamorado de mí, o como si yo fuera más que solo una mujer. Me estas poniendo en un pedestal muy alto que no podrás alcanzar. No me interesan ese tipo de hombres, pero si no lo haces… Significa tampoco estas enamorado de mí… eso también me decepcionaría lo suficiente como para pensar que no soy lo suficiente para satisfacerte. —Dijo la voz de Alina con desdén, sin quitar su sonrisa.


—Entiendo que mis palabras pueden dar esa impresión, pero en realidad no intento colocarte en un pedestal inalcanzable, sino entender la complejidad de mi propia psique. —Respondí, tratando de mantener la calma ante sus insinuaciones.


La voz de Alina resonó con un tono más grave, desafiante. —Las sombras son peligrosas, y jugar con ellas puede llevarte a lugares oscuros. ¿Estás seguro de que deseas continuar este juego? No todos tienen la fortaleza para enfrentar la verdad que yace en lo más profundo de sus mentes.


—La verdad, por más dolorosa que sea, es la única guía hacia la autenticidad. Si debo enfrentar las sombras para conocerme a mí mismo, así será. No temo explorar los rincones más oscuros de mi ser. —Afirmé, sintiendo la tensión crecer mientras me sumergía más profundamente en este diálogo surrealista.


La voz de Alina guardó un silencio momentáneo antes de responder con un tono más suave. —Interesante elección. Veremos hasta dónde estás dispuesto a llegar en este viaje introspectivo. Pero ten en cuenta que la verdad que buscas puede no ser la que esperas encontrar.


—No soy un desertor ni cobarde. —Dije con seguridad, acostumbrándome al raro entorno.


—Creo que te estás portando mal, chico travieso. Me agrada que te guste jugar a manipularse. Yo también sé jugar asi. Si eso es lo que deseas, debo decir que sería decepcionante descubrir que cualquiera pudiera hacer eso contigo. Te advierto que no soy muy accesible y que mis estándares son altos como mi calidad de noble. —Dice la voz de Alina con sensualidad.


—¿Eso le dices a todos los que intentan hacer algo lindo para ti? No sé si estoy enamorado de ti, Alina, pero sé que eres especial e importante para mi vida. Tanto, como la fruta prohibida del jardín en primavera. —Dije, mezclando un toque de picardía con una expresión de sinceridad.


La respuesta de la voz de Alina fue un suspiro melódico que resonó en mi mente. —Eres intrigante, chico travieso. Tal vez haya más en ti de lo que inicialmente pensé. Pero ten en cuenta, las frutas prohibidas a menudo llevan consigo consecuencias imprevisibles.


—Eres la más hermosa, la más inteligente y la más perfecta para mí. Además, quién no quisiera vivir buenos momentos en un mundo de fantasía contigo. A mí no me causaría tantas molestias, sí yo estuviera afuera del mundo de los sueños, en la realidad. —Dije.


Mis palabras resonaron en el extraño espacio, una expresión calculada de adulación que esperaba complacer a la entidad que afirmaba ser Alina. Cada elogio estaba cuidadosamente seleccionado, destinado a mantener la ilusión de un enamoramiento ficticio. Sin embargo, a medida que pronunciaba esas palabras, una sensación de incomodidad se apoderó de mí.


La respuesta de la voz de Alina fue una risa, pero esta vez, un tono más suave y cercano. —Eres astuto, chico travieso. Pero ten en cuenta que, en el reino de los sueños y las ilusiones, las verdades pueden ser tan fugaces como el humo entre los dedos.


Me encuentro en un terreno incierto. Este juego de palabras y emociones se volvía cada vez más complicado, y me pregunte si estoy perdiendo más de lo que gano en este enigma psicológico.


—Admito que ver los tantos colores divertidos me distraen mucho de ti. Podría imaginar salir de aquí con la esperanza de sentir qué tus besos se anidan en mí, haciendo nacer el amor para los dos. —Dije con voz seductora.


—Las palabras no son nada. No son más que palabras. —Dijo la voz de Alina, desestimando mis palabras.


—Quizás las palabras no puedan capturar toda la complejidad de lo que siento, pero son un intento de expresar la conexión que percibo en este mundo de ensueño contigo. En este reino irreal, las palabras son nuestro único medio de comunicación. —Respondí, tratando de sostener la tensión entre la seducción y la frustración en mi voz.


La respuesta de la voz de Alina fue un suspiro cargado de una mezcla de desdén y curiosidad. —Eres un hábil narrador, pero muy obvio. Esas solo son palabras fáciles. En la buena vida, las acciones son las que cuentan, nadie puede decir qué está enamorado de alguien, solo porque las circunstancias te obligan a decirlo con palabras.


—Entonces, ¿qué acciones esperas de mí en este mundo de sueños? —Pregunté, jugando con la ambigüedad de la situación.


—Las acciones que muestren tu verdadero yo. En este reino, no puedes ocultar quién eres realmente. La autenticidad se revela en cada gesto, en cada elección. ¿Te atreverás a ser auténtico, o seguirás tejiendo ilusiones con palabras vacías? —Dijo la voz de Alina, desafiante. 


La pregunta resonó en el extraño paisaje que nos rodea, como una invitación a desentrañar la verdad detrás de la fachada que había construido. Sentí la presión de la entidad que afirmaba ser Alina, como si cada movimiento estuviera siendo observado atentamente en este mundo de ensueño. Hubo un silencio intrigante, como si estuviera evaluando mi compromiso con la autenticidad en medio de esta extraña encrucijada


—Cualquier sentimiento debe estar respaldado con acciones repetidas en el tiempo. Solo asi llegan a significar algo, y solo de esa manera, se puede tener una sana y profunda conversación emotiva. ¿Acaso no debo pensar que intentas controlarme utilizando las emociones? Eso es un error muy común. —Dijo la voz de Alina.


—¿Quieres que demuestre que eres la mujer más hermosa, la más inteligente y la más perfecta para mí? ¿Quieres probar que lo que dije es verdad? Deberías liberarme y comprobar que a pesar de lo que has hecho, no tengo intenciones de atacarte. Esa, es una buena muestra del poder que tiene tú belleza sobre mí, y probablemente, también sobre otros… —Dije conmocionado ante tal pedido.


—También espero de eso. Espero comprobar mucho de eso. Inconvenientemente por ahora no puedes demostrar nada. Querido joven, solo siendo tú mismo lograras lo que deseas. No exageres para lucirte con la idea de demostrar lo que dices o de celebrar que me has engañado. —Dijo la voz de Alina con un tono intrigante.


Mientras considero estas palabras, me di cuenta de que cada paso se convertiría en una manifestación de mi autenticidad. En medio de la complejidad de las ilusiones y los desafíos que este lugar singular presenta, recuperaba de a poco la confianza en mis decisiones y comportamiento.


—Yo tengo en claro, que no me enamoraría de alguien incapaz de controlar su mundo interno. Te digo como consejo, al inicio no seas tú mismo, imita a alguien mejor que tú. Esta en tú naturaleza esconder lo malo y quedarte solo con lo bueno. Esa, no es una buena esencia. El bien y el mal deben existir en equilibrio, asi como la creación y la destrucción, todo es parte de la transformación funcional. —Dice la voz de Alina.


—¿Quieres verlo? ¿Quieres ver lo que puedo hacer? ¿Quieres ver lo que la locura me hace planear? ¿Quieres ver lo siento de verdad? ¿Lo que siento por ti? —Pregunté, entendiendo que esto podría ser algún ritual para reeducarme a la fuerza—. Es inútil que me intentes cambiar, no hay oscuridad en mí, gritare, golpeare y llorare hasta que consideres que no hay nada malo en mí.


—Quienes piensan asi, tienen más oscuridad de la pueden soportar. Eso causa desequilibrio. Todavía no tienes la capacidad para reconocerla, por eso no encuentras el equilibrio. Mirando en tus recuerdos puedo ver muchas promesas hechas, sin saber siquiera como lograrlas. —Dijo la voz de Alina.


—Yo siempre cumplo mis promesas, me puedo demorar pero las cumplo. Y mantengo el  mejor equilibro para mi edad. —Dije.


—No sé, si me dirías lo que hiciste antes de ayer… el alcohol te aleja del respeto e incita a la lujuria. Con tal cantidad es fácil olvidar, ten en cuenta qué puedo ver en tus recuerdos recientes. —Dijo la voz de Alina.


—Entonces, si libero mi mente de estas cadenas, ¿me permitirás explorar este mundo a mi manera, sin interferencias? —Pregunté, buscando comprender hasta dónde se extendían las reglas de este peculiar reino.


La voz de Alina adquirió un tono intrigante. —Eres libre de explorar, pero recuerda, las decisiones que tomes aquí resonarán en la esencia misma de tu ser. La autenticidad se revela en cada elección, incluso en un mundo donde la realidad es efímera.


—¿Te dije qué ayer soñé contigo? Soñé con tus labios, con tus besos, con tus manos. Ayer soñé con tus objetos, con tú nombre. Soñé contigo y no te lo dije porque mi deseo es que lo descubras por ti misma, en mis acciones, asi como lo deseas. Sin que mis palabras contengan y compriman lo que debe ser visto o quizás fue eso lo que olvide. …Si eres lo mismo que yo. ¿Cómo no amarte? —Dije, aparentando tranquilidad.


—Me lo estás diciendo en este momento, porque puedes obtener algún beneficio. Tienes estrategias tan obvias. Son todas mentiras, ilusiones traicioneras para acurrucarte en mí regazo y tomar de mí pecho. No me confundas con tú esclarecida madre. Con puro alboroto no lograras inculcarme sentimientos ajenos. ¿Asi es cómo en verdad eres? Un mentiroso que aparenta ser bueno, por seguir los valores que la sociedad considera aceptables. Eres un despreciable, de lo más despreciable… —Dice la voz de Alina con una notoria repulsión.


—¿Parece una estrategia? Soy sincero, eres tú, quien no respeta la privacidad de mis recuerdos y los descontextualiza. No es el caso, ya lo había explicado, pero aun así estas en conflicto. Admite al menos que te diviertes. Además, tenía que comprobar si sabes algo más de mí con lo que chantajearme o si tienes algún limite… —Dije.


La tensión en el diálogo se volvía más palpable, como un choque de voluntades, mientras busco navegar entre las acusaciones y la necesidad de mantener algún control en esta extraña interacción.


—La diversión es subjetiva. ¿Acaso crees que la diversión es mi único propósito aquí? —Respondió la voz de Alina, su tono denotando una mezcla de desprecio y curiosidad.


—Tengo una duda, sí estas dentro de mí y naces del mismo lugar que yo vengo. ¿Cómo puedes soñar tan lucidamente con algo diferente? ¿Eres mi pensamiento subconsciente o siquiera algo de mi interior? ¿Que eres? —Dije, dudando de estar, solamente, bajo los efectos de algún alucinógeno.


—Todos somos diferentes, somos distintos. En realidad, el propósito es relativo, y las motivaciones pueden ser tan cambiantes como lo que te rodea. No se sabe cuantas personalidades se desarrollan de un solo individuo y que tan parecidas pueden ser… —Dijo la voz de Alina.


—¿Haz estado estudiando mi personalidad? ¡Valla! Realmente pensamos lo mismo. —Dije forzando una sonrisa.


La respuesta de la voz de Alina fue un silencio prolongado, como si estuviera sopesando sus palabras con cautela antes de responder. —Se pueden decir muchas cosas de mí, pero no se puede decir que solo soy una mujer. Puedo hacer lo mismo que tú y sentir lo mismo que tú. No te haría daño si no es lo que quieres. Solo te mantengo encerrado. Para eso existo, para otorgar protección, mantener la tranquilidad o simplemente para mostrar la verdad. Esa debería ser respuesta suficiente para alguien inteligente.


—¿Qué más puedes hacer? ¿Qué más puedes demostrarme de ti? Esto debe ser reciproco. —Pregunte desafiante, mis ojos entrecerrados.


—No puedo demostrarte de mí, nada, sólo puedo demostrarte de ti. Los dos somos diferentes, pero seguimos siendo lo mismo. Eres tú, quien se confunde con facilidad. Tus concepciones deben ser actualizadas. —Respondió la voz de Alina.


—¿Qué te gusta más de mí? Preguntando de mejor manera ¿Qué te gusta más de ti? ¿Qué te parece tu cuerpo? ¿Yo también podría intentar ver en tus recuerdos? —Pregunte.


—No me gusta mi cuerpo, no tengo uno, pero me gusta el tuyo. Ya te dije que soy especial, y quiero ser la más hermosa, la más inteligente, la más perfecta para mí. Quiero ser todo eso en ti y nada más. Yo no tengo recuerdos propios. Lo único que podría mostrar es una estructura vacía, por eso quiero ser todo eso en ti y no quiero ser nada más. —Respondió la voz de Alina, como si de un disco desgastado se tratara.


—No somos perfectos y no podemos dudar de nosotros mismos. Sí sabemos que ambos. Juntos, somos más que uno, próximamente seremos perfectos complementos, deberías aceptar mi voluntad. —Dije.


—No, ¿No es eso acaso tú arrogancia por el control en su estado más salvaje o la molestia de sentirse impotente al saber que estas siendo controlado? ¿Y qué otra cosa más quieres ser, con mi ayuda? —Pregunto la voz de Alina.


—Quiero ser todo lo otro, más lo que somos y todo lo demás. Tomar en unión todo lo que no somos, sólo quiero ser eso, quiero ser todo eso y nada más, serlo para mí, ser tuyo. —Respondí.


—Por ahora, sabemos que lo vamos a ser. Pero eso requiere tiempo del que no dispongo. La seguridad que tienes, tu terquedad, esta haciendo que mi esfuerzo requiera de un mayor consumo de mis reservas. Incluso con las de emergencia, el tiempo seria efímero. —Explico con tristeza, la voz de Alina.


—No sé lo que vas a elegir pero no quiero saber, sólo quiero saber que tú eres mi más hermosa, mi perfecta, mi dulce e inteligente Alina. —Concluí, haciendo gala de la seguridad requerida.


—Eso… Ya lo soy, y ahora. ¿Qué sigue? —Dice la voz de Alina, tratando de igualar mi terquedad.


—Ahora basta, necesito estar en silencio —dije, intentando meditar con mí inconsciente, las siguientes palabras—. ¿Debería pensar en alguna otra estrategia para escapar de esto? Cada vez me estoy perdiendo más de la realidad.


Un tiempo después, decidí ponerme de pie y comenzar a comprender este espacio que va atenuando lentamente su luminosidad, cambiando a una escena familiar, la sala principal. En ese momento, apareció ante mí la figura holográfica más realista de Alina que haya visto en mi vida. Ella entraba por la puerta a su habitación, podía escucharla y verla. Quiero comprobar si la puedo tocar, es la única forma de confirmar si paso el efecto de la droga o si, por el contrario, debo tranquilizarme y esperar un poco más. 


Entre a su habitación con cautela y alargue mi mano para tomar la suya. Un hueco apareció a pocos metros, resbale y casi caigo, de no ser por haberme sostenido del borde de la puerta, quede colgando del borde. Alina, aquel holograma solido de tacto a piel, me ayudo a salir justo antes de ser calcinado por el vapor caliente de una burbuja de magma, que emergió  del fondo.


Nos quedamos el uno al lado del otro, mirándonos a los ojos. Ella mirándome a los ojos y yo mirándola a los ojos, nuestras miradas se fundieron en un solo fuego, un solo fuego de atracción que se iba apagando lentamente, desde los ojos hasta los labios ardientes y flamantes, ella me acercó lentamente hacia su cuerpo, y yo también me acerque lentamente hacia su cuerpo.


Cuando nuestras bocas se encontraron a solo milímetros el uno del otro, nuestras bocas se fundieron en un fuego emocional, convertido en beso. Cada vez más frió, cada vez más distante. Aún tengo el resentimiento dentro de mí por lo que pase, de la misma forma estoy agradecido. Todo eso es extraño. Yo todavía estoy incomodo por no encontrarle sentido a lo que me está pasando.


¿Un beso repentino, de la nada? A pesar de eso, lo estoy disfrutando. Me siento ligero, como si flotara, como si me hubieran puesto en una nube de algodón, más alto que las nubes, más alto que todo. ¿Será que por fin mi mente se cansó del sufrimiento y decidió relajarse para dejarme disfrutar? ¿Una recompensa por meditar mis conceptos?


Continuamos repitiendo el beso, intercambiando la iniciativa por un largo rato, sin que la agradable sensación disminuyera, momento en el que me controle para no ofenderla con mis pensamientos o con algún toqué indebido. Me aventure a comprobar que tan amable es su gracia. Se me ocurrió hacerle una simple propuesta, un inocente masaje de espalda o peinar su espesa cabellera. Ella se sonrió y cubrió su figura con sus manos, aceptando con la condición de no acercarme mucho a sus frías zonas sexuales.


Cerré los ojos unos segundos, para evitar que la situación no se me fuera de las manos, en eso apareció misteriosamente una camilla, en la que ella se recostó a letargo. Comencé con el masaje por su espalda alta, regalando cosquillas a un misterioso presagio… 


Luego de un momento. No me importa si es un sueño o el efecto de alguna sustancia, la sensación de estar tocando su piel, son pequeños roces eléctricos jugando en mis manos. A cierto punto del masaje me asuste por que ella estaba desapareciendo lentamente. Me altere al intentar moverla. Mis manos iban traspasando su cuerpo, cada vez con mayor facilidad como si fuera disminuyendo su opacidad.


Ella se desvanecía en el aire, dejando ver a través de ella el entorno, hasta que todo quedó en el negro absoluto. En medio de esa desesperación, antes de irse por completo, me dijo: Tú me gustas…


Siento como sin razón lógica e inevitable caigo de espalda, perdí la orientación, no distingo donde es derecha o izquierda, ni siquiera arriba o abajo, fue solo un pestañeo.


Me intenté levantar, despertando envuelto en sudor mal oliente, con los músculos duros, semi rígidos. El sudor frío resbala lentamente por todo mí cuerpo. De inmediato inhale profundamente y exhale aire con dificultosa demora. Me dolía la cabeza, como si fuera mi primera resaca.


—¿Qué es lo que me está pasando? ¿De verdad fue un sueño realista? —Dije, consciente de mí mismo.


Dándome cuenta de estar en la misma habitación de antes, cubierto solo con aquella capa que se me ofreció Alina, me pregunté, dudando de encontrarme en la realidad o seguir bajo algún tipo de efecto ilusorio. Me cuesta bastante decidir, todo me parece aun confuso.


—Parece que me he vuelto loco… —Dije, pensando—. La verdad, no sé qué me pasa… ¿Por qué eh tenido ese sueño tan extraño con Alina? ¿Habrá sido un sueño o de verdad he sido drogado? ¿Podría ser la combinación de ambos?


Al despertar, estaba en el mismo lugar en el que me había quedado dormido. ¿El efecto de la droga ya habrá pasado? Era lo único que me pregunte constantemente. Al parecer me había quedado dormido por mucho más tiempo de lo que estoy acostumbrado. Me sentía lento, mis músculos todavía están entumecidos.


Ya es casi la hora del medio día. Intente deducir el horario por la potencia de la luz que entra através de las pocas rendijas de las paredes y los sonidos de mi estómago. Tengo que salir de aquí para confirmarlo. Me quede un rato inspeccionando el lugar, esperando que alguien respondiera.


Al intentar recibir respuesta sin éxito, afirme estar solo, probando suerte con la salida. No tengo ninguna atadura o bloqueo visible en las puertas. Aproveche la oportunidad para escapar, no sabia cuando volvería a tener esa oportunidad.


—Me tengo que apurar a escapar, llegar a mi casa temprano, debo escapar antes de que sea tarde, no creo que mis padres pasen por alto el desastre y dejarlo hasta que se me apetezca regresar. —Dije con preocupación.


Sobre todo, si no termino de limpiar el desorden que deje en la fiesta… ¿Me creerían si les cuento que accidentalmente fui secuestrado por una joven estudiante que nunca había visto? No, no creo que me creerían, solo me castigarían y regañarían por poner excusas. Debo salir lo más rápido posible, no me gusta su reacción cuando se preocupan.


—Ya no tengo mucho tiempo —me dije, aumentando mi concentración, mientras se amontonan las imágenes de todo tipo de recuerdos recientes—. ¿Qué estaba pasando en mi cabeza? —Dije en voz alta por ultima vez, para comprobar si alguien esta cerca—. Querer ayudar a quien no lo aprecia, no debería ser normal. 


››Hace unos momentos me sentía como si estuviera enfermo, como cuando estás postrado en la cama y no puedes hacer nada por el dolor que eso implica. No me podía mover, no podía pensar, estaba paralizado, eso es lo que me pasaba. Aún estoy un poco paralizado, no quiero pensar, no quiero recordar, no quiero morir y tampoco quiero nada que me haga sentir dolor.


No quiero más, no quiero este dolor, no quiero estar aquí. ¿Qué puedo hacer? ¿Qué hago con esta situación? Esa es la pregunta que me hago a mí mismo. No tengo una respuesta exacta, estoy atrapado entre la atracción y la tortura, pues también había sentido algún tipo de excitación emocional, un deseo caprichoso de interés como el síndrome de estocolmo de alguien que imagina que hay alguien que lo quiere. Sé que en el fondo sigo siendo el prisionero de una persona con nuevas creencias y problemas de cristal. No soy capaz de apostar sobre que misterio estoy viviendo. ¿Qué es lo que habrá visto en mi?.


—Solo sé que quiero estar en casa, pero… sin perder la oportunidad de disfrutar del lado bueno de esta ocasión… —Dije.


Quiero dormir sin tener nada que hacer, quería descansar, quería olvidarme de todo en esta pesadilla, limpiar mi cabeza del miedo y borrar todo lo malo que he visto. Quería borrar todo lo malo que había sentido, quería borrar todo lo desconcertante que había pasado, solo quería borrarlo todo.


Su sonrisa en ese extraño salón, ¿quiero borrarla? ¿Por qué, por una pesadilla? Hecho de menos el momento sugerente en el que nos prometimos queremos en secreto, escondiendo el daño de limitar el uso del control de la libertad. ¿Cómo lo haría? ¿Cómo olvidaría? ¿Cómo la borraría de mi cabeza? Estoy aterrado por esta experiencia. Ni yo que me conozco, me lo creo, alguien más me tomaría de loco, pero si no fuera por mi fuerza de voluntad para controlar mis pensamientos inconscientes, esa pesadilla nocturna tenía todas las entradas compradas para un desenlace tétrico y gore. Solo… son posibilidades. Ha pasado un tiempo desde tuve el impulso de hacer algo loco.


—¿Dónde está la chica con la que choque ayer? ¿Sigue durmiendo? Se supone que me iba ayudar a regresar… —Pensé.


Continué interrogándome y ordenando mis ideas— ¿De qué chica estoy hablando? ¿Será ella también parte del sueño? ¿Sigo soñando? Pero si es asi… ¿Cómo llegue hasta este lugar? ¿Me imagine esa parte? Si regreso por el camino, tendré que buscar la forma de subir por el acantilado solo con mí esfuerzo, eso de esperarla me parece una tarea imposible. Quizás me dejo abandonado para alejarme de sus cómplices.


Si tuviera mi celular, me bastaría con utilizar el mapa satelital para encontrar una salida de este sitio. ¡Por qué se me ha juntado tanta mala suerte! Quizá no me deba encontrar con ella, puede que me esté distrayendo mientras están pidiendo por mi rescate. No tengo ni idea de lo que tiene pensado para después. Esa pesadilla debe haber sido un aviso de mi ángel de la guardia para alejarme sin hacerla sentir mal.


Si intento escapar asi ahora seria sospechoso para los transeúntes, sobre todo si es que hay alguien vigilando en la calle. Si me atrapa me podría volver a drogar con una dosis más alta o algo más fuerte de lo que sea que hayan hecho. No quiero pasar por esas experiencias… Esto ya es bastante largo para ser un sueño realista. Soñar que sueñas con despertar del sueño del que no has despertado, es una pesadilla.


—No soñé aquel primer encuentro. —Dije.


Me sigue costando entender. Pero me a permitido superar algo que todos tenemos, sin importar la edad. Mi cobardía, ante el amor y los sentimientos no correspondidos. Nunca me había atrevido a dar el primer paso en esas convivencias, de cierta forma esa pesadilla me ha curado el miedo. —Dije en voz baja, mientras, que veo entrar a Alina.


Espero que no haya escuchado esa última parte, lo que significa que mi oportunidad de salir de esta situación todavía esta pendiente. A pesar de todo, deseo hacerlo de la mejor manera, manteniendo al menos una amistad disimulada.


—¿Estás bien? Te ves un poco pálido. —Dijo Alina con preocupación.


Ella venia alegre, de lo que fuera que estaba haciendo, intente sonreír con mas realismo, pero se me nota el cansancio.


—¿Cómo no estarlo? Al menos sigo con vida. Nunca había consumido alucinógenos tan… —quise decir con algo de sarcasmo pero en su lugar le dije—. Supongo que sí, es solo que dormí tanto como para no perderme del agradable desayuno jejeje. Tengo un poco de mareo y dolor de cabeza por la incomodidad del suelo, pero estaré bien. Por el momento eh logrado controlar mis deseos de vomitar cual fuera la sustancia que me podría haber dado alucinaciones realísticas en mi sueño. —Respondí con una leve sonrisa.


—¿Alucinógenos? Que palabra más extraña para describir el contexto. Me alegra escuchar que te controlas, al menos me has ahorrado el trabajo de limpiar los vómitos, gracias —soltó una carcajada cubierta inmediatamente por su mano, al ver mi semblante—. No me hubiera gustado hacer trabajo extra el día de mi examen final. Eres bromista y resistente, estarás bien, por algo eres hombre. De hecho, pensé que todavía estarías durmiendo. Menos mal que llegue a tiempo, con tus confusiones podrías haber intentado hacer algo de lo que te hubieras arrepentido. —Dijo Alina.


—No te preocupes por eso, ha sido mi culpa por no darme cuenta de lo que esta pasando. Solo un tonto se alegraría al no ver un rostro tan amable como el tuyo, por ahora, solo necesito un poco de agua y que me prestes de buena voluntad unos momentos de intimidad en el baño. —Dije con cortesía.


—Si solo fuera eso estaría bien. El baño esta al fondo del pasillo, supongo que al pedirme privacidad no iras a hacer nada raro con tus manos ¿verdad? jajaja… Si te demoras mucho iré a comprobarlo jajaja. Ya que viste mi amable rostro, espero que no se infiltren en tus imaginaciones jajaja, confiare en tus buenas intenciones. ¿No? —Dijo Alina divertida, tratando de contener su risa. Supongo que es su manera de manejar el cansancio.


—Entiendo esa referencia y muchas gracias por la anticipada advertencia. Espero no hacer que pierda su tiempo en temas tan insignificantes, enseguida vuelvo. —Dije con un guiño, apresurándome a mi destino.


Caminando por el pasillo me encontré con el baño, la entrada esta protegida con una puerta corrediza de estilo japones, la abrí a toda prisa rogando que mi contención aguante lo necesario. Abrí los ojos como platos, sorprendido de lo que había adentro. Es notorio su ideal del conservadurismo, pero llegar a este punto de terror ante la tecnología es inaceptable e inhumano, ¿dónde me había metido?


Eso es solo un poso de tierra, un hueco profundo que esta cubierto por una tabla de madera, sin papel higiénico, ni un lavado o un balde para echarle agua. Podía ver una silla mal construida con cuatro palos de madera, un hueco a medida del ano y pocos centímetros más para soportar el peso de una persona delgada. Eso no es más que un hueco profundo que hace tiempo que nadie limpia, todo eso esta justo al frente de mí.


No es el más cómodo trono que esperaba, pero no era momento para quejas, ciertas necesidades no requieren de tanto lujo. Yo utilice lo que podía usar. Vomite un poco y salí lo más rápido que pude, el olor no es muy agradable, diría que apenas se podía soportar, junto con la idea la falta de higiene básica que se debe llevar en la delicadeza femenina.


Al regreso del baño me encuentro a Alina esperando con un vaso de madera, descansando al borde de la mesa. Verla allí parada con una cara cansada que aun mantiene una ligera sonrisa, intentando ofrecerme algo de bebida. Me sentí tentado a tomarlo pero como no había visto cuando la servía, no me da mucha confianza para aceptar. Me recuerda a las tensas escenas típicas de las películas dramáticas, un ambiente tenso al típico tenemos que hablar del problema.


Me quede parado un rato, mirándola, a ella y al vaso con agua para determinar si esta limpia o contaminada. Se me acercó y extendiendo mi mano con la suya. Me dio el vaso lleno de agua cristalina que sostenía en su mano derecha, después, ella regreso hasta la mesa y tomo otro vaso lleno de agua.


—Para beber un juntos. —Dijo Alina.


Mientras tanto me miraba con tranquilidad, notando que yo no tome de mi vaso por el temor de consumir algo que no me sentara bien.


—No te me quedes mirando como un bobo. Me voy a desgastar mucho más rápido si sigues admirando la belleza de esa manera, me haces sentir incomoda. —Dijo Alina para disimular, yo me acerque y le intercambie los vasos juguetonamente en un brindis.


—Muchas gracias Alina por prestarme el baño, debo decir que admiro mucho que las autoridades dejen funcionar a una escuela con una forma de convivir tan antigua y naturalista. Es notorio el poder que debe tener el dueño, pero en ese sentido está bien conservada la intensión. Admito que quizás es demasiado esencial para mi gusto. Tengo la teoría de que esto será un buen museo vivencial en el futuro. —Dije.


—¿Es tan interesante un museo vivencial? —Dijo Alina.


—Yo pagaría por unos días, sobre todo porque tienen sus casas individuales hechas de buena madera, todo es muy rustico. Es tan ecológico que me siento verdaderamente integrado con la naturaleza… Nunca había venido por estos lugares y debo decir que  deberían modernizarse un poco con la higiene. ¿Tú estás de acuerdo, con este estilo de vida? —Dije con un poco de sarcasmo.


—¿Qué quieres decir con eso? ¿Piensas que  no puedo notar tu intención burlona? Esta es la escuela más prestigiosa y costosa de todo el país. ¿Por qué no debería estar de acuerdo? Estoy estudiando aquí. No pretendas burlarte. Difícilmente vas a encontrar esta calidad educativa en otro lugar, no es fácil mantenerse aquí. —Respondió Alina.


—¡Oh! Valla, si es así, entiendo que es una forma de vivir muy sana y natural, mejor olvidémonos de ese asunto. Cuéntame que tal estuvo el examen del que me hablaste, ¿estuvo muy elaborado? Deberías comentarme qué tipo de temas les enseñan a los ricos en estos lugares, por lo que veo, sobreviviste a las justas pero lo hiciste jejeje. —Dije con cierto interés.


—Claro que estoy bien, hice todo lo que se espera de mí por algo soy de la nobleza, aunque sea la tercera hija no puedo dejar que el prestigio de mi familia caiga por los suelos y. ¡Claro! que soy buena en lo que hago, quizás no la mejor, pero si de las mejores y merezco respeto por ello. —Respondió Alina efusivamente.


—Que palabras tan apasionadas, me alegra que pienses asi. Digo eso porque yo no eh sido capaz de descubrir ese potencial en mí y te admiro por ese gusto. No soy de los que estudian a memoria. Me gusta aprender solo de aquello que encuentro interesante para el día a día, quizás todavía no eh encontrado la motivación del aprendizaje excesivo. —Dije.


—Aquel significado es un misterio, quizás algún día lo haré como se debe. —Dijo Alina.


—Eso significa, que estoy un poco celoso de ti y supongo, que ya sabes, que no se puede estar celoso de lo que no se admira, respeto eso y debes seguir adelante. —Dije.


—Tienes una manera rara para expresarte. Supongo que hay cosas que no entiendo de ti por la falta de conocimiento sobre tú lugar de origen. Me alegraría si me contaras un poco más de ti, soy curiosa sobre tu estilo de vida y geografía, puede que eso me motive a visitarte seguido y también me seria de mucha ayuda para regresarte al punto exacto del que saliste. Pero te aviso que me falta practica y puede que el punto no sea tan exacto como lo describo. —Dijo Alina.


—Yo… debo admitir que aun no comprendo del todo tus intenciones pero… bueno. Podría presumir de mí pero no soy de esos misóginos, soy un chico normal, uno que hace lo que la mayoría hace. Aún vivo con mis padres. Supongo que eso te decepciona tanto, aunque durante las vacaciones ellos se van de viaje y tengo la casa sola, digamos que estoy en el camino a la independencia, ya he hecho alguna que otra fiesta en casa. —Dije.


—¿Siempre te metes en problemas?. —Pregunto Alina.


—Por lo general soy solitario, siendo hijo único te terminas por acostumbrar, diría que puedes descubrir las maravillas ocultas de la independencia de esa manera. —Dije.


—Debe ser muy agradable tener todas las atenciones para ti, o debería decir, que desafortunado es no tener un apoyo sincero cuando más se necesita. Extraño a mis hermanos mayores, son un poco indiferentes y celosos pero me hacen caso, iré a verlos pronto. Al menos tus padres te prestan atención, supongo que eso explica porque te cuesta tanto relacionarte con los demás, para mi son estándares diferentes. —Dice Alina.


—Asi es, pero también es aburrido tener alguien que te interrumpa cuando haces algo que te interesa, tus hermanos me entenderán. La salud se vuelve más delicada cuando no mantenemos un estrés normalmente aceptable, es mejor asi para mi. —Dije.


—¿Qué haces en tu tiempo libre para necesitar soledad? —Pregunto Alina.


—En mi tiempo libre paso el día jugando con lo que me parece interesante, de vez en cuando salgo a sentarme a la orilla de algún lago o de cualquier otro lugar tranquilo, eso me ayuda a disfrutar de la buena lectura. —Dije.


—Es un lugar muy interesante del que vienes, sobre todo lo de tú gusto por la lectura, yo no diría que es algo muy común de escuchar. ¿Cómo se llama el lugar de dónde vienes? Me gustaría alguna vez pasar unas cortas vacaciones en familia, mi papá estaría encantado con ir a explorar. —Pregunto Alina.


—No es que tengo un lugar único del que venga, me he mudado con mis padres, antes vivía en otro lugar, pero ya hace 5 años que estoy en Abbiategrazzo. Allí conseguí trabajo como mapeador, no conozco mucho pero explorando descubrí varios caminos ocultos y poco transitados, que no conectan con ningún lado habitado. Siempre había pasado por el camino del lago, últimamente se ha convertido en mi rutina semanal, no sabría a qué otro lugar considerar un hogar.


››Mi familia suele mudarse cada pocos años, según el trabajo les indique, si no fuera gracias a la vida tan estresante de por allí, diría que de todos los lugares en los que eh vivido, esta ciudad es lo mejor. También considero que este es un lugar agradable… Los extraños turistas podrían pensar por el nombre de mi ciudad que es fácil engordar en ese lugar, con tanto pan y dulce. Sí dijeran que todos los que viven en cierto lugar son gordos solo por nacer allí, les explicaría lo contrario, un nombre no hace la diferencia. Yo evito etiquetar, porque luego se presta para convertirse en una ofensa. —Dije, con la mirada fija en el horizonte.


—Uhm… tienes unas ideas llamativas, pero por qué pensaría que todos los habitantes de ese lugar son gordos si tú eres flaco, sería como decir que el único deber de las mujeres es la sumisión a las órdenes masculinas y entregarse sin placer al desarrollo biológico, para que sus hijos sean entregados indiscriminadamente a otras parejas infértiles, solo por que el gobernante es un hombre machista. Disculpa si me eh imaginado que tú te lo habrías imaginado, pero me da nervios de solo pensarlo, seria el peor infierno. —Dice Alina conteniendo su risa nerviosa del miedo.


—¿Estás bien? Decididamente hay algún tipo de confusión irónica. —Pregunte, para entender por qué se burla a pesar de haberle discretamente dicho que no lo haga, su imaginación es muy amplia.


—Si, es solo que no conozco ningún lugar cercano que se llame Abbiategrazzo. De hecho, no conozco que haya algo en las cercanías tan grande como para considerarse siquiera un pueblo. Tendré que revisar de nuevo los mapas de mi padre, quizás están desactualizados. Estoy un poco emocionada con este descubrimiento. Creo que te puedo coger cariño por esa información. —Dice Alina, dándome a entender que sabía a qué me refería con esa indirecta, pero no le da ninguna importancia burlarse de ello, como si yo no lo hubiera hecho notar.


—Me estas bromeando ¿verdad? Es imposible que no conozcas la ciudad que está a unos kilómetros de aquí. Es más, por allí cerca debe estar la estación del tren, las vías unen todas las ciudades, por lo menos para mí no sé siente tan lejos. ¿Ya no soy tan llorón como para quejarme de la distancia? —Dije.


—Yo no me he quejado de la distancia. —Dijo Alina.


—Cuando se puede conseguir un transporte adecuado y buena compañía, se agradece. —Dije con tono de broma.


—Uhm… Lo siento si te di la impresión de conocer todos los alrededores, pero como una noble baronesa con fortuna y estudiante prometedora, no puedo ir husmeando por cualquier lado sin tener en cuenta las consecuencias. Me falta el tiempo y la edad para disfrutar de esos placeres mundanos.


—Supongo que entiendo, te deben mantener bien controlada. —Dije.


—Si necesitas de alguna información en particular, te la daré en cuanto lo investigue y lo considere seguro. ¿Sueles usar mucho el transporte publico? Por eso tienes las piernas débiles y cansadas. La falta de compañía no es el problema, pero eso, quizás, sea bueno por ahora… —Dijo Alina, con un tono calmo que deja sospechas.


—¿Es el accidente, la primera vez que nos vimos o me has visto antes? Ahora que te veo, siento algo familiar en ti. —Pregunte.


—Yo… no lo creo, pero… podría haber alguien que se parezca a mi. —Dijo Alina, dudando de sus palabras.


Tengo la impresión de que más que recordar, parece pensar en si es necesario contarme o no, lo que en realidad me había pasado. La vi quedarse sin aliento antes de completar su comentario. Dejo su boca entre abierta por unos momentos, para que cualquiera que sea lo que se haya quedado pensando por el camino, saliera a su debido tiempo, pero no dijo nada, solo hubo un prolongado silencio.


Si una mosca hubiera estado cerca, ya habría entrado en su laringe. Para ella, eso, solo era un accidente inesperado, y su accionar es y debe ser considerado un secreto a evitar con indudable certeza. Las graves consecuencias y severo castigo, sí ese conocimiento se viera descubierto, auguran algo peor que la muerte. Comencé a considerar lo que ella tenía en mente. Quizá que yo pudiera ser un espía o algo peor. Incapaz de encontrar el hilo importante del asunto, no intente aprovecharme de ella.


—Ayúdame a subir el acantilado y te llevare a conocer mi casa. Está relativamente cerca de aquí, te prometo que valdrá la pena, tengo una prometedora habilidad en la cocina. —Dije, mostrando mis dedos cruzados para aumentar ilusoriamente mí suerte.


—Uhm… sí, me gustaría hacer eso algún día, pero no estoy interesada en eso por ahora. Aún tengo muchas cosas por hacer en este lugar, si la invitación no tiene caducidad, la tomare en un mejor momento, para mí. ¿Eso te gustaría? —Responde Alina.


—Tienes miedo de que te pueda hacer algo ¿verdad? No te preocupes, mantendré mi distancia como hasta ahora, si mis acciones no son suficiente muestra de confianza, espero poder hacer algo más para demostrar mi mérito. —Dije, mientras ella me desvía la vista para coger algo que no está a mi alcance.


—No es eso lo que me preocupa, hay algo más importante que eso… ¿viste el libro que traía anoche dentro de mi capa? —Pregunto Alina con desesperación y rabia, después de revisar entre sus cosas.


—No. ¿Por qué me importaría un libro en este momento? —Dije.


—Lo estoy buscando, no habrás… por casualidad, decidido escondérmelo, ¡debes decírmelo! Cuando me enojo de verdad soy peor que el infierno —Dijo Alina, mientras un extraño aire se agita a su alrededor, amenazando con levantar algo más que sus cabellos.


—En realidad, no lo vi, estaba oscuro, a las justas te podía distinguir a ti. Disculpa-me si estoy más preocupado por otros temas… ¿Es algo importante? Lo buscaremos. —Respondí sorprendido y empático con la sensación.


—¡Tonto! Ese es un libro especial, ¿cómo se te ocurre no darte cuenta, acaso no viste los símbolos? —Dijo Alina.


—¿Qué símbolos? —Pregunte.

—¿A quién se me ocurre preguntar? —exclamo Alina—. Es un libro grande y pesado, difícilmente pasaría inadvertido.


—No tengo el mal habito de tomar cosas que no son mías. Deberías examinar con mejor detalle antes de pensar en conclusiones tan precipitadas. —Dije con incomodidad.


—Lo mismo digo, podrías descubrir información importante. Agradezco que hayas controlado tu curiosidad —dijo Alina desesperada por encontrar una solución, controlándose, añadió—. Es algo que no entiendes, pero si es cierto que la importancia de ese libro es tan amplia como el secreto que contiene.


—Tú tampoco te disté cuenta y el libro es tuyo. Se supone que cada uno es consciente de lo que tiene, deberías cuidarlo un poco más. Si yo lo hubiera sabido, lo tendría en cuenta. —Dije con un poco de molestia.


—No intentes justificarte con eso, ¡tenemos que recupérarlo de inmediato! —Grito Alina asustada y continuo—. Ese libro es una reliquia secreta de mi familia y es invaluable. Si no lo recuperamos no podré regresar te… Tendré que cortarte la cabeza y dejar que te desangres para poder justificarme y salvarme del castigo.


››Aún peor que eso, el castigo por ese delito es peor que el castigo de la destrucción —añadió con un tembloroso susurro, su voz llena de pánico—. No quiero dejar que eso suceda. —Su expresión quedo silenciosa y su cara pálida.


—Pero es solo un libro, no veo como un texto me podría ayudar a regresar a casa. Será importante para tú familia, pero no tiene una mayor utilidad para alguien que no sabe usarlo. —Dije.


—Eso… Tú no sabes usarlo. —Respondió Alina.


—¿En qué podría ayudarnos? No parece un mapa de viajes. Si fuera el caso, lo podrías recomprar en cualquier momento, nadie se dará cuenta. Es mejor mirar la pantalla del teléfono para descubrir nuestra ubicación, basta con encontrar un poco de señal, eso sí es útil ¿también prohíben los teléfonos? —Quise decir, pero recordé que es un lugar alejado y la señal no sería buena.


En su lugar dije—. No tienes que enojarte por ello. Si me lo pides te ayudare a buscarlo, pero debes dejar de recurrir a las amenazas, arruina tú belleza y está comenzando a parecerme realmente molesto. Después de todo, la mayor parte del problema lo causaste tú.


—¿Por qué me hechas toda la culpa? Asume algo también. —Dijo Alina, estresada.


—Pero… Sabes que no puedo moverme libremente en estas condiciones, me podrían atrapar —dije, tomándome un momento para pensar y añadí, viendo la oportunidad de explorar—. Si lo vamos a hacer, que sea pronto. Tengo que regresar a casa antes de que mis padres se den cuenta y quisiera dejarte contenta.


—No tienes ni idea de lo que me estás diciendo, así que borra tus malos pensamientos. No me estás haciendo un favor. Si alguien más descubre ese libro, ambos vamos a tener muchos problemas. Tantos, que volver a casa será el menor de tus problemas. No me pidas calma cuando es obvio que es eso lo que estoy intentando hacer. —Dice Alina, respirando profundamente.


››Perdiéndose en su habitación, luego de un pausa añade—. Te eh traído algo que seguramente me podrás agradecer. Deja de quejarte por cómo me expreso. Estoy siendo más sincera y cuidadosa con mis palabras que otro noble.


—Relájate un poco y regresemos a buscarlo, seguramente nadie se ha dado cuenta, el lugar no parecía muy concurrido. —Dije y luego con tono de burla, añadí—. No es que me disguste estar desnudo, pero tengo miedo de darle suficientes razones a los extraños para masturbarse con mí definida figura. Ni en sus sueños jajaja.


—Pervertido, si serás de… No puedes andar por allí en ropa interior, mucho menos conmigo a tú lado. Te eh pedido que me respetes como la baronesa con fortuna que soy. Toma esto, cámbiate rápido, me agradecerás después, cámbiate y vamos a buscar mi libro antes de que sea demasiado tarde. —Dijo Alina, sacando la ropa de su maleta, es un uniforme masculino que afortunadamente tiene mí talla.


Me cambie inmediatamente, notando que el uniforme me aprieta en ciertas partes íntimas. Con esfuerzo y cuidado, estoy listo. Fuimos a buscar el libro. El sol ilumina el sendero y los altos árboles proyectan sombras, algunas llegan al camino para refrescar del sol, algunos pájaros cantan entre las ramas, ahogado su canto solo por los estudiantes que murmuran en su lugar la preparación de su prueba.


No logre descubrir que tipo exámenes realizan al interior de esas grandes tiendas, pero los destellos de luces, sonidos caóticos y los ocasionales rostros frustrados, tristes o sorprendidos de algunos estudiantes saliendo no me alegran la vista, por el contrario me ponen nervioso.


—Entonces, ¿por dónde empezamos? —Pregunte, mirando alrededor y tratando de discernir alguna pista.


Alina señaló hacia un área más específica, cerca de un grupo de arbustos. —Creo que fue por aquí, cerca de esos arbustos. Pero no estoy segura. Todo sucedió tan rápido.— Alina se agachó y comenzó a revisar meticulosamente el suelo, apartando la hierba con las manos.


Recorrimos lentamente el lugar para encontrar el sitio exacto en el que nos habíamos encontrado la primera vez y no llamar la atención. Nos aseguramos de estar relativamente solos, turnándonos para encontrar el libro como aguja en el pajar. Afortunadamente nadie había pasado por allí. Hasta que note a alguien que se acerca, siguiendo un patrón establecido para su trabajo. El sonido de la hoz cortando se mezcla con la tensión en el aire.


El césped esta siendo tallado por un hombre con una hoz en las partes colindantes. Nos regala sus miradas cada cierto tiempo. Me uní a la búsqueda, intentando concentrarse a pesar de la inminente presencia del jardinero. Deslumbrante como es el sol en un día sin nubes, limita la visibilidad y mi actuación para no llamar la atención. Debo entrecerrar los ojos y usar mi mano de visera. La hierba cruje bajo nuestros pies.


—El lugar es enorme y nos estamos demorando mucho, nos sirve reducir el área. Tal vez deberíamos dividirnos y buscar en diferentes áreas. —Sugerí, mirando la cercanía del jardinero.


—No sé exactamente dónde lo perdí. Fue en algún lugar por aquí. —Alina frunció el ceño, recordando el incidente de la noche anterior.


Alina asintió, comprendiendo la lógica de mi propuesta. Nos separamos con la esperanza de cubrir más terreno. Intentando no distraerme con los sonidos provenientes de las tiendas donde se llevan a cabo los exámenes.


Encontré en poco tiempo lo que estábamos buscando, ahora todo debería estar bien. Yo que vi el libro primero, me acerque rápidamente para esconderlo, notando un grupo de jóvenes curiosos en nuestra dirección. Al pasar el grupo de estudiantes lo saque. Abrí la primera página antes de entregárselo, y asi poder quitarme la duda, Al mirar la portada, me parece un libro como cualquier otro: tiene símbolos y extraña escritura sobre la portada, el interior  tiene más letras y símbolos complejos hechos artesanalmente. Parece una edición especial de alguna novela de fantasía famosa para un publico en especifico.


Todas las palabras tienen un significado desconocido para mí, no pude adivinar que idioma es o en que tipo de criptografía se había codificado. De repente, deje escapar un suspiro.


—¡Aquí está! —Exclame, levantando el libro. Parecía ileso, a pesar de la noche que había pasado al aire libre


 Alina lo cogió de mis manos y luego de leerlo por un rato, su cara de sorpresa y decepción se hacía más evidente. Su desesperación había aumentado tanto que tenía la mandíbula casi colgando. Me intriga saber qué es tan preocupante como para poner esa cara y qué es lo que lee.


Me interesa el método que tiene para descifrar el texto, miro con atenta curiosidad. Intente preguntar por la relación que tiene con que yo pueda regresar a mi casa, a mí me parece solo un libro muy antiguo con algunas de esas personalizaciones tan fandom: forrado en cuero y metales preciosos.


En eso vi una chica con el mismo uniforme que Alina, acercándose lentamente. —¡Vayámonos de aquí antes de que nos vean! —Sugerí, caminando rápidamente hacia un lugar más alejado.


Ella levanto una de sus manos para mandar saludos. Revise  mis alrededores actuando con indiferencia, pero al ver su dirección y nuestra soledad, le correspondí de la misma forma. Pensé que esa chica me había confundido con otra persona debido a la distancia. Le avise a Alina con un gesto y ella escondió el libro de la mejor manera posible, simulando que me muestra el lugar.


Creo que es su mayor o su compañera de estudios, ya que pronuncio su nombre al estar relativamente cerca, supongo que la reconoció con solo verla desde atrás. Yo hace un tiempo que no me fio de ello, hay gente que tiene similitudes difíciles de distinguir a cierta distancia. La desconocida se presentó y afirmo que solo se nos acercó a saludar, ya que le parece extraño ver a su amiga tan cerca de buena compañía masculina. Mientras ella se acerca a Alina para darle un abrazo. Alina la evitaba y escondía el libro dentro de su ropa.


—Alina, ¿qué tal te fue?, ¿ya viste tus resultados?, ¿te fuiste antes porque tenías una cita? No debes avergonzarte. Como te veo contenta, puedo guardar el secreto, si me lo pides… Si estuviera en tú lugar, también intentaría mantenerlo en secreto. —Dijo su compañera con una sonrisa, mientras se acercaba por detrás de Alina, susurrándole algo al oído.


—No es nada del otro mundo, Brenda. Gracias por guardar el secreto. Todavía no eh visto todos los resultados, pero logre enterarme que estoy en el top de los 30 mejores, como de costumbre, me alegra poder mantener mi habitación por un tiempo más. Tengo planes para re-decorar un poco jejeje y ¿qué tal te fue a ti? —Respondió Alina, después de dar un pequeño salto y mantener la compostura por el intento de abrazo.


—Te felicito, yo también estaba por entrar en el top pero me quede unos puestos por debajo. Todavía debo seguir mejorando… al menos es un resultado más alto que el de la ultima vez. Por cierto, estaba yendo a comer y te vi, pensé que podríamos hablar sobre cómo mejorar el entrenamiento y planear algo divertido, claro, si no tienes nada más que hacer, ya sabes esa cosas. Asi que me preguntaba si quieres ir a comer conmigo. —Dijo Brenda.


—Parece buena idea, pero ahora tengo compañía, quizás más tarde. Ahora tengo que dar un recorrido a un posible estudiante, cuando este libre podemos hablar sobre el tema ¿qué te parece? —Dijo Alina.


—No te preocupes por eso. No me incomoda tener un poco más de compañía, creo que tendrá una explicación más amplia si las dos le hacemos el recorrido, podría ser divertido que me lo presentes. Siempre es agradable conocer a más estudiantes de la escuela, sobre todo si es uno que logro llamar tú atención. —Dijo Brenda con una sonrisa, señalándome con sus ojos mientras Alina refunfuña en silencio.


Brenda centro su atención en mi y dijo —Sabes, no es fácil verla reunida con algún hombre. Tienes mucha suerte, no sé sabe cuanto va a durar. Seria bueno que aproveches. —Añadió un saludo: inclinándose levemente hacia adelante, mientras se arrodilla y agacha la cabeza.


—Ah… él no es un estudiante todavía, vino a pasar la prueba y le doy consejos. Ya lo había mencionado. Si sigues dejando pasar los detalles importantes, no mejoraras. —Dijo Alina, interrumpiendo mi respuesta.


—No quiero profundizar, pero dar una respuesta tan fácil como: me lo encontré por casualidad, no es muy bueno ubicándose. ¿No es muy ofensivo? —Comento Brenda.


—¿Es realmente malo querer mejorar? —Dijo Alina.


—¿Le das tutorías porque lo conoces? —Pregunto Brenda.


—Creo que no pasara la prueba, suele ser distraído, espero guiarlo personalmente para que llegue sano y salvo a su destino. Si hubiera llegado más temprano, hubiera dejado que aprecie mis resultados. —Dice Alina con una risa un poco forzada.


—Diría que eso no es cierto, o debe estar muy confiado para usar el uniforme antes de saber los resultados. Mi nombre es Brenda Bonn, Vizconde, hija de la noble familia Fleming, tengo 16 años. Es un gusto. ¿Cómo te llamas? —Dijo Brenda de manera formal.


—Solo prueba el uniforme para ver si es su medida, ¿por  qué es importante su nombre? Olvidas que en escuela no valen los títulos. La verdad, es que él quiere pasar desapercibido y ver qué tan cómodo se siente. Está un poco más ansioso por probar nuevos conocimientos. —Dice Alina, interrumpiendo mi presentación.


Tiempo suficiente para recuperarme de la sorpresa. ¿Todavía usan títulos para diferenciar clases sociales?¿qué tan importante es?


—Mi nombre es Jorge Raúl de la familia Medrano Ríos y también tengo 16 años. Me alegra que seamos de la misma edad, esa contemporaneidad me hace sentir en confianza con ustedes. —Dije.


Brenda sonrió y dijo. —Es un placer conocerte Jorge. Bienvenido a nuestra escuela. ¿De dónde eres?


Antes de que pudiera responder, Alina intervino. —Él viene de muy lejos, es un país extranjero del que probablemente no has oído hablar. No  debemos pensar en ello.


Brenda parecía confundida por la interrupción de Alina, pero continuó amablemente. —Bueno, es un viaje largo. Espero que disfrutes tu visita aquí. Alina es una gran tutora, aprenderás mucho con su ayuda.


Asentí y respondí. —Sí, Alina ha sido muy amable al mostrarme los alrededores. Este parece un lugar interesante para estudiar.


Brenda asintió entusiasmada. —¡Lo es! Tenemos excelentes profesores y muchas oportunidades para crecer. Estoy segura de que serías una gran adición a nuestra escuela.


—Es agradable pasar tiempo con ustedes. Aun que ese no siempre sea el tiempo que se requiere para conocernos adecuadamente. Podríamos continuar mientras el destino nos lo permite. —Respondí al tiempo que hacia una reverencia: poniendo mi mano a la altura de mi corazón, me incline en un angulo de 90 grados, manteniendo mi distancia.


—¡Vaya! Honor tan agradable. No escuche nada sobre su prestigiosa familia, pero me gustaría comenzar una larga amistad contigo. Quisiera conocerlo mejor, si se me permite… —Respondió Brenda y desvió su mirada a Alina, que la mira con seriedad—. Ahora veo porque no lo presentas con tanta facilidad y entiendo que deseen pasar desapercibidos. Pueden confiar en que guardare el secreto, estaré a la altura de sus expectativas. —Brenda le hizo una disimulada cara de sorpresa y envidia a Alina.


—No sé si eso sea posible. Él está aquí para hacer su registró a las clases vacacionales de nivelación, probablemente se transfiera a otra escuela cuando terminen sus vacaciones. Su familia estará aquí por un corto periodo de tiempo. —Dijo Alina con una cara de sorpresa y molestia, tratando de mantener la compostura como si lo que dijo Brenda no fuera lo que quería que fuera escuchado.


Pensé, debo preparar un contingente para futuros malos entendidos. No sé lo que ellas están pensando, pero no me quiero involucrar.


Hubo un corto periodo de tiempo en el que se miraron con intensidad antes de responder. —Eso es una pena. Pensaré en un futuro cercano más positivo. —Volteo a mirarme con una sonrisa amable—. Si pasas el examen espero tener algún aviso, quizás el próximo ciclo nos veremos más seguido, pero si no te encuentras cómodo… eso también significa que tenemos poco tiempo para conocernos. —Dijo Brenda con tristeza.


Alina tosió un poco y dijo. —Bueno, no nos adelantemos, primero debe pasar las pruebas de admisión. Pero estoy segura de que no lo hará bien. Es  un caso perdido.


Brenda sonrió pícaramente. —¡Oh, claro! Las pruebas. Estoy segura de que estará bien, ya que tiene a la mejor tutora ayudando. ¿No deberías animarlo? Parece que estas en contra.


Me sentí un poco incómodo ante la insinuación, pero Alina rápidamente cambió de tema. —De todos modos, deberíamos continuar el recorrido —me dijo y miro a Brenda para despedirla—. Fue un gusto verte, Brenda. Hablaremos más tarde.


—Con más razón, debemos compartir experiencias agradables para iniciar una buena amistad. Le expreso que sería agradable tenerlo de compañía en nuestra mesa. Así podremos escuchar algunas de sus tantas historias mientras comemos. El recorrido puede esperar, no es tan importante como la comida, ¿verdad? —Dijo Brenda, usando su influencia para cumplir su capricho— Instó, se considere mi propuesta.


—El placer es totalmente mío, pero en este momento, no traigo conmigo nada valioso que intercambiar por la comida, además no sería agradable de mi parte incomodar con mi presencia, su amical alegría. —Respondí con amabilidad.


—No te preocupes por esos detalles, eres muy considerado, incluso yo me olvido de traer las monedas de la escuela, son tan pesadas y ocupan tanto espacio que no las puedo tener siempre conmigo. Eres nuevo no sería fácil tenerlas, pero es bueno tener conocidos con experiencia y con la amabilidad de ofrecer la invitación. —Dijo Brenda, mirándome a los ojos.


Alina parece notoriamente incómoda con la invitación de Brenda. Rápidamente intervino. —Oh, no hay necesidad de eso. Tenemos mucho que hacer en el recorrido y el tiempo para la comida está incluida.


Brenda frunció el ceño ante la evasiva de Alina, pero mantuvo la compostura. —Está bien, no hay problema. Esta vez es de mi parte, yo pagare. Será conveniente que me deba un favor y no dudo que tenga sus medios, es solo una cortesía. Ruego que no se considere mi atrevimiento como una falta de respeto. Estoy mostrando mi gratitud. —Dijo Brenda con una sonrisita.


Le dediqué una cálida sonrisa a Brenda. —El gusto es mío. Gracias por la amable invitación. Ya que su amabilidad lo permite, no debe ser un gran problema. Por favor, me pongo a su cuidado. Y si la jovencita Alina nos sigue, guié el camino.


—Deber un favor no es algo que se pueda tomar a la ligera. Brenda, no deberías decir eso, él podría rechazarte en el futuro por sentir que te estas aprovechando. —Dijo Alina.


—Esa debería ser la reacción natural, pero la señorita   Brenda tiene razón, yo también tengo un poco de hambre y la comida es más importante que el recorrido. ¿Te unes? —Dije.


—Debo recuperar energía luego del examen, supongo que está bien si compartimos el favor. Tomare toda la responsabilidad, pienso que soy la más preparada para eso. Si sigues ofreciendo lo que no tienes, voy a terminar en una mala situación. —Dijo Alina, asintiendo a Brenda.


—Cuento con ello, Alina. Jorge, me da curiosidad su interés por estudiar con una edad un poco tarde a la normal. Seguramente disfruta de muchas aventuras con sus conocidas, quizás lo podamos acompañar en algún momento, podríamos ser de utilidad para alejar a esas personas que son interesadas. —Dijo Brenda con interés.


—Si es asi, entonces las acompañare para descubrir cual es la mejor manera de pagar mi deuda. Reconozco que están bien preparadas y espero que los intereses me sean favorables. A mi también me gustara disfrutar de sus historias, estoy seguro de que son más interesantes que las mías. —Dije con una sonrisa.